¡°Se alej¨® de nosotros paseando el perro como si sospechase algo¡±

¡°La semana pasada se alej¨® de nosotros paseando el perro como si sospechase algo¡±. Quien habla es un vecino de Teresa Romero, la auxiliar contagiada de ¨¦bola. Se encontraba con ella y su can en el pinar de enfrente de su casa que da nombre a la calle. Romero, poco dada a hacer vida en su comunidad de vecinos, s¨ª que ten¨ªa un trato m¨¢s cercano con los due?os de otros animales con los que compart¨ªa la pasi¨®n por ellos. La sanitaria nunca soltaba a su perro, Excalibur, como hac¨ªan muchos con sus mascotas para que corriesen y jugasen, pero s¨ª que cruzaba algunas palabras con sus propietarios. Pero el jueves o viernes pasado -no recuerda el d¨ªa el vecino-, la auxiliar se fue lejos sin querer saber del resto. Dos o tres d¨ªas antes, el 30 de septiembre, hab¨ªa tenido los primeros s¨ªntomas.

Esta suposici¨®n del vecino coincide con las fechas en las que Romero, ante la sospecha de estar infectada, opt¨® por dormir en un cuarto separado del de su marido y usar distintos cuartos de ba?o¡±. No es este el ¨²nico vecino que ha visto a la auxiliar en los ¨²ltimos d¨ªas. Estaba en cuarentena en casa por sus d¨¦cimas de fiebre ¡ªas¨ª se lo recomendaron en el Instituto Carlos III¡ª , pero los residentes del bloque la recuerdan sentada con su marido en un banco de la zona com¨²n.

Sandra, de 18 a?os, tambi¨¦n pasea a Pongo, su perro raza pointer, por el pinar. No recuerda haberse encontrado con ella en los ¨²ltimos d¨ªas. ¡°El marido (Javier Lim¨®n) bajaba m¨¢s a Excalibur que ella. Como tiene mucha fuerza lo manejaba mejor. Como los dos perros son machos en cuanto nos vemos nos tenemos que separar¡±. Sandra, que vive en la urbanizaci¨®n contigua, hace guardia en la verja que separa los dos bloques para ir informando a la prensa. ¡°Es mentira que Excalibur est¨¦ muerto. Le estamos oyendo llorar y aullar¡±.