El 10 de noviembre

Nada es igual en el Reino Unido despu¨¦s del refer¨¦ndum celebrado en Escocia donde los electores acudieron a las urnas en un 84,6% y rechazaron la propuesta de la independencia por una diferencia de casi 11 puntos, es decir, de 383.937 votos, que respecto del censo de inscritos de 4.283.392 representa un exiguo 7%. Nada es igual porque al conocerse el resultado, aceptado por todos, el l¨ªder independentista y ministro principal Alex Salmond dimiti¨® y porque el premier David Cameron compareci¨® a la misma hora para asumir el compromiso de dotar de nuevos poderes a Escocia y de paso a Gales, Ulster e Inglaterra. De manera que el modelo del Estado auton¨®mico que aqu¨ª se averigua caduco parece que podr¨ªa inspirar all¨ª las reformas que van a iniciarse. Pero adem¨¢s, por mucha admiraci¨®n que nos produzca el comportamiento c¨ªvico durante el proceso, se han avivado sentimientos, antagonismos y divisiones que de modo inevitable dejar¨¢n secuelas. Ya nos advirti¨® Victor Hugo que estas exaltaciones de alta temperatura son como los volcanes que tienen d¨ªas de llamas y a?os de humo.

Tampoco aqu¨ª, en Espa?a, nada ser¨¢ igual a partir del 10 de noviembre, ya se opte por la desobediencia civil, pretendiendo sacar las urnas a la calle, ya se respete la resoluci¨®n del Tribunal Constitucional, que por descontado se prev¨¦ contraria a la convocatoria. Porque el d¨ªa siguiente, la movilizaci¨®n seguir¨¢ marcando una fiebre muy alta que subir¨¢ como resultado de las frustraciones de todo signo. Los nacionalistas que hayan escalado el independentismo, los que hayan salido del silencio para tomar abierta posici¨®n contraria, los que se encuentren en situaci¨®n obligada de seguir simulando adhesi¨®n a cualquiera de los dos bandos y los que entren en el padecimiento del v¨¦rtigo sumar¨¢n un contingente muy relevante cuya desmovilizaci¨®n plantear¨¢ problemas de envergadura. Tampoco se avista un apaciguamiento si se prefiriera tener el 9-N unas elecciones, m¨¢s o menos plebiscitarias, y una votaci¨®n sin rebasar las l¨ªneas rojas de la insumisi¨®n.

En el caso de que se verificara alguna de las dos primeras opciones, ver¨ªamos aparecer como Popeye vencedor al presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Entonces, querr¨¢ el ¨¦xito con exclusividad para ¨¦l, para su Gobierno y para su partido. As¨ª, envuelto en la bandera, proclamando que es la ¨²nica garant¨ªa para preservar la unidad del pa¨ªs, pensar¨¢ que aparecer¨¢ revestido de los atributos m¨¢s favorables para encarar las elecciones municipales y auton¨®micas de mayo. Todas las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas del arco parlamentario ser¨¢n presentadas como sospechosas, carentes de consistencia, en una cuesti¨®n fundamental. En particular el PSOE, principal partido de la oposici¨®n, ser¨¢ descalificado por la propensi¨®n a la tercera v¨ªa federalista mostrada por el PSC, su rama catalana. Ning¨²n rastro de aquella astucia de monse?or cuando cifraba su empe?o en "hacer que los dem¨¢s se salgan con la nuestra". Rajoy aparecer¨¢ imbuido de su raz¨®n pero en plena soledad. Puede que encuentre reflejo en las urnas inminentes pero dejar¨¢ el pa¨ªs como un zarzal. Entretanto, en el Mar¨ªa Guerrero se ha podido ver Medida por Medida de Shakespeare en una producci¨®n del Teatro Puskin y confirmar c¨®mo la revoluci¨®n tecnol¨®gica ha dejado intactas nuestras pasiones. Vale.