La justicia pone a la hermana del Rey al borde del banquillo por fraude fiscal
La Audiencia de Palma archiva la acusaci¨®n de blanqueo contra do?a Cristina "A la Infanta no le debe hacer ninguna ilusi¨®n", ha afirmado su abogado
La Audiencia de Palma decidi¨® este viernes que la infanta Cristina de Borb¨®n debe sentarse en el banquillo de los acusados por dos delitos fiscales ¡ªcometidos en 2007 y 2008¡ª como cooperadora, por ¡°contribuir a defraudar¡± dinero a la Hacienda p¨²blica y por tener ¡°conocimiento¡± o ¡°representaci¨®n¡± del fraude. Los tres magistrados ¡ªpor unanimidad¡ª acordaron levantar la imputaci¨®n por un delito de supuesto blanqueo de capitales que pesaba sobre la Infanta. Por ello, su defensa ve una v¨ªa de escape para evitar el juicio, ya que solo una acusaci¨®n popular ¡ªy no los representantes del Estado perjudicado¡ª acusan a la Infanta. El Supremo dict¨® en 2007 que no se puede abrir juicio oral solo a instancias de la acusaci¨®n popular; se necesitar¨ªa que lo inste el fiscal o la acusaci¨®n particular: a esto se le llam¨® doctrina Bot¨ªn.
La hermana del rey Felipe VI est¨¢ imputada desde enero de 2014 en el caso N¨®os, un esc¨¢ndalo por corrupci¨®n, que se investiga desde 2010, por supuesta malversaci¨®n de seis millones de euros p¨²blicos en la que los principales implicados son su esposo, I?aki Urdangarin, y el socio de este, Diego Torres. La causa se abri¨® a ra¨ªz de sus negocios con los Gobiernos del PP en Baleares y la Comunidad Valenciana.
En el auto, el tribunal se?ala que hay indicios suficientes que indican que Cristina de Borb¨®n, ¡°de manera innegable e inobjetable¡±, se benefici¨® del dinero de la sociedad familiar Aizoon, que ten¨ªa a medias con su esposo, para evadir impuestos. Los magistrados reconocen que, aunque no era socia y no administraba la empresa, la cre¨® con su marido, la sostuvo, gast¨® sus fondos, manej¨® cuentas, ten¨ªa caja ¨²nica, alquil¨® su palacete para la sede, firm¨® el contrato y cobr¨® las mensualidades.
Aizoon era una ¡°sociedad ficticia e instrumental¡±, sin estructura ni empleados adecuados, que utilizaron para ocultar ingresos, tal como admiten los jueces. Existi¨® una ¡°pantalla¡± y ¡°causa del fraude¡±, dice la Audiencia para quien la Infanta ¡°se desentendi¨® (del riesgo) y del peligro que ella misma generaba¡± por avalar y no actuar para evitar el delito.
Tan solo el pseudo sindicato ultra Manos Limpias mantiene una acusaci¨®n contra Cristina de Borb¨®n
La justicia entiende que ella nada tuvo que ver con la generaci¨®n de las rentas pero destaca que ¡°de alguna manera ha podido contribuir a la defraudaci¨®n, ya de modo activo como omisivo¡±. Por ello, la responsabiliza de no haber evitado el fraude: ¡°Ten¨ªa el deber jur¨ªdico de hacerlo al ostentar el 50% del capital social, y ser ella corresponsable del riesgo de defraudaci¨®n generado¡±, dicta el auto. La permanencia en la compa?¨ªa era, para los magistrados, una ¡°simulaci¨®n que comportaba la creaci¨®n de un elevado riesgo de defraudaci¨®n por lo que las imputaciones por cooperaci¨®n en el fraude fiscal cometido por su marido goza objetivamente de sustento¡±.
Los magistrados Diego G¨®mez-Reino, Juan Jim¨¦nez y M¨®nica de la Serna ¡ªexpertos en resolver y ordenar la causa del tambi¨¦n llamado caso Urdangarin¡ª entienden adem¨¢s que est¨¢ consolidado que los Duques de Palma actuaron en Aizoon como ¡°un matrimonio que abusa de una sociedad para obtener beneficios fiscales y al mismo tiempo para modificar su r¨¦gimen econ¨®mico¡± de separaci¨®n de bienes a gananciales.
Nueve delitos para I?aki Urdangarin
La Audiencia de Palma ha atribuido un nuevo delito al esposo de la Infanta, I?aki Urdangarin: el de blanqueo de capitales. Este se suma a los ocho que hab¨ªa acumulado hasta ahora. Urangarin se enfrentaba ¡ªhasta ahora¡ª a una petici¨®n de 15 a 19 a?os de c¨¢rcel, seg¨²n anunci¨® el fiscal Pedro Horrach, que deber¨¢ revisar su panel de penas y delitos.
La misma figura delictiva de blanqueo de dinero ¡ªde la que se exculpa a la Infanta¡ª tambi¨¦n se atribuye a su exsocio en los negocios bajo sospecha de la trama del Instituto N¨®os, Diego Torres y a la mujer de este, Ana Mar¨ªa Tejeiro.
La Audiencia de Palma estim¨® el recurso de apelaci¨®n del sindicato Manos Limpias, que act¨²a en la causa con el objetivo central de acusar a la Infanta. Con la nueva imputaci¨®n, el marido de la Infanta suma 25 delitos distintos: cinco delitos de prevaricaci¨®n, cinco de fraude, cinco de tr¨¢fico de influencias, cuatro de malversaci¨®n, dos contra Hacienda, uno de falsedad, uno de estafa, uno de falsificaci¨®n y uno de blanqueo. Sobre este ¨²ltimo, el auto de la Audiencia de Palma se?al¨® que ¡°el dinero malversado estar¨ªa previamente lavado¡±.
Los tres jueces que conforman el tribunal que ha dictado el auto desvelan, de forma soslayada, su convencimiento de que la Infanta se sentar¨¢ en el banquillo. En su auto recogen que do?a Cristina puede verse favorecida por la aplicaci¨®n de la atenuante penal prevista para cooperadores en delitos especiales propios, una consideraci¨®n que solo se puede atribuir a una persona que va a ser juzgada.
De manera precisa la Audiencia aparta a la Infanta de los indicios de delito de blanqueo que pesaban sobre ella porque la consideran al margen de los delitos que originaron ese blanqueo, la generaci¨®n ilegal de los fondos y la malversaci¨®n de caudales, en la que los jueces no implican a do?a Cristina por no haber participado en la gesti¨®n del Instituto N¨®os, que reca¨ªa en I?aki Urdangarin y Diego Torres. La Audiencia, en su primer auto de 2013, contra una primera imputaci¨®n ya la dej¨® al margen de la trama global delictiva del caso de la que se acusa a sus cerebros, Torres y Urdangarin, junto al expresidente de las islas, Jaume Matas.
Los seis millones de euros supuestamente malversados procedentes de las arcas de Baleares fueron controlados por la red de sociedades ficticias creadas bajo el paraguas de N¨®os para dispersar sus fondos y evitar su tributaci¨®n real. La Audiencia cree que exist¨ªa ¡°un acuerdo¡± entre Urdangarin y Torres para utilizar todo el entramado societario ¡°con la finalidad de canalizar las rentas de su trabajo¡±, en las sociedades sat¨¦lite de N¨®os.
La defensa de la Infanta ¡ªa un paso de ir a juicio por fraude¡ª al haberse liberado de la acusaci¨®n por blanqueo de capitales (la m¨¢s grave de las acusaciones por las penas que conlleva) y mantenerse en los dos delitos fiscales, ya apunt¨® este viernes la posibilidad de aplicarle la doctrina Bot¨ªn, con la que se evit¨® el juicio al banquero al bloquear la acci¨®n penal de una sola acusaci¨®n popular ya que el perjudicado, el Estado, no intervino.
El juez Castro vio "sobrados indicios" de que la Infanta estaba en la presunta trama corrupta "lucr¨¢ndose en propio beneficio"
La Fiscal¨ªa y la Abogac¨ªa del Estado no han acusado a la Infanta, hasta ahora. Han pedido su exculpaci¨®n aunque la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, afirm¨® que Hacienda (la perjudicada por el supuesto delito y representada por la Abogac¨ªa del Estado), ¡°estudiar¨¢¡± si cambia su t¨¢ctica y acusa.
En cualquier caso, la Audiencia de Palma dej¨® en manos del juez instructor, Jos¨¦ Castro, la decisi¨®n de determinar qui¨¦n ir¨¢ a juicio y por qu¨¦ delitos.
Los jueces, en un apartado de consideraciones finales de un auto de 160 p¨¢ginas, aprovechan tambi¨¦n para criticar la actitud del fiscal Anticorrupci¨®n Pedro Horrach, impulsor del caso junto al juez Castro hasta que se produjo su ruptura profesional al disentir sobre la imputaci¨®n de la Infanta. La Audiencia reprocha a Horrach el haber atacado el rol de Castro y, adem¨¢s, ve ¡°dudosa la legitimaci¨®n¡± del fiscal al recurrir la acusaci¨®n contra la esposa de Urdangarin que dict¨® el propio juez.
El fiscal ¡°piensa desplegar acusaci¨®n por delito fiscal aunque no lo atribuye a la Infanta¡±, subraya la Audiencia, aunque los otros imputados carguen con los mismos hechos. ¡°Tampoco deja de sorprender que fiscal y Abogac¨ªa del Estado se muestren de acuerdo en que hay fraude fiscal pero que la deuda tributaria es atribuible a Torres y Urdangarin cuando lo razonable es que se decidiera en el juicio¡±, concluye.
El fiscal Horrach ve a Castro con una cierta obsesi¨®n personal en este asunto
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