¡°Es un momento ¨²nico para Podemos. O lo aprovecha o lo pierde¡±
El fil¨®sofo argentino, una de las voces de Sudam¨¦rica a quien m¨¢s escucha Podemos
El fil¨®sofo Ricardo Forster, de 57 a?os, es uno de los intelectuales argentinos m¨¢s relevantes del kirchnerismo. Y es tambi¨¦n una de las voces en Sudam¨¦rica a quienes los dirigentes de la formaci¨®n espa?ola Podemos escuchan con mayor atenci¨®n. El Gobierno le nombr¨® en junio secretario de Coordinaci¨®n Estrat¨¦gica para el Pensamiento Nacional. Ese nombre gener¨® mucho recelo en los medios de informaci¨®n m¨¢s cr¨ªticos con el Gobierno. Forster asegura, sin embargo, que desde su secretar¨ªa intenta ¡°generar las condiciones para un di¨¢logo que no eluda las diferencias¡±.
Da muestras de estar muy al tanto de la actualidad espa?ola y del vertiginoso ascenso de Podemos. ¡°Yo ten¨ªa una relaci¨®n con Germ¨¢n Cano, fil¨®sofo. Pero no conoc¨ªa a ??igo Errej¨®n, ni a Juan Carlos Monedero ni a Pablo Iglesias. A Monedero y a Errej¨®n los conoc¨ª cuando ellos vinieron este a?o. Ah¨ª tuvimos una larga conversaci¨®n. Hicimos un encuentro que se llam¨® Democracia, hegemon¨ªa y medios. Errej¨®n me pareci¨® una persona muy formada: ley¨® con mucho inter¨¦s la obra de Ernesto Laclau [gran referente intelectual del kirchnerismo, fallecido este a?o]. Me parece que es un grupo que ha encontrado una facilidad llamativa para descodificar un lenguaje muy complejo que es el de los medios [de comunicaci¨®n]. Les dije: ¡®Cuidado con los medios, cuidado con la fascinaci¨®n, cuidado con la espectacularizaci¨®n, cuidado con el riesgo de que la pol¨ªtica de nuevo sea formateada y estetizada por los medios¡±.
Forster est¨¢ muy familiarizado con la cultura y pol¨ªtica europea. Sus fil¨®sofos de cabecera son Benjamin y Adorno. Ahora acaba de publicar con la editorial Fondo de Cultura el libro La traves¨ªa del abismo. Mal y Modernidad en Walter Benjamin. Durante mucho tiempo viaj¨® casi todos los a?os a Espa?a. Cree que Podemos apela al populismo como ¡°un acto de provocaci¨®n¡±, para diferenciarse de las otras formaciones pol¨ªticas. ¡°Y la forma que encontraron para diferenciarse es su lectura de algunas de las formas de populismo sudamericano y, sobre todo, de la ¨²ltima generaci¨®n de populismo. Creo que son profundamente democr¨¢ticos en su lectura de la sociedad espa?ola. Ellos representan a una generaci¨®n joven, pero disconforme con el pacto que llev¨® a una despolitizaci¨®n y a una profunda crisis econ¨®mica, institucional y social. Sacan la pol¨ªtica del encorsetamiento¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ ense?anzas puede extraer Podemos de la experiencia argentina?
Respuesta. Una es que no hay nada m¨¢s saludable para la democracia que la politizaci¨®n. Otra, que es posible salir de paradigmas que parecen intocables. En la Argentina del final de los noventa la idea de la globalizaci¨®n, el achicamiento del Estado, las privatizaciones y el reinado absoluto del mercado parec¨ªan intocables para progresistas y liberales. Pero fue posible cambiarlo, reconstruir un rol importante del Estado en la esfera de la econom¨ªa. Fue posible disputar una hegemon¨ªa. Y de ah¨ª tambi¨¦n la b¨²squeda de una nueva geopol¨ªtica regional que tiene como momento clave la alianza estrat¨¦gica con Brasil, Mercosur y Unasur. Ellos han le¨ªdo esa experiencia. Y les importa mucho sostener una pol¨ªtica que no quede asfixiada por un euro dominado fundamentalmente por Alemania.
No hay nada m¨¢s saludable para la democracia que la politizaci¨®n
P. ?Les ha dado consejos?
R. M¨¢s que consejos han sido conversaciones. Pero creo que tienen que seguir confiando en que la ¨²nica alternativa es la politizaci¨®n de la sociedad. Es posible tomar riesgos, es necesario tomar riesgos. Hay que terminar con la pol¨ªtica del miedo. Porque en la Argentina funcion¨® en los a?os 90. Es posible repensar el rol de la sociedad civil, el rol del Estado. Es posible cambiar la estructura jur¨ªdica, el orden financiero internacional. Este es un punto central: lo que hoy est¨¢ sucediendo en el conflicto con los fondos buitre es clave no solo para la sociedad argentina sino para sociedades que tienen un alto ¨ªndice de endeudamiento. Hay que poner en debate las recetas de la ortodoxia econ¨®mica y volver a bajar de los estantes m¨¢s lejanos de nuestras bibliotecas libros que dejamos de leer. No estoy hablando de El Capital, de Marx. Estoy hablando de Keynes.
P. ?Es inevitable la demagogia para alcanzar el poder?
R. Muchas veces se ha intentado reducir el populismo a la demagogia. Pero las democracias sudamericanas se han expandido mucho en t¨¦rminos de derechos civiles. Millones de hombres y mujeres con ciudadan¨ªa precaria han devenido ciudadanos. Brasil es un ejemplo clar¨ªsimo. El caso boliviano es ejemplar. El caso argentino¡ construy¨® la primera ciudadan¨ªa con el peronismo. Se anticip¨® a otros proyectos pol¨ªticos. Yo no vengo del peronismo, pero he aprendido a comprender su complejidad en la historia. Hay que poner en debate la cuesti¨®n de la demagogia. Porque siempre est¨¢ el peligro de la demagogia, siempre est¨¢ el peligro de confiar en que el otro, con un plan social o una d¨¢diva, va a estar acompa?¨¢ndome eternamente. Yo creo que eso es subestimar a los que yo llamo los incontables de la historia. Yo prefiero un Gobierno que mejora los ¨ªndices de acceso a la salud, a la vida digna, que un Gobierno que aparece con toda la parafernalia del hiperliberalismo republicano y que lo que hace es seguir manteniendo la invisibilidad [de los m¨¢s desfavorecidos] y la carencia de derechos.
A Monedero y Errej¨®n les dije: cuidado con la espectacularizaci¨®n
P. ?Qu¨¦ le parece la estrategia electoral de Podemos?
R. Ellos perciben, y yo estoy de acuerdo, que hay momentos en que se disloca un cierto orden. Y es un momento ¨²nico. O se aprovecha o se lo pierde. Si N¨¦stor Kirchner, por el azar de la historia, no hubiera llegado al poder en 2003, seguramente los dolores argentinos habr¨ªan sido muy complejos en los a?os siguientes. Ellos piensan que este es el momento en que se puede romper el bipartidismo y el sistema de las ¨¦lites pol¨ªticas espa?olas. Saben de los peligros. Saben que entre el n¨²cleo duro de Podemos y las decenas de miles de j¨®venes que se han incorporado hay una distancia muy grande que implica una distancia de formaci¨®n significativa.
P. ?Cu¨¢l deber¨ªa ser el papel de la prensa si llegan al poder?
R. Lo ideal me pareci¨® siempre la tripartici¨®n de la ley: 33% de los medios para empresas privadas, 33% para los p¨²blicos y 33% para la sociedad civil. Los medios p¨²blicos tienen que ser diversos. Hay medios p¨²blicos que representan m¨¢s la mirada del Gobierno y medios p¨²blicos que tienen otras posibilidades. Pero yo creo que los Gobiernos, si no tienen una capacidad de intervenir a trav¨¦s de los medios en la disputa social me parece que no encuentran la manera de interpelar a la sociedad.
Se puede hablar de casta. En pol¨ªtica siempre ha habido una tendencia corporativa
P. ?Oy¨® hablar de la casta?
R. Claro. Podemos considera que hay una casta pol¨ªtica. Yo creo que ha habido siempre una tendencia corporativa de la pol¨ªtica. El problema es cuando esa tendencia se convierte en un fraude, en un negocio. Pero hay un deslizamiento complicado entre decir la clase pol¨ªtica, la casta pol¨ªtica a liberar la idea misma de pol¨ªtica. Hay que tener mucho cuidado. En Argentina la frase [durante la crisis econ¨®mica de 2001-2002] era "que se vayan todos". ?Para qu¨¦ sirve que se vayan todos? ?Qui¨¦n viene? ?El due?o de una empresa, el tecn¨®crata, el barrendero de la esquina? No. Me parece que hay momentos en que una sociedad est¨¢ cansada de la forma de representaci¨®n y pronuncia un tipo de frase m¨¢s radicalizada. Pero de esa frase, si se la sigue hasta su extenuaci¨®n me parece que no vamos a un lugar interesante. En cambio, si eso sirve para poner en cuesti¨®n una forma de representaci¨®n que a su vez rehabilite lo mejor de las tradiciones pol¨ªticas democr¨¢ticas, ah¨ª vamos por otro camino. Y creo que eso es lo que ha sucedido en gran medida en los pa¨ªses sudamericanos. No se expuls¨® a la pol¨ªtica.
P. ?Le aconsejar¨ªa paciencia a Podemos?
R. No. Porque hay momentos en los que hay que percibir que est¨¢ llegando el tren y, si uno no se sube en el momento adecuado, el tren pasa.
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