¡®Lobbies¡¯ fuera de control
La batalla de la varicela pone de manifiesto la necesidad de regular los grupos de presi¨®n
El pulso que la Administraci¨®n espa?ola y la multinacional farmac¨¦utica Sanofi Pasteur acaban de librar a cuenta de la vacuna contra la varicela es un ejemplo altamente ilustrativo de la necesidad apremiante de regular la actuaci¨®n de los lobbies, esa recurrente tarea siempre enunciada y nunca realizada. En Espa?a no hay ninguna regulaci¨®n sobre los grupos de presi¨®n, entendiendo como tales las empresas, asociaciones o corporaciones que en defensa de sus intereses intentan influir en los grupos para modificar las leyes. En el Parlamento ha habido varios intentos de grupos minoritarios, interesados en que se conozca la ¡°trazabilidad de las leyes¡±, es decir, que se hagan p¨²blicas, como en otros pa¨ªses, las reuniones de los diputados con los lobbies que tratan de que los proyectos legislativos atiendan a sus intereses. Algunos grupos, como UPyD, lo hacen por su cuenta.
Mariano Rajoy anunci¨® su intenci¨®n de regular estos grupos en su primer debate sobre el estado de la naci¨®n como presidente, en febrero de 2012, pero su propuesta qued¨® aparcada. Dos a?os despu¨¦s, el pasado 27 de octubre, el PP propuso al resto de grupos reconocerlos y legalizarlos en el Congreso. El punto de partida es que en Europa, solo Portugal y Grecia est¨¢n en la misma situaci¨®n que Espa?a y no tienen regularizada la actuaci¨®n de los grupos de presi¨®n en sus respectivos Parlamentos.
Rajoy ya anunci¨® su intenci¨®n de regular los ¡®lobbies¡¯ en 2012 pero hasta el mes pasado el PP no dio un primer paso
La propuesta del PP incluye crear un registro de lobbies, de tal forma que solo el que est¨¦ apuntado tenga capacidad de actuar en el Parlamento; elaborar un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas y dar transparencia a su actuaci¨®n obligando a publicar las agendas de los diputados. En principio, todos los grupos mostraron su disposici¨®n a estudiarlo.
Incluso colectivos directamente afectados, como la Asociaci¨®n de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), reclaman hoy ese control, convencidos de que los conflictos de intereses no tienen por qu¨¦ tener efectos nocivos si se manejan con transparencia. De hecho, la actividad de los grupos de influencia est¨¢ ampliamente regulada en otros pa¨ªses. Los ejemplos de Estados Unidos y la Uni¨®n Europea son bastante claros.
Un actor clave de la pol¨ªtica de Estados Unidos
La calle K, donde tradicionalmente se instalan sus oficinas los grupos que aspiran a influir en la pol¨ªtica de Washington, sigue ganando oficinas. Es el reflejo del auge del negocio del lobby en la capital de EE?UU. Entre 1999 y 2010, su inversi¨®n pas¨® de 1.400 millones a 3.500 millones de d¨®lares (de 1.100 a 2.800 millones de euros), seg¨²n las estad¨ªsticas del Senado recopiladas por el Center for Responsive Politics, una organizaci¨®n independiente. En paralelo, el n¨²mero de lobbistas registrados alcanz¨® en 2007 su r¨¦cord (14.837), el doble que en 1981. Desde entonces, las cifras se han reducido ligeramente (12.359 en 2013), pero seg¨²n los expertos se debe a factores coyunturales.
Este nivel de detalle revela la transparencia del sector. Desde 1946, la ley regula su campo de acci¨®n. La ¨²ltima reforma es de 2007, tras un esc¨¢ndalo de regalos que salpic¨® al Gobierno de George W. Bush y a congresistas republicanos. Un conocido lobbista fue condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel por sobornar a representantes p¨²blicos por medio de regalos y viajes. Desde entonces, la ley proh¨ªbe a los legisladores aceptar sus regalos, limita el presupuesto de sus comidas, ampl¨ªa el periodo de veto para que un excongresista se haga lobbista y obliga a los lobbies a divulgar cada cuatro meses sus actividades. Por ejemplo, se puede saber qu¨¦ empresas hacen aportaciones a proyectos de ley.
¡°Es un juego a largo plazo¡±, explica por tel¨¦fono Lee Drutman, analista de New America, un think tank en Washington. ¡°Los lobbistas¡±, agrega el experto, ¡°buscan moldear el ambiente por medio de una sutil pero continua interacci¨®n con los pol¨ªticos clave¡±.
Son un elemento intr¨ªnseco a la pol¨ªtica de EE?UU: toda empresa que quiera ser escuchada debe pasar por ellos. En 2013, los sectores que m¨¢s gastaron fueron el asegurador e inmobiliario (489 millones de d¨®lares) y el sanitario (487 millones). ¡°Hacen m¨¢s lobby los sectores que van bien¡±, afirma Drutman. Como victorias del sector menciona el ¨¦xito de los bancos en suavizar la reforma financiera tras la crisis de 2008 y de las aseguradoras y hospitales en hacer lo mismo con la reforma sanitaria del presidente estadounidense, Barack Obama. De hecho, el gran salto en la inversi¨®n se consolid¨® en 2009 con su entrada a la Casa Blanca.
Un ¡®lobbista¡¯ por funcionario en la Comisi¨®n Europea?
Un paseo por el barrio europeo de Bruselas, en el que se concentra el grueso de las instituciones comunitarias, se convierte en una feria al aire libre de asociaciones de toda ¨ªndole con un objetivo ¨²nico: influir en las instituciones de la UE en defensa de los intereses de sus representados. A un radio de un kil¨®metro y medio de la sede de la Comisi¨®n Europea, principal centro de poder comunitario, pocos edificios de oficinas escapan de las placas que anuncian los nombres de grupos de presi¨®n de toda ¨ªndole: financieros, energ¨¦ticos, industriales, medioambientales y tambi¨¦n organizaciones de defensa de los consumidores.
En Bruselas hay cerca de 30.000 lobbistas, frente a los 31.000 funcionarios que trabajan en el Ejecutivo comunitario, seg¨²n los c¨¢lculos de Corporate Europe Observatory, una organizaci¨®n independiente que pide m¨¢s transparencia en la UE y que calcula que invierten anualmente 1.000 millones de euros. Muchos de estos lobbistas trabajan en los 6.935 grupos de presi¨®n que figuraban inscritos en octubre en un registro del Parlamento que, desde 2011, hace p¨²blicas las se?as de los lobbistas con derecho de acceder a la Euroc¨¢mara.
Casi la mitad de los grupos registrados son empresariales. El resto se divide entre consultores, abogados y representantes de ONG, think tanks, entes locales y regionales y hasta de confesiones religiosas. La tendencia es ascendente: desde junio de 2011, cuando se constituy¨® el registro, el n¨²mero no ha dejado de crecer. Sin embargo, una gran mayor¨ªa lleva a?os en Bruselas. Los conocedores de este mundillo fijan en una d¨¦cada el periodo a partir del cual la influencia empieza a dar r¨¦ditos. Para estos grupos, la importancia de Bruselas es capital: de aqu¨ª proviene, aproximadamente, el 75% de la legislaci¨®n comunitaria.
Sin embargo, no todos luchan por intereses particulares. Al otro lado de la trinchera lobbista destaca la labor de la mencionada Corporate Europe Observatory, una ONG que pone la lupa sobre los movimientos de los grupos de presi¨®n y desvela sus artima?as ¡ªno siempre acordes con los est¨¢ndares ¨¦ticos¡ª, y la Oficina Europea de Uniones de Consumidores (BEUC, por sus siglas en franc¨¦s), que con una financiaci¨®n muy inferior lucha por hacer contralobby: defender al ciudadano para que las leyes europeas no se plieguen a los intereses de los grupos poderosos.?
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