La Zarzuela: ¡°La renuncia a los derechos es decisi¨®n de la Infanta¡±
La Casa del Rey muestra su "absoluto respeto a la independencia judicial"
¡°Esa cuesti¨®n le corresponde considerarla a la Infanta¡±. La Casa del Rey asegura que no presionar¨¢ a do?a Cristina para que renuncie a sus derechos din¨¢sticos tras la decisi¨®n de la Audiencia de Palma de mantener su imputaci¨®n por fraude fiscal. Ese gesto de gran poder simb¨®lico pero insignificantes consecuencias pr¨¢cticas ¡ªdo?a Cristina es la sexta en la l¨ªnea de sucesi¨®n y su renuncia no afectar¨ªa a sus hijos, que subir¨ªan un puesto en el escalaf¨®n¡ª ser¨ªa un gran alivio para la Corona, impaciente por pasar la p¨¢gina del ¡°martirio¡± del caso N¨®os.
Pero es una renuncia, no pueden obligarla. Y el Rey tampoco puede arriesgarse a que trascienda p¨²blicamente que se lo ha pedido y que ella se niegue a hacerlo.
La Zarzuela insisti¨® ayer en su ¡°respeto absoluto a la independencia judicial¡± y record¨® que do?a Cristina ya no forma parte de la Familia Real ¡ªtras la proclamaci¨®n de don Felipe abandon¨® esa condici¨®n, como la infanta Elena¡ª y no recibe asignaci¨®n de la Casa del Rey, es decir, dinero p¨²blico, desde que fue apartada de los actos oficiales en octubre de 2011, al estallar el caso N¨®os.
La imputaci¨®n de I?aki Urdangarin primero y de la Infanta despu¨¦s es lo que m¨¢s ha erosionado el prestigio de la Corona. Ni siquiera la ca¨ªda de don Juan Carlos durante una inoportuna cacer¨ªa en Botsuana en 2012 caus¨® tantos estragos en la popularidad de la instituci¨®n. Don Felipe es muy consciente del da?o causado por el caso N¨®os y por eso decidi¨® cortar con lo sano y no aparecer en p¨²blico con su hermana, hasta el punto de que no asisti¨® al acontecimiento m¨¢s importante de su vida, su proclamaci¨®n como rey, el pasado 19 de junio.
El mismo d¨ªa de su proclamaci¨®n, don Felipe se refiri¨®, sin citarlo, a la situaci¨®n de su hermana, el caso N¨®os y la desafecci¨®n que hab¨ªa provocado hacia la Corona. No los cit¨® por su nombre, pero cuando quiso que sus primeras palabras como Rey fueran para prometer ¡°velar por la dignidad de la instituci¨®n, preservar su prestigio y observar una conducta ¨ªntegra, honesta y transparente¡± estaba intentando trasladar a los ciudadanos el mensaje de que bajo su reinado no se repetir¨ªan los errores del pasado.
Lo prometi¨® en su proclamaci¨®n y poco m¨¢s de un mes despu¨¦s implant¨® nuevas normas en La Zarzuela para intentar dar credibilidad a su promesa. La Casa del Rey anunci¨® el pasado julio que por decisi¨®n del nuevo Monarca quedaba prohibido para los miembros de la Familia Real trabajar para empresas, tener negocios privados o dedicarse a cualquier otra cosa que no fueran actos ¡°de naturaleza institucional¡± como representantes de la instituci¨®n. La medida ya no afectaba la infanta Cristina, pues hab¨ªa sido apartada de la Familia Real, pero de haber estado en vigor durante el reinado de don Juan Carlos podr¨ªa haber evitado que se involucrara en los negocios de I?aki Urdangarin.
Felipe VI se ha esforzado en transmitir que le repugnan los casos de corrupci¨®n y que entiende el desencanto y la indignaci¨®n que provocan. ¡°La sociedad necesita referencias morales a las que admirar y respetar; principios ¨¦ticos que reconocer y observar; valores c¨ªvicos que preservar y fomentar¡±, admiti¨® el pasado 24 de octubre, durante su discurso en la entrega de los premios Pr¨ªncipe de Asturias. Pero el caso N¨®os impide a la Corona mantenerse al margen de los esc¨¢ndalos y de la indignaci¨®n ciudadana que acarrean. Y la Infanta, que siempre ha visto en la estrategia de aislamiento de la Casa del Rey una condena por adelantado, no lo ha puesto f¨¢cil. Nunca ofreci¨® a su padre la renuncia a sus derechos din¨¢sticos, pese a que era la mejor opci¨®n para La Zarzuela. Ahora es su hermano quien necesita ese gesto.
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