Derecho al pataleo
Eso es lo que significa el 9 de noviembre: se reconoce la derrota, pero se protesta
¡°?ltima y vana actitud de protesta que adopta o puede adoptar el que se siente defraudado en sus derechos¡±. En estos t¨¦rminos define el diccionario de la RAE el ¡°derecho al pataleo¡±.
Al ejercicio del derecho al pataleo es a lo que est¨¢n convocados los ciudadanos de Catalu?a el pr¨®ximo 9 de noviembre. Es un acto de agitaci¨®n pol¨ªtica no susceptible de ser analizado en t¨¦rminos jur¨ªdicos. Presupone el reconocimiento de que el derecho del que uno cree que es portador no es reconocido como tal. De ah¨ª que no se pueda entender la reacci¨®n del Gobierno ante el mismo. Es completamente absurdo solicitar un dictamen del Consejo de Estado como paso previo a adoptar el acuerdo del Consejo de Ministros para interponer recurso ante el Tribunal Constitucional.
Con esa manera de proceder el Gobierno le est¨¢ atribuyendo una naturaleza jur¨ªdica a un acto que no la tiene y est¨¢ tirando piedras contra su propio tejado. El 9 de noviembre no se va a celebrar ni un refer¨¦ndum, ni una consulta ni nada definible en t¨¦rminos jur¨ªdicos. Sea lo que sea lo que ocurra ese d¨ªa, jur¨ªdicamente es est¨¦ril. Eso lo est¨¢ reconociendo la Generalitat con su conducta. Sin decreto de convocatoria, sin censo electoral, con la posibilidad de que voten los menores y los extranjeros... faltan los elementos indispensables para que se pueda hablar de refer¨¦ndum o consulta. Estamos ante un pataleo, es decir, ante la ¨²ltima y vana actitud de protesta de quienes saben que no disponen de ning¨²n instrumento jur¨ªdico para hacer valer lo que entienden que son sus derechos.
Y una convocatoria a ejercer el derecho al pataleo no puede ser anulada. Nadie puede verse privado del derecho a patalear, a expresar que no est¨¢ de acuerdo con que no se le reconozca el derecho que ¨¦l entiende que le deber¨ªa ser reconocido. Es imposible que exista en un ordenamiento jur¨ªdico digno de tal nombre la prohibici¨®n del derecho al pataleo, ya que su ejercicio parte del reconocimiento de que no se tiene derecho, pero que con eso, justamente, es con lo que no se est¨¢ de acuerdo. Este m¨ªnimo derecho no puede faltar en ning¨²n ordenamiento jur¨ªdico democr¨¢tico. Y eso es lo que significa el 9 de noviembre. Se reconoce la derrota, pero se protesta. Es, de alguna manera, otra versi¨®n de la Diada.
En esto es en lo que no ha reparado el Gobierno en su ofuscaci¨®n y, de manera mucho menos comprensible, el Consejo de Estado. Entre ambos pueden poner al Tribunal Constitucional ante un problema sobre el que no deber¨ªa tener que pronunciarse. Y pueden abrir con ello la puerta al problema potencialmente mucho mayor de desobediencia c¨ªvica.
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