El jubilado de los 300 millones
Dionisio Rodr¨ªguez, El Dioni, es hoy un pensionista del barrio de Moratalaz, en Madrid El autor de uno de los robos m¨¢s famosos en Espa?a dice que no llega a fin de mes
Hace 25 a?os, Dionisio Rodr¨ªguez cont¨® hasta veinte y se llev¨® un furg¨®n blindado de la extinta empresa de transportes Candi con 320 millones de pesetas, 1,9 millones de euros. Aquella decisi¨®n cambi¨® el rumbo de su vida. De exguardaespaldas y vigilante jurado a pr¨®fugo de la Interpol. Durante 55 d¨ªas vivi¨® como un raj¨¢ en Brasil donde se gast¨® 23 millones en operaciones de est¨¦tica, champ¨¢n, caviar y mujeres. El dinero, dice, le dio ¡°la felicidad a la carta¡±.
Por aquella ¡°metedura de pata¡±, pas¨® 25 meses en prisi¨®n; 10 de ellos en una celda brasile?a. El Dioni no recuerda cu¨¢ntas veces ha contado la misma historia. Pero cuando se quita sus gafas Ray-Ban se adivina un poso de pereza en su mirada. Como si quisiera dar marcha atr¨¢s y ser Dionisio a secas. Asegura que no hay d¨ªa que no lo paren por la calle y le pidan una foto o un aut¨®grafo. O le interrumpan comiendo. O se lo encuentren en el cajero y sonr¨ªan. ¡°Aunque lo peor¡±, tercia Susana, su mujer, ¡°es cuando subimos al autob¨²s con las bolsas del Carrefour y nos miran, cuchichean, se r¨ªen¡ Es un incordio, pero ?qu¨¦ vas a hacer?¡±.
La pareja se sincera en la terraza de su bar de siempre, en Moratalaz (sureste de Madrid; 96.716 habitantes). Aqu¨ª Dionisio es solo un jubilado de 64 a?os que hace malabarismos, como muchos de sus vecinos, para llegar a fin de mes y estirar su pensi¨®n de 730 euros. Aunque en su caso no es una frase hecha: seg¨²n el d¨ªa, canta, act¨²a, cuenta chistes o monta el circo que sea con tal de pagar la luz, el agua, su alquiler de 850 euros o las clases de arte dram¨¢tico de su hija Beatriz, de 21 a?os. ¡°Yo no hice da?o a nadie ni lo hago ahora que pido 700 euros por bolo y lleno siempre¡±, se justifica. ¡°?Te crees que si me hubiera quedado con algo har¨ªa lo que hago? Y, por cierto, al fundador del grupo Candi le cayeron m¨¢s de 20 a?os por estafa y fraude; la empresa no quebr¨® por m¨ª: los millones que me llev¨¦ estaban asegurados por la Uni¨®n y el F¨¦nix, la aseguradora que presid¨ªa Mario Conde. Cuando me lo encontr¨¦ en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ Meco le gui?¨¦ un ojo y segu¨ª mi camino¡±, a?ade lenguaraz.
Al margen de su faceta art¨ªstica, su rutina consiste en tomarse un vino con los parroquianos o echar la quiniela con su pe?a: cada uno hace una columna y quien menos aciertos tenga, paga la siguiente. ¡°Hay que verse en su situaci¨®n¡±, dice el conductor de autob¨²s Manuel Rodr¨ªguez, uno de sus vecinos. ¡°El dinero que se llev¨® era del banco, ojo, que son los que nos roban ahora¡±, argumenta este trabajador de 55 a?os mientras pide una cerveza. ¡°?Sabes? Mi padre tambi¨¦n era conductor de la EMT. Cuando lo del robo me dijo: 'Hijo, ol¨¦ tus cojones'. Mi madre se lo tom¨® peor. Poco antes de morirse de leucemia, me hizo jurarle que yo no hab¨ªa tenido nada que ver. Pero no pude mentirle. Mi empresa me degrad¨® y me vengu¨¦¡±.
¡°?Te crees que si me hubiera quedado con algo har¨ªa lo que hago?¡±, dice ¡®el dioni¡¯
Los jueces condenaron a Dioni por apropiarse de 298 millones. ?l asegura que los reparti¨® entre tres amigos para que se lo fueran enviando a Brasil: Jes¨²s Arrondo, un viejo confidente de la Polic¨ªa; Jorge Medina, exagente secreto; y Miguel ?ngel Due?as, del que era padrino de su hija peque?a. ¡°Fueron mis depositarios. Mi error fue confiar en ellos. Jes¨²s se mat¨® en un accidente de coche; Jorge me delat¨® y desapareci¨®; y a Miguel ?ngel lo pill¨® la polic¨ªa con el dinero y muri¨® hace un a?o. ?D¨®nde est¨¢ lo que falta? Seg¨²n mis c¨¢lculos, se perdieron por el camino nueve millones que no s¨¦ qui¨¦n se los quedar¨ªa. Yo no¡±. Su excompinche Medina sostiene, en cambio, que ¨¦l no delat¨® a nadie y que quiso ponerse en contacto con Dioni hace un a?o: ¡°Ni desaparec¨ª ni me llev¨¦ nada¡±.
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