Defensas tumbadas
La dureza del juez y del fiscal descoloc¨® a los interrogados
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu y el fiscal anticorrupci¨®n Alejandro Luz¨®n no dieron tregua ni credibilidad a las defensas esgrimidas ayer por los dos expresidentes de Caja Madrid y Bankia Miguel Blesa y Rodrigo Rato. Los defensores lo ten¨ªan dif¨ªcil, pero la puesta en escena de sus clientes no result¨® una ayuda.
El papel no fue f¨¢cil porque la agresividad del juez y del fiscal descoloc¨® a los interrogados. Llegaron entre gritos de los preferentistas que han perdido gran parte de su dinero y salieron con una fianza de esc¨¢ndalo que pueden provocar el embargo de algunos bienes de Blesa.
Despu¨¦s de conocer el desglose de los 15,5 millones gastados en lujos, caprichos y excesos, no era f¨¢cil que los m¨¢ximos responsables de este dispendio pudieran justificar esta conducta ante un juez y un fiscal, que no est¨¢n ajenos al clamor social. La actitud de los imputados parece indicar que no son conscientes del enorme malestar que existe en la calle y entre la clase pol¨ªtica por la mayor bomba social de la crisis financiera.
Es sintom¨¢tico que tras dos a?os de instrucci¨®n del caso Bankia en la Audiencia -un caso que tiene m¨¢s de 4.000 afectados y que ha supuesto el rescate de la entidad con 22.424 millones de los contribuyentes-, han sido los 15,5 millones de las tarjetas los que han permitido al juez establecer duras medidas cautelares, bajo fuertes acusaciones de administraci¨®n desleal.
Lo cierto es que la conducta de Blesa no le ayud¨®. Responsabilizar a sus inferiores, al Banco de Espa?a, sostener que esto se hac¨ªa desde siempre en Caja Madrid y decir que desconoc¨ªa si se le cargaron los 437.000 euros de la tarjeta porque era "el 2%" de su salario no fueron buenos argumentos para salir del atolladero. Y menos cuando afirm¨® que entend¨ªa que no ten¨ªa por qu¨¦ devolver este dinero, aunque ha pagado a Hacienda.
Rato no fue tan burdo, pero no sostuvo su tesis. Primero dijo que recibi¨® la tarjeta de Ildefonso S¨¢nchez Barcoj, un empleado suyo, en enero de 2010, cuando lleg¨® a Caja Madrid. Sin embargo, luego tuvo que admitir que ¨¦l las reactiv¨® en febrero de 2012, cuando hab¨ªan muerto para casi todos los dem¨¢s. Sostuvo que nadie le advirti¨® de que la ley de Cajas y las ayudas p¨²blicas le imped¨ªan tener estos sobresueldos: gast¨® casi 100.000 euros en dos a?os y medio. Tampoco pudo explicar qu¨¦ pens¨® cuando vio que el consejero delegado, Francisco Verd¨², no activ¨® la tarjeta que le dio Rato.
Una defensa d¨¦bil con demasiadas imprecisiones para una calle que est¨¢ ardiendo y que no aguanta que una minor¨ªa financiera responsable de la crisis no asuma las consecuencias de sus propios errores.
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