Ma?ana

Tras la euforia de sentirse muchos y un¨¢nimes, ma?ana ser¨¢ el momento de reflexionar: de escuchar, sopesar, quiz¨¢s dudar. Seis meses antes de que los m¨¢s sectarios arremetieran contra Raimon por haber expresado p¨²blicamente sus dudas sobre la independencia, el cantautor hab¨ªa manifestado en este peri¨®dico una opini¨®n que seguramente comparten muchos catalanes: ¡°Creo que debe haber di¨¢logo y que se debe producir una consulta¡±.

Una parte de los que hoy se movilizar¨¢n en Barcelona y otros que no lo har¨¢n, como Artur Mas, defienden una consulta legal y pactada. Pero para ser ambas cosas no podr¨¢ consistir en un refer¨¦ndum sobre la independencia, que es la posici¨®n m¨¢s extrema de una de las partes. Como tampoco podr¨ªa serlo una f¨®rmula recentralizadora. Un acuerdo negociado desembocar¨ªa con toda probabilidad en una opci¨®n intermedia, de autogobierno reforzado, que todas las encuestas identifican como la alternativa mayoritaria cuando se introduce esa tercera posibilidad entre el s¨ª o el no a la separaci¨®n.

Artur Mas reclama al Gobierno una oferta para negociar pero, a la vez, que autorice el refer¨¦ndum del 9-N. ?Qu¨¦ habr¨ªa que negociar si de entrada se acepta una consulta inconstitucional que es, como ha escrito J.J. Toharia, una ¡°autopista hacia la independencia¡±? Los expertos han calculado que con el sistema de doble pregunta previsto y una abstenci¨®n media bastar¨ªa poco m¨¢s de un tercio de los votos para que ganase la independencia. Los sondeos escoceses m¨¢s recientes indican, por lo dem¨¢s, que un refer¨¦ndum a s¨ª o no es jugar a la ruleta rusa. En dos meses y por las causas m¨¢s diversas puede cambiar radicalmente la direcci¨®n del viento.

Tambi¨¦n argumenta Mas que el 80% de los catalanes est¨¢ a favor de la consulta, y que, siendo consultiva, su resultado no abre paso a la secesi¨®n. Sobre lo primero, Rajoy podr¨ªa presentar un porcentaje similar en contra. Y que no sea jur¨ªdicamente vinculante no significa que no se convierta en un condicionante forzado de cualquier iniciativa posterior. Rajoy no puede ignorarlo, pero tampoco que la decisi¨®n ¨²ltima sobre un cambio del estatus pol¨ªtico de Catalu?a corresponde a los catalanes.

?Como compaginar esos requerimientos? El sondeo de Demoscopia del pasado domingo muestra que, ante la prohibici¨®n de la consulta por el Constitucional, una mayor¨ªa ser¨ªa partidaria de ¡°buscar otra salida que no requiera consulta¡± (25%) o ¡°acatarla y negociar una nueva convocatoria que se ajuste a la legalidad¡±(45%). Eso da credibilidad a las propuestas que plantean una consulta, pero no sobre la independencia, sino de ratificaci¨®n del acuerdo a que podr¨ªan llegar ambos Gobiernos sobre aspectos del autogobierno catal¨¢n, que podr¨ªan incorporarse al Estatut.

Negociaciones de ese tipo las ha habido en otras situaciones, pero para que ahora sean posibles debe haberse producido la no consulta del 9-N. Hasta entonces, Mas tiene las manos atadas por su pacto con ERC. Pero su compromiso p¨²blico de atenerse a la legalidad y de ¡°no hacer el rid¨ªculo¡± (ante los dem¨¢s pa¨ªses) le dispensan de obedecer a Junqueras, cuya propuesta de ignorar la sentencia y sacar las urnas a la calle solo es apoyada, seg¨²n el sondeo citado, por el 23% de los catalanes.