Las cartas boca arriba
En el relato que escriben Rajoy y Mas hay un juego en el que es posible que ambos ganen
En un cuento de Edgar Allan Poe, hay una carta que fue robada. Parte de su argumento consiste en buscar dicha carta. Al final se da con ella, que estaba ante las mismas narices del investigador. No le arruino el final al lector, porque quien debe entregarse a la afanosa b¨²squeda no es el lector, que ya lo sabe todo desde el principio, sino quien busca el crucial documento en el interior de esta historia. Me parece que el encuentro entre Mariano Rajoy y Artur Mas tiene mucho de esa carta que se ha dejado a la vista para esconderla mejor. El presidente de la Generalitat coincide con el presidente del Gobierno en que no hay terceras v¨ªas para resolver el conflicto territorial que afecta a las dos partes del contencioso. Uno porque ya la considera amortizada despu¨¦s del no constitucional al Estatut aprobado por el Parlamento catal¨¢n en 2009. Y el otro porque dice no saber de qu¨¦ se le habla cuando le preguntan por esa soluci¨®n. ?Cu¨¢l es entonces la carta robada en este espinoso asunto? Me parece que en este proceloso relato la funci¨®n de carta escondida para que no la veamos (pero la encontremos) la hace el pliego de 23 reivindicaciones (reflexiones, las llama la Generalitat, como para quitarles hierro) que present¨® Mas en La Moncloa.
Rajoy le prometi¨® a Mas estudiarlas a fondo y contestarle algo antes de fin de a?o. Mientras tanto, Mas sigue adelante con su plan de consultar a la ciudadan¨ªa catalana el 9 de noviembre sobre el modelo de Estado que quiere para su comunidad. El escritor norteamericano plantea su relato como un juego donde el que encuentra el documento escondido gana y el que lo escondi¨® pierde. En el relato que vienen escribiendo hace ya casi dos a?os Rajoy y Mas, tambi¨¦n hay un juego: solo que a diferencia del de Poe, en este es altamente posible que ambos mandatarios ganen. El famoso ¡°Win Win¡± que enunci¨® hace unos meses Mas en una entrevista.
Si Rajoy responde positivamente (o abriendo grandes expectativas) a los requerimientos de la Generalitat planteados en ese documento, puede desactivar el plan soberanista de Mas (con el probable alivio del propio Mas, y de gran parte de la ciudadan¨ªa de Catalu?a, independientemente de la orientaci¨®n de su voto en esta cuesti¨®n). Con dicho plan desactivado (mediante el di¨¢logo, no lo olvidemos), Mas tendr¨ªa mucho trabajo para convencer a sus socios coyunturales de Esquerra Republicana de la tercera v¨ªa. Tambi¨¦n lo tendr¨ªa Rajoy para convencer a sus barones. Pero los dos se habr¨ªan comportado como dos hombres de Estado. Sin ninguna carta m¨¢s que esconder y sin ning¨²n perdedor.
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