Los obispos, ¡°desconcertados¡± por la retirada de la ley del aborto
La Conferencia Episcopal critica al Constitucional por no resolver el recurso contra la ley Zapatero
La jerarqu¨ªa cat¨®lica ha proclamado 2014 como el a?o de la familia, especialmente para hablar de la crisis del matrimonio y de los diferentes grados de despenalizaci¨®n del aborto voluntario. Por este ¨²ltimo tema, los obispos est¨¢n ¡°desconcertados¡±. Esta ma?ana lo expres¨® el presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el arzobispo Ricardo Bl¨¢zquez, en el discurso inaugural de su asamblea plenaria de oto?o. Lo hizo recordando lo dicho por el fil¨®sofo Juli¨¢n Mar¨ªas, cuyo centenario del nacimiento se celebra ahora. ¡°Nos advirti¨® de que la aceptaci¨®n social del aborto hab¨ªa sido uno de los hechos m¨¢s graves de nuestro tiempo. Queremos trabajar para que esta aceptaci¨®n social se convierta en un rechazo social¡±, dijo Bl¨¢zquez.
Sobre la decisi¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy de cancelar su promesa de reformar muy a la baja la actual legislaci¨®n, el l¨ªder episcopal afirm¨®: ¡°Apareci¨® claro a la opini¨®n p¨²blica que nos hab¨ªa entristecido y desconcertado la noticia. La Nota publicada por el Comit¨¦ Ejecutivo era tan honda y sentida como clara y sobria. Continuamos padeciendo el mismo desconcierto y reclamando lo prometido en el programa electoral¡±. Tambi¨¦n critica Bl¨¢zquez la pasividad del Tribunal Constitucional. ¡°?C¨®mo es posible que no haya respondido todav¨ªa al recurso que hace cuatro a?os le fue presentado contra la segunda ley del aborto?¡±
La tesis de Bl¨¢zquez es que la ciencia ense?a que desde la concepci¨®n hay un tercer ser humano distinto de los padres. A?adi¨®: ¡°No es un tumor, sino un hijo. Deseo que cuanto antes sea cambiada eficazmente la legislaci¨®n en el sentido de defender la vida de los ni?os en camino y de ayudar a las madres para llevar a t¨¦rmino el embarazo. Sin abortos provocados, la sociedad ser¨¢ moralmente mucho m¨¢s limpia. Nadie tiene el derecho a decidir a qui¨¦n se deja nacer y a qui¨¦n se le corta el paso. Los cristianos, junto con otras muchas personas, queremos que la persona nunca sea considerada como medio, sino como fin, que es una expresi¨®n del reconocimiento de su dignidad¡±.
Concluy¨® Bl¨¢zquez la parte de su discurso dedicada a este tema: ¡°En medio del desaliento y de la preocupaci¨®n con que los hechos y las noticias de los ¨²ltimos meses apesadumbran a nuestra sociedad, quiero hacerme int¨¦rprete del com¨²n sentir de los obispos espa?oles y de su confianza en la acci¨®n de la Justicia, e invito a superar cualquier tentaci¨®n de des¨¢nimo y a colaborar juntos por un futuro m¨¢s sereno, m¨¢s justo y m¨¢s solidario. ?Seamos trabajadores esperanzados en este empe?o com¨²n!¡±
El presidente de los obispos tambi¨¦n dedic¨® tiempo a la crisis ¨¦tica que padece la sociedad espa?ola. La CEE estudia esta semana un documento pastoral sobre c¨®mo evangelizar mejor a la sociedad en ¡°los caminos de Dios en este tiempo¡±. Afirm¨®: ¡°Es una convicci¨®n generalizada y un clamor que resuena en todos los rincones, el que necesitamos como pueblo una regeneraci¨®n moral. La noticia de tantos hechos que nos abochornan, desmoralizan y entristecen debe llevarnos a detectar las causas y a cambiar el curso de las cosas. No bastan la irritaci¨®n, los rechazos y la condenaci¨®n que manifiestan probablemente en medio de todo la reacci¨®n de un sentido moral. Las leyes son necesarias, pero su vinculaci¨®n personal debe ser fortalecida con la conciencia ¨¦tica¡±.
Partiendo de la tesis de que la calidad de una sociedad tiene que ver fundamentalmente con sus valores morales, Bl¨¢zquez concluy¨®: ¡°Aunque nadie sea testigo de nuestras acciones, no podemos silenciar la llamada a evitar el mal y hacer el bien que escuchamos en el interior; aunque ni la polic¨ªa, ni la Justicia, ni los medios de comunicaci¨®n social nos descubrieran ¡ªalgo cada d¨ªa m¨¢s improbable¡ª no podemos ocultarnos de la luz de la conciencia ni zafarnos del deber de no traicionar nuestra dignidad personal. Sin conducta moral, sin honradez, sin respeto a los dem¨¢s, sin servicio al bien com¨²n, sin solidaridad con los necesitados, nuestra sociedad se degrada¡±.
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