Ulises
Si Pujol hubiese hecho lo mismo que acaba de hacer don Felipe, no habr¨ªa habido caso
El curso pol¨ªtico se ha cerrado de forma trepidante. La confesi¨®n por sorpresa del gran Pujol, el ¨²ltimo de los puntales de la Transici¨®n todav¨ªa en activo (pues ejerc¨ªa de presidente de CDC legitimando su reciente giro secesionista) y gran hacedor de los gobiernos sin mayor¨ªa de Gonz¨¢lez y Aznar, ha trastocado la correlaci¨®n de fuerzas y el reparto de papeles del gran juego que se ventila en este final de r¨¦gimen. Artur Mas ha quedado seriamente tocado, como pudo verse en su encuentro con Rajoy, cuando hubo de admitir que ya no podr¨ªa convocar el 9 de noviembre una consulta ilegal, lo que equivale a quedarse sin la ¨²nica medida de presi¨®n que a¨²n pose¨ªa. De modo que con Mas reducido a la impotencia, Junqueras se queda solo como ¨²nico palad¨ªn del invento secesionista montado por la ANC, mientras Duran Lleida prepara la botadura de otra formaci¨®n centrista de tercera v¨ªa ensamblada con los restos del naufragio de CiU. Y entretanto Rajoy se frota las manos con indolencia, contemplando c¨®mo sus pro-blemas se resuelven solos sin tener siquiera que afrontarlos.
Pero este sensacional golpe de efecto que ha supuesto la confesi¨®n de Pujol no ha sido el ¨²nico premio del final de curso. De forma casi simult¨¢nea se produc¨ªa tres d¨ªas despu¨¦s otro acontecimiento trascendental aunque mucho menos se?alado medi¨¢ticamente, que ven¨ªa a significar tambi¨¦n otro hito hist¨®rico en la larga lucha contra la impunidad de la corrupci¨®n. Me refiero al paquete de medidas legales que anunci¨® la Casa del Rey renunciando a percibir ingresos privados, estableciendo estrictas incompatibilidades y someti¨¦ndose a la auditor¨ªa externa de la Intervenci¨®n General del Estado (IGE). Todo un compromiso program¨¢tico de integridad institucional que supera muy mucho al difuso programa de lucha contra la corrupci¨®n que ha venido anunciando el gobierno de Rajoy. Chapeau.
En realidad, lo que ha hecho el flamante monarca Felipe VI es atarse como Ulises al palo mayor de su nave para evitar su futura ca¨ªda en las jugosas tentaciones con que tratar¨¢n de seducirle las m¨²ltiples sirenas de su entorno, tal y como presuntamente le sucedi¨® a su progenitor, ll¨¢mese Juan Carlos o Laertes. Atarse ¨¦l y atar con ¨¦l a toda la familia real, para evitar tambi¨¦n que las sirenas seduzcan a sus familiares. Advi¨¦rtase que, si Pujol hubiera hecho en su momento lo mismo que hizo Ulises en La Odisea y hace hoy Felipe VI, no habr¨ªa habido caso Pujol ni necesidad de que la Agencia Tributaria y la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n investiguen hoy a todos sus familiares, venalmente seducidos por el 3% con que les tentaron las sirenas.
Pero no se trata s¨®lo de la Corona o la Generalitat, pues las dem¨¢s instituciones pol¨ªticas de nuestro sistema, empezando por las c¨²pulas de partidos y sindicatos y siguiendo por Ayuntamientos y Gobiernos aut¨®nomos, todas tendr¨ªan que hacer tambi¨¦n exactamente lo mismo que como Ulises acaba de hacer la Casa del Rey: atarse al palo mayor de su nave para no ser seducidas por el canto de las sirenas. Es decir, renunciar a todos los ingresos procedentes de fuentes privadas y someter sus cuentas a la auditor¨ªa externa de la IGE. Ojal¨¢.
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