Antonio Jim¨¦nez Blanco, jurista liberal
El pasado d¨ªa 31 de agosto falleci¨® en Madrid, a la edad de 90 a?os, Antonio Jim¨¦nez Blanco. Muri¨® pl¨¢cidamente rodeado de su mujer y sus numerosos hijos y nietos. Nacido en Granada, curs¨® sus estudios universitarios de derecho en Sevilla, ciudad que nunca olvid¨®. Volvi¨® a su villa natal, donde desarroll¨® una larga y fruct¨ªfera vida profesional como abogado, incorpor¨¢ndose y tomando parte activa en la lucha por la democracia, jugando un papel importante en el periodo constituyente.
Inteligente y sutil, desde muy joven se impregn¨® de las m¨¢s puras esencias andaluzas, toda vez que asimil¨® en su formaci¨®n el barroquismo sevillano, el senequismo cordob¨¦s y la sensibilidad po¨¦tica de Federico Garc¨ªa Lorca, al que siempre am¨® y rindi¨® homenaje. Culto, buen conversador, ameno, con una prodigiosa memoria, pronto se convirti¨® en el centro de las reuniones a las que asist¨ªa, impulsando numerosas actividades c¨ªvicas en una ciudad como Granada, algo aletargada que Antonio quer¨ªa dinamizar, tratando de hacer compatible la Granada bella de ?ngel Ganivet y la modernidad. Tuvo uno de los despachos m¨¢s sobresalientes de la ciudad, prodiga entonces, en notables juristas, quiz¨¢s por su antigua tradici¨®n, y porque todav¨ªa los despachos de provincias jugaban cierto papel a nivel nacional, casi desaparecido hoy d¨ªa como consecuencia de la globalizaci¨®n.
En aquellos iniciales y prometedores a?os, tuvo la suerte de conocer, y como no, enamorarse de Lola Carrillo de Albornoz, bella, dulce y luminosa granadina, con la que se cas¨®. Tuvieron seis hijos de los que pueden sentirse orgullosos. Antonio y Lola vivieron desde entonces en una ininterrumpida luna de miel durante los casi sesenta a?os que han permanecido juntos. Solo la muerte los ha podido separar; y a buen seguro que sus almas y sus corazones, uno aqu¨ª y otro all¨¢, siguen unidos con la misma ilusi¨®n que el primer d¨ªa que se conocieron.
En los vertiginosos a?os de la Transici¨®n se involucr¨® en la lucha por las libertades democr¨¢ticas, sin escatimar esfuerzos, convirti¨¦ndose en uno de los referentes democr¨¢ticos de la ciudad de Granada, y en el nexo de uni¨®n entre la izquierda y la derecha. Liberal hasta la m¨¦dula, su inteligencia y sentido com¨²n le hac¨ªan dudar de cualquier radicalismo. Fund¨® con otros granadinos el Club Larra, que se convirti¨® en el centro de los debates pol¨ªticos de la ciudad. Fue uno de los promotores el a?o 1976 del primer homenaje a Federico Garc¨ªa Lorca. Tuvo muy claro desde el principio que su lugar pol¨ªtico era UCD donde llego a tener importantes cargos, siendo elegido senador por Granada el a?o 1977, portavoz del grupo de UCD en el Senado en la Legislatura Constituyente y posteriormente en el Congreso de los Diputados en la primera legislatura; finalmente fue Presidente del Consejo de Estado desde 1980 a 1982. Brill¨® por su talante dialogante, sus conocimientos jur¨ªdicos, sus elaborados y rigurosos dict¨¢menes.
Particip¨® de forma activa en
Amaba m¨¢s la libertad que el poder y cuando consider¨® que hab¨ªa conseguido sus objetivos se retir¨® a cultivar su jard¨ªn, porque cre¨ªa que hab¨ªa llegado el momento y correspond¨ªa a los m¨¢s j¨®venes llevar a buen puerto la aventura que su generaci¨®n hab¨ªa iniciado y dise?ado. Su jard¨ªn no era ni fue otro que el de su vida familiar. Fue quiz¨¢s su m¨¢s dif¨ªcil decisi¨®n y sin duda su mayor triunfo, tambi¨¦n el que le dio los mejores frutos, aunque no fueron pocos los que consigui¨® en su vida pol¨ªtica y profesional. Verdad es que contaba con Lola, aparentemente fr¨¢gil pero que nunca desfalleci¨® y siempre fue el soporte firme y poderoso que estimulaba a Antonio Jim¨¦nez Blanco a cumplir sus sue?os.
Qui¨¦nes tuvimos el placer de trabajar con ¨¦l y compartir pasiones y actividades pol¨ªticas - incluso desde ideolog¨ªas distintas- recordamos su magisterio, su serenidad y sus ense?anzas. Sol¨ªa decir que ser liberal en nuestro pa¨ªs quiz¨¢s era algo anacr¨®nico, toda vez que por razones que nunca consigui¨® entender, parec¨ªamos m¨¢s proclives hacia los extremos que a las pol¨ªticas moderadas e integradoras; si bien nunca dej¨® de pensar que sus ilusiones se cumplir¨ªan y fructificar¨ªan.
Perteneci¨® Antonio Jim¨¦nez Blanco a esa estirpe de grandes hombres que dedicaron sus mejores a?os y esfuerzos, a traer la democracia a nuestro pa¨ªs; y que cuando creyeron haber cumplido sus objetivos, se retiraron callada y elegantemente, con la satisfacci¨®n del deber cumplido, a su vida privada, a cuidar de los suyos. Descansa en Paz, te lo mereces; y quienes te conocimos queremos decirte que te recordamos porque tambi¨¦n te lo mereces, y porque tu recuerdo es lo ¨²nico que puede paliar, en alguna medida, el dolor y la tristeza de no volver a verte.
Jer¨®nimo P¨¢ez L¨®pez es abogado.
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