Poco tiempo para un largo camino
A favor de Podemos juega el hecho de que la sociedad espa?ola est¨¢ agotada por la crisis econ¨®mica, desesperada con la corrupci¨®n y harta del deterioro de las instituciones
¡°Lo m¨¢s dif¨ªcil comienza ahora¡±, ha dicho Pablo Iglesias al celebrar su elecci¨®n como secretario general de Podemos. Y, aunque es verdad que la tarea que le queda por delante es inmensa, hay que reconocer que haber llegado hasta aqu¨ª y haberlo hecho tan r¨¢pido y con unos apoyos tan amplios, tanto en votos recibidos en las elecciones europeas como en intenci¨®n de voto en las encuestas, representa un logro important¨ªsimo en un pa¨ªs dominado por un bipartidismo correoso al que hasta ahora nadie ha logrado hincarle el diente. Sin duda alguna, los secretarios generales del resto de fuerzas pol¨ªticas encajar¨¢n con envidia poco sana los m¨¢s de 95.000 votos recibidos por Pablo Iglesias.
Pero si lo logrado hasta aqu¨ª es innegable, lo que queda por delante es todo cuesta arriba. Porque a lo que Podemos aspira es nada menos que a la cuadratura de ese c¨ªrculo morado que ha elegido como emblema. ?Por qu¨¦? Porque va a tener que ingeni¨¢rselas para encajar una oferta ideol¨®gicamente minoritaria, cuyo origen se sit¨²a en la izquierda no parlamentaria y muy alejada de las preferencias medias de la ciudadan¨ªa, en un electorado donde la demanda de cambio pol¨ªtico, econ¨®mico y social es transversal a pr¨¢cticamente todas las capas de la sociedad.
A favor de Podemos juega el hecho de que la sociedad espa?ola est¨¢ agotada por la crisis econ¨®mica, desesperada con la corrupci¨®n y harta del deterioro de las instituciones. Pero en su contra juega tanto la radicalidad de sus propuestas, cuando las plantean, como su indefinici¨®n, cuando por razones t¨¢cticas deciden esconderlas para no asustar a sus potenciales votantes. Tambi¨¦n les perjudica su maximalismo: su renuncia a competir en las municipales significa que no quieren construir una alternativa desde abajo, como hicieron los Verdes alemanes, a los que desprecian por haberse acomodado en las instituciones, sino llegar al poder de golpe aprovechando la ventana de oportunidad abierta por la crisis.
En ¨²ltima instancia, ese ¨®rdago puede volverse en su contra y acabar situ¨¢ndolos en su justo lugar: como una tercera fuerza pol¨ªtica a la izquierda de la socialdemocracia, que es lo que, ret¨®rica populista y anticasta aparte, realmente son, como demuestra su d¨ªa a d¨ªa en el Parlamento Europeo: fielmente integrados en la Izquierda Unida Europea, con la que votan disciplinadamente en todas las cuestiones.
Parad¨®jicamente, su primera v¨ªctima ser¨¢ (ya lo es) Izquierda Unida, a quien mandan al desv¨¢n de los trastos viejos por, con propuestas pr¨¢cticamente id¨¦nticas, no haber logrado capitalizar la crisis. Y, parad¨®jicamente, en la medida en la que el PSOE sepa responder a Podemos y convencer a la ciudadan¨ªa de que para hacer una sociedad m¨¢s justa y acabar con la corrupci¨®n no hace falta acabar con el r¨¦gimen del 78 sino reformarlo en profundidad, el PSOE podr¨ªa recoger los frutos del ascenso de Podemos y situarse en el centro del espectro como ¨¢rbitro de la pol¨ªtica espa?ola. Pareciera pues que la ¨²ltima palabra sobre el ¨¦xito de Podemos no la tuviera Pablo Iglesias, sino el partido que fundara Pablo Iglesias.
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