Florenci, el banquero menestral
El padre de Jordi Pujol hizo gran parte de su fortuna con el contrabando de divisas
?Qui¨¦n fue Florenci Pujol, el tenedor de la fortuna en el extranjero que supuestamente destin¨® a sus nietos y a su nuera, Marta Ferrusola, y que seg¨²n su hijo Jordi es la causa de sus actuales desvelos?
Florenci Pujol i Brugat, nacido en Darnius, Empord¨¤, en 1906 y fallecido en 1980, fue un tipo listo. Un hombre hecho a s¨ª mismo. Empez¨® en las finanzas como botones de la Banca Marsans, despu¨¦s de que su padre, un fabricante gerundense de tapones para champ¨¢n franc¨¦s, se arruinase hace cien a?os por culpa de la Guerra Mundial, que asol¨® la Champagne. ¡°Era un hombre espabilado; lo demuestra el hecho de que, desde la condici¨®n subalterna, con el tiempo lleg¨® a ser un bolsista muy considerado a base de haber observado c¨®mo jugaban a bolsa los clientes del banco; se gan¨® siempre bien la vida, aunque hasta los a?os cuarenta no consigui¨® una posici¨®n s¨®lida¡±, escribi¨® su hijo Jordi (Mem¨°ries 1930-1980, Proa, 2007). No dej¨® la Bolsa hasta que fund¨® Banca Catalana, en 1959/60. ¡°Se mov¨ªa como pez en el agua¡± en el parqu¨¦, ¡°algunas empresas se acostumbraron a poner en sus manos las grandes operaciones de t¨ªtulos por realizar¡±, a?ade su yerno, el historiador Francesc Cabana, (Episodis de la burgesia catalana, Proa, Barcelona, 1998). Otros le minusvaloraban por tratar con ¡°chicharros¡±, valores de poco valor y a¨²n menos glamour.
Le apodaban El Pujolet de la Borsa, porque ¡°era un hombre no muy alto¡±, describe Jordi, ¡°pero bien plantado, simp¨¢tico, en¨¦rgico y al mismo tiempo, dulce; era seductor y ten¨ªa muchos amigos que le quer¨ªan y respetaban¡±. Se adoraban. Atesoraba una envidiable ¡°capacidad para memorizar las operaciones¡± (Siscu Baiges y Jaume Reixach, Jordi Pujol, historia de una obsesi¨®n, Temas de hoy, 1991).
Entre sus amigos destacaba su socio David Mois¨¦s Tennebaum ¡°un jud¨ªo originario de la Galitzia polaca¡± que hab¨ªa salido de su pa¨ªs con una mano delante y otra detr¨¢s, y hab¨ªa hecho mucho dinero en Barcelona gracias a estar dotado de un buen olfato mercantil, en la versi¨®n del hijo. Otros destacaron sus negocios de joyer¨ªa; o su especulaci¨®n con productos de primera necesidad en la posguerra del hambre y la necesidad; o su capacidad de inversor en la sociedad de comercializaci¨®n de diamantes Diamansa, en la Rambla de Catalunya.
La historia no oficial de la pareja Pujol-Tennembaum incluye que ten¨ªan ¡°una particular oficina de cambio de moneda, junto al puerto¡± de Barcelona, y que fue ¡°en los muelles barceloneses¡± donde hicieron ¡°suculentos negocios¡±, destacan Baiges y Reixach. Esa fue probablemente la m¨¢s lucrativa de sus actividades. En la Espa?a franquista y aut¨¢rquica de los a?os cuarenta, incomunicada con el mundo exterior, se carec¨ªa de todo. Tambi¨¦n de divisas, que ambos consegu¨ªan por la v¨ªa portuaria. No hab¨ªa mucho demandante de moneda extranjera, pero s¨ª bastante demanda. Entre otra, de los empresarios. ¡°Tuve que hacer, como todos los industriales algodoneros, la inevitable especulaci¨®n de moneda, contrabando de divisas, si se quiere llamar as¨ª: todos tuvimos que ser unos honrados contrabandistas¡±, escribi¨® quien fuera director del Consorcio de los fabricantes textiles de algod¨®n, directivo del Banco de Bilbao, luego director del IEME (Instituto Espa?ol de Moneda Extranjera, en 1965), promotor del Banc Industrial de Catalunya y amigo y consejero del presidente Tarradellas, Manuel Ort¨ªnez (Una vida entre burgesos, Edicions 62, Barcelona, 1993).
Y para satisfacer esa demanda, aparec¨ªa la pareja. Florenci y David, ¡°entre otros, me proporcionaban las divisas¡±. ?Para qu¨¦? ¡°Yo necesitaba cubrir las diferencias entre el valor de exportaci¨®n y el de importaci¨®n; si exportabas un producto que te daba un mill¨®n de pesetas, lo vend¨ªas al doble de precio y por tanto pod¨ªas importar por dos millones, era evidente que necesitabas comprar un mill¨®n extra, o sea, necesitabas comprar el mill¨®n de d¨®lares que te faltaba¡±, detalla Ort¨ªnez. Fuese en los muelles de Barcelona o en T¨¢nger.
Empez¨® su carrera en las finanzas como botones de la Banca Marsans
Claro que la dictadura persegu¨ªa esta especulaci¨®n ¡ªromp¨ªa su aislacionismo y su intervencionismo¡ª, a trav¨¦s de la policial Brigada de Delitos Monetarios. Aunque se trataba de un ¡°contrabando¡± necesario, indispensable por ejemplo para el suministro de materia prima, en este caso el algod¨®n, ingl¨¦s o egipcio. Florenci y David ¡°eran importantes¡± en este tr¨¢fico, ¡°ellos me proporcionaban las divisas y yo necesitaba muchas¡±, precisaba el ya fallecido Ort¨ªnez.
Florenci, al que Jordi califica como ¡°el primero de mis maestros¡±, es un liberal, ¡°poco religioso¡±, republicano y catalanista, votante de Esquerra, pero no un exaltado, del bando perdedor en la Guerra Civil, si bien pas¨® esta c¨®modamente, pues cuando le llamaron al frente ¡°se las ingeni¨® para que le diesen un destino de ch¨®fer¡±, de forma que ¡°iba y ven¨ªa del campo de batalla sin tener que situarse en primera l¨ªnea¡±, recuerda el hijo. Aunque angl¨®filo, le lleva a la Escuela Alemana, y eso que esta coreaba himnos y luc¨ªa esv¨¢sticas: tiempos de Hitler, un mal trago para quien m¨¢s tarde se convertir¨ªa en mito de la resistencia democr¨¢tica y catalanista. El padre era generoso. ¡°Nos daba a m¨ª y a mi hermana una asignaci¨®n semanal de dinero; a m¨ª, concretamente, me entregaba un duro¡±; al casarse tambi¨¦n le regalar¨ªa su piso en la zona alta de Barcelona. Le consent¨ªa, al punto de que le critica por ¡°haberme fallado¡± cuando en 1946 escoge la carrera de Medicina: ¡°Era tan liberal y ten¨ªa tanta confianza en m¨ª, que las virtudes se le convirtieron en defecto y me dej¨® hacer¡±. Le trat¨® entre algodones: antes de licenciarse se hizo con el paquete de control del laboratorio farmac¨¦utico Fides ¡°pensando en mi futuro¡±: para colocarle. Entr¨® a trabajar ah¨ª en 1952, al acabar la carrera, y permaneci¨® hasta 1960, cuando su detenci¨®n, tortura y encarcelamiento por la dictadura franquista. En ese tiempo, se ufana, salv¨® a la empresa de la crisis apostando por un f¨¢rmaco que har¨ªa historia, el Neo-Bacitr¨ªn (que acaba, por cierto, de descatalogarse).
Le mim¨® hasta el m¨¢ximo capricho:
Era un liberal poco religioso, republicano y catalanista
¡ªMi hijo quiere que compremos un banco ¡ªle dijo Florenci Pujol a Joaquim Dorca, operador como ¨¦l en la Bolsa de Barcelona, porque al chaval se le hab¨ªa metido entre ceja y ceja que Catalu?a necesitaba un banco aut¨®ctono y ¨¦l deb¨ªa cumplir la misi¨®n de ofrecerlo a la patria; quiz¨¢ tambi¨¦n porque eso simbolizar¨ªa su propio, y fulgurante, ascenso profesional y social.
¡ªMi familia quiere que os vendamos el nuestro ¡ªle replic¨® Joaquim, miembro de la familia propietaria de la Banca Dorca.
¡°Convenc¨ª a mi padre y al cabo de un tiempo adquir¨ªamos la peque?a Banca Dorca, de Olot¡±. Cost¨® doce millones de pesetas, incluidas las 250.000 que Florenci hab¨ªa reservado para comprar un terreno en Premi¨¤ ¡°para construirme una casa¡±, deletrea el hijo, ¡°le convenc¨ª de que renunci¨¢semos a cambio de invertir el dinero en la compra¡± del banco, al que acabar¨ªan bautizando Banca Catalana. Hubo otros obst¨¢culos. Algunos de los Dorca no acababan de fiarse de aquellos parvenus, aquella armada Brancaleone de financieros de tropa y so?adores imposibles, m¨¢s a¨²n cuando dispon¨ªan de una oferta alternativa, la del entonces todopoderoso Banesto. Hasta que Pujol pudo presentar como socio a Jaume Carner, a quien conoc¨ªa de los c¨ªrculos cat¨®licos. Carner era nieto del famoso Jaume Carner, ministro de Hacienda de la Rep¨²blica, que salv¨® a Manuel Aza?a del problema del cr¨¦dito de la Banca Morgan e introdujo el impuesto sobre la renta en Espa?a, y luego fund¨® la azucarera CIA (Compa?¨ªa de Industrias Agr¨ªcolas).
En la Guerra Civil se las ingeni¨® para que lo destinaran como ch¨®fer
El grueso del dinero lo pusieron Florenci y David Mois¨¦s. Pero ellos no pudieron figurar entre el grupo de accionistas fundadores. Les representaron sus esposas, Maria Soley y Ruth Kirchner. ?Por qu¨¦? Porque el mismo d¨ªa en que se formaliz¨® la compraventa de acciones, el 18 de marzo de 1959, sus nombres aparec¨ªan en el BOE, en una lista de 872 financieros descubiertos por el delito de evasi¨®n de capitales a Suiza y condenados por el Juzgado Especial de Delitos Monetarios. El intermediario, George Laurent Rivara, de la Societ¨¦ de Banque Suisse, hab¨ªa vehiculado un total de 16.240 millones de pesetas. Una fortuna. No toda ella, claro est¨¢, dedicada a garantizar los saldos entre los precios industriales de importaci¨®n y exportaci¨®n.
¡°Ya ¨¦ramos amos de un banco¡±, celebra retrospectivamente el hijo de Florenci en sus Mem¨°ries.
Pero carec¨ªan del pedigr¨ª de los grandes banqueros catalanes de la Restauraci¨®n, arruinados, decadentes o fallecidos. El n¨²cleo inicial de Banca Catalana era casi completamente ajeno a la gran burgues¨ªa industrial y financiera barcelonesa. M¨¢s bien gente de comarcas, aqu¨ª un mediano industrial textil, all¨¢ un ingeniero qu¨ªmico, acull¨¢ un abogado, un notario, un comercial. Salvo Carner, casi todos de medio pelo, pero patrimonialmente ¡°arregladets¡±. Hasta que conectaron con los del grupo promotor del Banc Industrial de Catalunya (BIC, pensado como ¡°un INI catal¨¢n¡±) que encabez¨® Manuel Ort¨ªnez, no absorbieron a bastantes de los big names de la burgues¨ªa catalana: Andreu Ribera Rovira, Domingo Valls i Taberner, Oleguer Soldevila, los Bult¨®, los Casablancas¡
Su hijo Jordi afirma que lo convenci¨® para comprar la Banca Dorca
¡°Por origen pertenezco a sectores sociales que han tenido un papel muy principal en la historia moderna de Catalu?a y en el catalanismo pol¨ªtico¡±, as¨ª embellece Pujol, por v¨ªa patri¨®tica, su origen social. Se refiere al campesinado y la peque?a burgues¨ªa de pueblo, a los que atribuye grandes ¡°valores¡± como el de ¡°un no formulado e inconsciente calvinismo: solo el esfuerzo conduce al ¨¦xito y solo se justifica el ¨¦xito conseguido con esfuerzo¡±, salmo meritocr¨¢tico que hoy retorcer¨¢ los intestinos de algunos antiguos admiradores. Eran unos sectores sociales que ¡°sufrieron avatares e incluso pobreza¡±, pero que ¡°finalmente lograron estabilidad, una cierta prosperidad y unas posibilidades de proyecci¨®n para las futuras generaciones¡± (La Vanguardia, 12 de diciembre de 1979). Lo que la burgues¨ªa m¨¢s acrisolada calificaba de ¡°nuevos ricos¡±. Gente que ¡°durante la guerra no pasamos hambre¡±, reconoce Pujol, atribuyendo este ¨¦xito a la familia payesa de Premi¨¤. ?Tan solo? Gente, ¡°genteta¡±, a quienes los grandes se?ores ¡ªa su vez descendientes de alg¨²n menestral¡ª despreciaban. Por cursis, por republicanos, por sus gustos poco refinados, por hablar catal¨¢n (esa lengua del servicio), por a-franquistas o antifranquistas, porque eran sus ¡°encarregats¡± para los trabajos sucios¡ El hijo de Florenci les devolv¨ªa la inquina, y siempre quiso embridarles: a la cuesti¨®n de ¡°si es que la alta burgues¨ªa catalana tiene categor¨ªa, yo he de decirle que no¡±, le espet¨® al periodista Sergio Vilar hace casi medio siglo (Protagonistas de la Espa?a democr¨¢tica. La oposici¨®n a la dictadura, Ediciones Sociales, Par¨ªs, 1968). Repregunta actual: ?la tiene hoy esa menestral¨ªa que tan bien encarn¨®?
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