Elecci¨®n directa: ahora no

El pasado 28 de julio, en su reuni¨®n con Rajoy, Pedro S¨¢nchez mostr¨® su desacuerdo con la reforma propuesta por el Gobierno del PP seg¨²n la cual los alcaldes deber¨ªan ser elegidos directamente por los ciudadanos y no, como en la actualidad, por los concejales. A la salida, con escasa prudencia, fue excesivamente rotundo al decir que su partido no lo admitir¨ªa ¡°ni ahora ni nunca¡±.

Todo parece indicar que el miedo a perder alcald¨ªas ¡ªes decir, puro oportunismo¡ª es el motivo que impulsa la reforma que propone el Gobierno de Rajoy

Quiz¨¢s S¨¢nchez no se acordaba de que dicha elecci¨®n directa fue planteada en 1998 por el mismo PSOE mediante una proposici¨®n no de ley en el Congreso, e incluida en los programas electorales socialistas de las municipales de 2003 y de las generales de 2004. Adem¨¢s, en algunos pa¨ªses de nuestro entorno as¨ª se elige a los alcaldes. No se trata, pues, de una ocurrencia descabellada, sino de una reforma que puede ser conveniente porque el sistema actual ¡ªen el que los votantes eligen concejales y son estos, por mayor¨ªa, quienes designan al alcalde¡ª se ha revelado muy imperfecto.

En efecto, esta elecci¨®n indirecta ha dado lugar en demasiadas ocasiones a pactos contra natura, que han sostenido precarios gobiernos municipales formados por coaliciones heterog¨¦neas, con alcaldes procedentes de formaciones pol¨ªticas minoritarias ¡ªy, por tanto, escasamente representativos¡ª, adem¨¢s de facilitar el transfuguismo m¨¢s corrupto. De esta forma, en la rendici¨®n de cuentas al final del mandato, nadie se hac¨ªa responsable de los desaguisados producidos y echaba la culpa de los mismos a los dem¨¢s miembros de la coalici¨®n. En consecuencia, revisar el sistema de gobierno municipal es uno m¨¢s de los muchos problemas institucionales pendientes de reforma.

Ahora bien, que sea conveniente no quiere decir que sea oportuno. Es m¨¢s, creo que en estos momentos, a nueve meses de unas elecciones municipales, esta reforma ser¨¢ vista como una nueva ocasi¨®n en la que los partidos pol¨ªticos mayoritarios defienden su privilegiado estatus mediante un sistema electoral que les favorece.

Estamos jugando ya el partido de las elecciones municipales y no es correcto cambiar las reglas a mitad de partido. ?A qu¨¦ viene ahora una reforma del r¨¦gimen municipal s¨®lo en este aspecto, cuando deber¨ªa abordarse una reforma de conjunto? ?No es m¨¢s necesario reducir el n¨²mero de municipios para adaptarlos a la realidad social de hoy, tal como ha propuesto, por ejemplo, Manuel Valls en Francia? ?Lo ¨²nico importante es la elecci¨®n de alcaldes? Todo parece indicar que el miedo a perder alcald¨ªas ¡ªes decir, puro oportunismo¡ª es el motivo que impulsa la reforma que propone el Gobierno de Rajoy.

Pedro S¨¢nchez ha acertado al decir que ahora no conviene tal reforma aunque probablemente ha errado al afirmar que nunca ser¨¢ conveniente.