El candidato t¨ªmido que promete una conmoci¨®n
Eduardo Madina, el aspirante m¨¢s joven a liderar el PSOE, reniega del ¡°aparato¡± Si pierde, asegura que renunciar¨¢ a las primarias: ¡°No dar¨¦ la lata¡±
Mi¨¦rcoles 9 de julio. Siete de la ma?ana. Eduardo Madina se levanta para afrontar su vig¨¦simo sexto d¨ªa de campa?a. Ha perdido tres kilos desde que se present¨® como candidato a secretario general del PSOE y con las prisas por llegar a tiempo a Telecinco, donde tiene una entrevista a las nueve, se ha olvidado un cintur¨®n que ahora s¨ª le hace falta. Alguien de la cadena le deja uno. El m¨¢s joven de los tres aspirantes, de 38 a?os, llega al plat¨® acompa?ado por dos fieles escuderos: su mejor amigo, el psic¨®logo Jordi Gir¨¢ldez, y Daniel Bardav¨ªo, el periodista que le gestiona las entrevistas, como esta en El programa del verano. Joaqu¨ªn Prat y Sandra Barneda presentan al invitado. Madina, en el PSOE desde los 17 a?os, coge una bocanada de aire, como la que precede a los grandes esfuerzos, antes de saludar y comenzar una jornada a la que le quedan 15 horas y 3.500 kil¨®metros por delante.
A preguntas de los presentadores y de tres veteranos periodistas pol¨ªticos, Madina insiste en que ¨¦l no es ¡°el candidato del aparato¡± y aclara que no ha seguido la campa?a de sus dos contrincantes, a los que se refiere como ¡°mi amigo Jos¨¦ Antonio¡± y ¡°el se?or Pedro S¨¢nchez¡±. Niega que sea ¡°un blandito¡± ¡ª¡°Los que dicen eso no me conocen¡±¡ª y pide que la justicia act¨²e pronto en el caso de los ERE, ¡°caiga quien caiga¡±.
La entrevista es m¨¢s larga de lo que esperaba, casi 50 minutos. Jordi y Daniel le recogen al terminar con el mismo esp¨ªritu de los preparadores que jalean al boxeador en la esquina del ring despu¨¦s de cada asalto. ¡°Has estado muy bien¡±, ¡°has tocado muchos temas¡±, le felicitan. ¡°Jordi lo sabe todo de m¨ª. Nos conocemos desde ni?os¡±, explica Madina. ¡°Me aporta estabilidad emocional. Me ayuda a aumentar la confianza en mis propias capacidades¡±.
Gir¨¢ldez le acompa?aba tambi¨¦n en uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de su vida, el juicio contra los etarras que intentaron matarle en 2002 colocando una bomba en su coche que le amput¨® la pierna izquierda. Madina ten¨ªa entonces 26 a?os reci¨¦n cumplidos y era militante de las Juventudes Socialistas de Euskadi. El candidato no mencionar¨¢ el atentado en ninguno de sus discursos. Durante el juicio, en 2006, sufri¨® especialmente por la exposici¨®n que supon¨ªa,? ya que sus palabras ante el juez iban a escucharse en todas las televisiones.
10.00. El aspirante a la secretar¨ªa general del PSOE se dirige en coche al aeropuerto para viajar a Canarias, la plaza en la que su contrincante Pedro S¨¢nchez estuvo el d¨ªa anterior y en la que le gan¨® por 1.796 avales frente a 877.
¡ª ?Por qu¨¦ es tan malo ser del aparato?
¡ª Yo soy agn¨®stico en materia de aparato. El aparato es la estructura org¨¢nica del partido. Yo no soy del aparato, soy m¨¢s de la gente al pie del ca?¨®n.
¡ª ?Se arrepiente de haber pedido que se conociera el reparto de avales tras perder ante S¨¢nchez?
¡ª No entiendo por qu¨¦ se entendi¨® como una petici¨®n contra alguien. No, no me he arrepentido. Lo ped¨ª por transparencia.
Cuenta que medit¨® mucho presentarse. Entre tanto, rechaz¨® la oferta de Carme Chac¨®n de ser el segundo de su candidatura. ¡°Le dije que no porque no me pareci¨® un proyecto suficientemente renovador¡±, explica. ¡°Carme perdi¨® un congreso pero se va a presentar a las primarias en cualquier caso. Yo, si gano el congreso, pensar¨¦ si me presento. Pero si pierdo, no lo har¨¦. Si pierdo este domingo, se acab¨®. No dar¨¦ la lata¡±.
Preguntado por si sue?a con ser presidente del Gobierno, asegura que no lo ha pensado; que, de momento, su meta es el pr¨®ximo domingo, cuando los militantes del PSOE votar¨¢n para elegir a su pr¨®ximo secretario general. El que a¨²n lo es, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, le ha recomendado ¡°tener m¨¢s presente al partido antes que a sus dirigentes¡± y, antes de responder a cualquier pregunta, ¡°pensar si ser¨¢ bueno para el PSOE¡±. ¡°Decid¨ª dar este paso adelante en un momento muy jodido para el partido, pese a que estar¨ªa muy a gusto dando clases en la universidad [fue profesor de Historia en la Carlos III de Madrid]. Pero lo he hecho porque mucha gente me lo ped¨ªa y lo he hecho cuando cre¨ª que pod¨ªa hacer una buena candidatura [llam¨® a su jefa de campa?a, Inma Aguilar, hace ocho meses]. Quiero que esto salga bien¡±, prosigue.
Su tel¨¦fono suena sin parar. ¡°?Otra entrevista? ?Me vais a matar!¡±, se queja a alguien al otro lado de la l¨ªnea. Algunos pol¨ªticos adoran los micr¨®fonos y se arriman con inter¨¦s a los periodistas. Madina no. Es t¨ªmido, desconfiado. No regala las sonrisas. Es evidente que detesta esa parte del gui¨®n del candidato. A este bilba¨ªno nieto de minero e hijo de socialistas le cuesta venderse.
Hoy solo le acompa?a a Tenerife desde Madrid la diputada canaria Pilar Grande, para ahorrar. Su equipo, compuesto por un n¨²cleo duro de ocho personas (un soci¨®logo, un fot¨®grafo, dos expertos en redes sociales...) se ha quedado en Madrid. ¡°Todo el mundo que trabaja en esta campa?a lo hace gratis. Los viajes, las comidas, los peajes... los pago yo. El 14, despu¨¦s de que nos den las notas, mirar¨¦ el recibo de mi tarjeta de cr¨¦dito¡±.
11.50. Madina intenta dormir un poco en el avi¨®n a Tenerife, sentado detr¨¢s de una familia entera vestida de Mickey Mouse. Una ni?a llora a todo llorar, para desesperaci¨®n del pasaje; la mayor¨ªa, gente que se va de vacaciones. El candidato se resiste a abrir los ojos pese a los berridos. Finalmente, duerme unos minutos. Despu¨¦s retoma la lectura de Burlando a la parca, una novela policiaca de Josh Bazell. Una pasajera se acerca con una nota con peticiones. Se llama Ana, es enfermera. ¡°La cosa est¨¢ muy mal¡±, le dice. Madina la lee y la guarda.
13.45, hora canaria. La diputada de Tenerife Patricia Hern¨¢ndez le recibe en el aeropuerto con elogios sobre el v¨ªdeo que acaban de difundir, titulado Volver a so?ar y que presenta a Madina como ¡°el hombre tranquilo que viene a cambiarlo todo¡±. El candidato vuelve a verlo una vez m¨¢s en el m¨®vil: ¡°A los 17 a?os me hice socialista para intentar cambiar las cosas y en estos a?os he visto que algunos se han vuelto conformistas. Pero yo no entregu¨¦ los mejores a?os de mi vida para eso¡±, se le oye decir, con una musiquita de fondo. ¡°El PSOE no puede ser m¨¢s de lo mismo. Ser socialista significa no conformarse...¡±
De camino a una comida con socialistas canarios, la diputada Patricia Hern¨¢ndez le aconseja: ¡°Prospecciones, prospecciones, prospecciones¡±, en alusi¨®n a las perforaciones en busca de hidrocarburos aprobadas por el Ministerio de Medio Ambiente frente a la costa de Fuerteventura. Pero a Madina, durante su discurso en el almuerzo, se le olvidar¨¢ mencionar el tema que tiene en pie de guerra a los socialistas canarios.
El candidato pide una alta participaci¨®n el domingo ¡°para cambiar la historia del PSOE y de la pol¨ªtica en Espa?a¡±. ¡°Estamos condenados a la renovaci¨®n, a presentar nuestro proyecto pol¨ªtico m¨¢s importante desde 1982¡±, dice. Madina presume una vez m¨¢s de haber logrado que todos los militantes voten el domingo. ¡°Me la jugu¨¦ y sali¨® bien¡±, cuenta ante los comensales. Reivindica la celebraci¨®n, por primera vez, de un debate entre los aspirantes ¡ª ¡°Ferraz era una fiesta¡±¡ª ; promete ¡°unidad e integraci¨®n¡± para ¡°cerrar las heridas¡± del congreso que enfrent¨® a Chac¨®n y Rubalcaba; tambi¨¦n ¡°un cargo por persona¡±, ejecutivas integradas ¡°por gente que se lo sepa¡± y recuperar la secretar¨ªa de movimientos sociales.
A ratos, habla como un candidato a presidente del Gobierno: el que promete derogar la reforma laboral, recuperar la ley de plazos sobre el aborto, hacer una reforma fiscal para que paguen m¨¢s los que m¨¢s tienen o modificar la Constituci¨®n para introducir unos m¨ªnimos de inversi¨®n p¨²blica en educaci¨®n y sanidad. ¡°No estoy hablando de pelear para ganar diez diputados, sino para lograr una conmoci¨®n pol¨ªtica. Tenemos que ser valientes. Ir a por todas¡±, sostiene.
La veterana Loli Pelayo, que particip¨® en la legislatura constituyente de 1977, recoge el guante: ¡°Tu candidatura genera ilusi¨®n. Quiero que triunfes. Quiero ver el triunfo del PSOE contigo al frente d¨¢ndole ca?a al PP¡±, dice. Edu Febles, de 16 a?os, y miembro de las Juventudes Socialistas, confiesa que por edad a¨²n no puede votar como militante el domingo: ¡°Pero te pido dos cosas: que no pactemos con la derecha, que no nos hagan hacer su pol¨ªtica, y que si sales elegido presentes un programa que vayas a cumplir. A m¨ª me est¨¢ costando mucho convencer a mi propia familia, dicen que los pol¨ªticos prometen una cosa y hacen otra¡±.
Al terminar la comida, todos se acercan a Madina como si fuera un rey mago: con una lista de peticiones ¡ªm¨¢s atenci¨®n a los concejales, a los Ayuntamientos, menos divisi¨®n interna...¡ª y para hacerse a continuaci¨®n una foto con ¨¦l.
La siguiente parada es el centro Cajasiete para un acto con militantes. El equipo que ha organizado el acto est¨¢ preocupado por la asistencia. Les inquieta haber resuelto mal el eterno dilema en las campa?as: escoger un sitio peque?o y que se llene o un sitio grande y arriesgarse a que parezca casi vac¨ªo. ¡°Pedro S¨¢nchez organiz¨® su acto el d¨ªa anterior en un sitio de 90 sillas y se llen¨®, claro. En el nuestro caben 250¡±, explican, temerosos. Al llegar, todos los asientos est¨¢n ocupados. Patricia Hern¨¢ndez confiesa su alivio y presenta al candidato: ¡°?Ha enfadado a unos cuantos poderosos para que ustedes tengan voz y puedan votar el domingo! Si Eduardo Madina ha conseguido cambiar el partido sin ser secretario general, imag¨ªnense lo que puede hacer si llega a serlo¡±. El p¨²blico aplaude. Muchos llevan camisetas en las que pone Yo voy con Edu.
Sentado sobre la mesa del sal¨®n de actos, sin un papel, Madina pronuncia un largo discurso en el que vuelve a olvidar las prospecciones, pero un militante se lo recuerda en el turno de preguntas. ¡°Si de m¨ª dependiera, los permisos quedar¨ªan anulados porque es una barbaridad¡±, le contesta. Otro le pregunta por las listas abiertas y el candidato responde: ¡°A lo mejor estoy perdiendo votos al decir esto, pero no tengo claro que las listas abiertas sean lo mejor. Me preocupa la forma de financiar esas campa?as. Quiz¨¢ s¨ª habr¨ªa que rebajar los avales¡±. Madina se despide animando a la militancia: ¡°De este congreso vamos a salir imparables. ?Les vamos a dar el susto de su vida!¡±, dice, refiri¨¦ndose al PP.
Entre los asistentes hay militantes que tambi¨¦n acudieron a escuchar a Pedro S¨¢nchez y que est¨¢n indecisos. Uno de los m¨¢s veteranos cree que Madina mejorar¨¢ el domingo los resultados obtenidos en el recuento de avales, aunque duda de que sea suficiente para ganar a S¨¢nchez, al que ve como ¡°el brazo del viejo aparato, el candidato de las vacas sagradas del PSOE¡±.
Madina no se ha referido al atentado. ?nicamente ha asegurado que se meti¨® en pol¨ªtica porque en su pa¨ªs se mataba a la gente. Sin embargo, los asistentes a su ¨²ltimo discurso en Tenerife s¨ª lo comentan. ¡°Ten¨ªa 26 a?itos y su madre muri¨® poco despu¨¦s, de un infarto. Haber superado eso demuestra mucha fortaleza¡±, se?ala una militante. ¡°Haber sufrido tanto le permite entender mejor el sufrimiento de los dem¨¢s. Algo muy necesario ahora¡±, comenta otro.
23.15. Madina aterriza en Madrid. Parece mucho menos cansado que por la ma?ana. Afronta la recta final de su campa?a, que cerrar¨¢ el domingo en Bilbao con Patxi L¨®pez. Cuando llegue a casa, su hijo Unax, de cinco a?os, ya estar¨¢ dormido. ¡°Lo que peor llevo de todo esto es lo poco que le veo¡±, dice.
Gran parte del d¨ªa se ha ido en desvincularse del famoso aparato ¡ªes decir, del n¨²cleo del partido¡ª y en insistir en que el PSOE y ¨¦l mismo son ¡°de izquierdas¡±, lo que prueba el delicad¨ªsimo momento que atraviesa una formaci¨®n que ahora se ve obligada a aclarar que ¡°no es m¨¢s de lo mismo¡±, que no se parece al PP.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.