Fabra se enreda con el Estatuto
Los populares valencianos aplazan por cuarta vez la tramitaci¨®n en el Congreso de una reforma que pide mayores inversiones del Estado
La reforma del Estatuto de Autonom¨ªa valenciano se ha convertido en una pesadilla para el PP que preside Alberto Fabra. Los populares han solicitado, por cuarta vez consecutiva en esta legislatura, al presidente del Congreso de los Diputados, Jes¨²s Posada, que no tramite la reforma que aprobaron las Cortes Valencianas en 2011 y que exige mayores inversiones del Estado.
El problema estriba en que la reforma se aprob¨® en marzo de 2011, cuando gobernaba Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y ahora que la modificaci¨®n tiene que pasar el filtro de las Cortes Generales el presidente es Mariano Rajoy que, en pleno conflicto territorial con Catalu?a, se niega a abrir un nuevo debate sobre las reformas estatutarias.
La modificaci¨®n la impuls¨® a principios de 2011 Francisco Camps, que hab¨ªa hecho del victimismo y el pulso contra el Gobierno socialista de Zapatero el eje central de sus pol¨ªticas. Presionado por los esc¨¢ndalos del caso G¨¹rtel, el entonces presidente valenciano quiso reivindicarse antes de las elecciones de mayo de ese a?o e hizo valer la denominada cl¨¢usula Camps para impulsar una nueva reforma del Estatuto, que hab¨ªa sido revisado a fondo en 2006.
La iniciativa de Camps y el PP valenciano se tradujo en la inclusi¨®n de una disposici¨®n adicional por la que se exige al Gobierno central un porcentaje de inversiones equivalente al de la poblaci¨®n de la Comunidad Valenciana en el conjunto de Espa?a. Un requerimiento id¨¦ntico o similar al que tienen en sus estatutos Catalu?a y Andaluc¨ªa y que, aunque no obliga al Estado a cumplir con la exigencia, sirve como elemento de presi¨®n. La propuesta de Camps logr¨® un apoyo abrumador. PP, PSPV-PSOE y Comprom¨ªs votaron a favor y Esquerra Unida se abstuvo. No hubo votos en contra.
Sin embargo, las expectativas de gobierno de Rajoy, primero, y su victoria en las generales de noviembre de 2011, despu¨¦s, han colocado al PP de Fabra, que sustituy¨® a Camps en julio de 2011, en un escenario indeseable. En abril de 2011, el PP aplaz¨® la tramitaci¨®n de la reforma estatutaria en el Congreso con el argumento de que las Cortes Valencianas se hab¨ªan disuelto y los partidos afrontaban la campa?a electoral. Un a?o m¨¢s tarde, el PP argument¨® que no hab¨ªa nombrado a los ponentes para defender en la carrera de San Jer¨®nimo la reforma. En septiembre de 2013, cuando confiaban en convencer al ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, de que no se opusiese a la reforma, el Gobierno valenciano tuvo que solicitar de urgencia un aplazamiento para que el propio PP no rechazase la reforma del Estatuto valenciano en el Congreso. Y esta misma semana, ha sido el presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, quien sin informar a la Mesa y la Junta de Portavoces remiti¨® una carta en la que solicita el cuarto aplazamiento, lo que impedir¨¢ la tramitaci¨®n, previsiblemente, hasta despu¨¦s de las elecciones de 2015.
Conscientes de que las quejas por la infrafinanciaci¨®n del Estado se han convertido en un clamor en la Comunidad Valenciana, que abanderan los propios empresarios que tradicionalmente han apoyado al PP, Fabra impuls¨® antes de las vacaciones estivales una nueva comisi¨®n parlamentaria para proponer una tercera reforma del Estatuto, consistente en reducir el n¨²mero de diputados auton¨®micos.
La oposici¨®n advirti¨® que, si se trataba de hacer un parip¨¦ para aplazar nuevamente la tramitaci¨®n de la reforma de 2011 en el Congreso, abandonar¨ªa la comisi¨®n de las Cortes. Un plante que se produjo el pasado jueves tras conocer que el presidente de la C¨¢mara, Juan Cotino, que ha tenido que declarar como testigo en los principales casos de corrupci¨®n, adopt¨® la decisi¨®n de paralizar la tramitaci¨®n en el Congreso sin comunicarlo siquiera a la oposici¨®n.
Sin peso en Moncloa
La decisi¨®n de paralizar la tramitaci¨®n de la reforma evidencia la debilidad del presidente valenciano en el seno del PP. Fabra, cuyo liderazgo ha sido cuestionado en sus propias filas casi desde que fue elegido, no ha podido convencer al Gobierno de Mariano Rajoy de la necesidad de reformar el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica o de mejor las inversiones estatales en la Comunidad Valenciana. La falta de peso de Alberto Fabra en el PP nacional se evidencia en que sigue sin poder concertar una cita con el ministro de Hacienda, dos meses despu¨¦s de prometerles a las organizaciones empresariales valencianas que les gestionar¨ªa una entrevista con Crist¨®bal Montoro para que expusiesen sus reivindicaciones. El aislamiento de Fabra se evidenci¨® el pasado viernes, en la tradicional cena de inicio de curso de los populares valencianos, que, por primera vez d¨¦cadas no cont¨® con ning¨²n peso pesado del PP nacional (volcado en Catalu?a), que deleg¨® su representaci¨®n en Esteban Gonz¨¢lez Pons. Con las encuestas a la baja (en el bar¨®metro de la Generalitat de enero un 53% de los valencianos no ten¨ªa ninguna confianza en Fabra y un 30,2% declaraba tener poca), el presidente valenciano, que apost¨® a que conseguir¨ªa un mejor trato de Rajoy para la Comunidad Valenciana en esta legislatura, afronta las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas con la esperanza de que el Ejecutivo tenga ¡°un gesto¡± antes de la campa?a electoral.
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