Cayetana se rodea de los suyos en Sevilla, la ciudad donde fue m¨¢s feliz
La duquesa de Alba permanece inconsciente en el palacio de Due?as con su marido y sus seis hijos
Cayetana de Alba se agarraba anoche a la vida con la fuerza que le queda. Rodeada de sus seis hijos y de su tercer marido, la carism¨¢tica arist¨®crata pasaba estas dif¨ªciles horas en su casa m¨¢s querida, el Palacio de Due?as en Sevilla. Una de las ¨²ltimas cosas que pidi¨® la duquesa antes de perder la consciencia fue regresar a su hogar. Sus hijos cumplieron su voluntad y all¨ª se encontraba desde el martes por la noche, cuando los m¨¦dicos alertaron a la familia de la ¡°dif¨ªcil¡± situaci¨®n que atravesaba la enferma, que no lograba superar la neumon¨ªa que sufre, complicada con problemas cardiacos.
Los rostros de dolor de los familiares y amigos que se acercaban hasta Due?as para interesarse por la duquesa reflejaban la gravedad de la situaci¨®n y las pocas esperanzas de que esta vez pueda darle otra vuelta de tuerca a la vida.
Cayetana es Cayetana, dicen sus amigos y sus m¨¦dicos. Lo demostr¨® cuando en 2009 fue operada de hidrocefalia y se temi¨® por su vida. Pero no solo super¨® el trance, sino que, adem¨¢s, inici¨® otra vida. Perdi¨® el miedo al avi¨®n y comenz¨® a viajar y a salir m¨¢s. En la puerta de un cine de Madrid se encontr¨® con Alfonso D¨ªez, un funcionario del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y decidi¨® poco despu¨¦s casarse con ¨¦l. Antes tuvo que vencer la oposici¨®n de sus hijos y resolver los asuntos de su patrimonio. Alfonso D¨ªez lloraba por la salud de su esposa, de quien no se ha separado durante los tres ¨²ltimos a?os.
Me dijo que hiciera lo que quisiera, aun con todos en contra", cuenta una sevillana
El reparto de la herencia dej¨® profundas heridas en la familia Alba. Jacobo, el tercero de los cinco varones, rompi¨® relaciones con su madre al sentirse perjudicado. Se enzarzaron en una pelea que alcanz¨® tambi¨¦n a la esposa de este, Inka Mart¨ª. Ayer, ambos cruzaron la verja del palacio de Due?as conocedores de la gravedad de la duquesa como antes lo fueron haciendo uno a uno todos los hijos de la arist¨®crata y alguno de sus nietos. En alguna ocasi¨®n, Cayetana de Alba reconoci¨® que hubo un tiempo en que fue una madre distante, aunque con los a?os se acerc¨® m¨¢s a sus seis hijos (Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia, por orden de nacimiento), pero de lo que siempre se mostr¨® orgullosa fue de ser abuela.
En cuanto trascendi¨® la gravedad del estado de salud de la arist¨®crata, los alrededores de Due?as se fueron llenando de personas deseosas de noticias. All¨ª la frase que m¨¢s se repet¨ªa en boca de curiosos y admiradores era: ¡°Siempre ha hecho lo que ha querido¡±. El ambiente en esas cr¨ªticas horas era tranquilo, pero sobrecogedor. La calma solo se ve¨ªa alterada cuando la puerta del palacio se abr¨ªa a coches o a operarios con bombonas de ox¨ªgeno.
¡°Me parece una mujer maravillosa. Hab¨ªa vivido tant¨ªsimo que daba gusto escucharla¡±, afirmaba Mar¨ªa, que, adelantando acontecimientos, ya hablaba en pasado de la duquesa. Esta mujer, que quiso pasarse por la residencia de la arist¨®crata al enterarse de su estado de salud, contaba con orgullo que tuvo la suerte de coincidir con ella en varias ocasiones. ¡°A m¨ª me dijo que hiciera lo que quisiera hacer, aunque estuviera todo el mundo estuviera en contra. ¡®Si te sale bien, ganas t¨²¡¯, dec¨ªa ella¡±, recuerda emocionada. Esa ha sido una de las normas de vida de la duquesa.
La Familia Real est¨¢ muy pendiente de su salud. Les unen lazos de cari?o
Al otro lado de la verja, el silencio ten¨ªa otro tinte m¨¢s amargo. En las ¨²ltimas horas se observaban paseos por los jardines de algunos de los allegados de la arist¨®crata, que por momentos sal¨ªan a tomar el aire.
¡°La vamos a echar de menos¡±, manten¨ªa Ana, a las puertas de Due?as. Rememora que, por estas fechas, la duquesa acud¨ªa todos los a?os a una florister¨ªa cercana a su trabajo, ocasi¨®n que aprovechaba para ir a saludarla. ¡°Sal¨ªamos corriendo para verla y siempre ten¨ªa un agradecimiento para nosotros¡±, relata. ¡°Era un gusto verla en la Feria. A m¨ª me encantaba ir para verla pasear en el coche de caballos¡±, a?ad¨ªa Reyes, otra de sus admiradoras.
A pocos metros del palacio de Due?as se encuentra el Cristo de los Gitanos, ese al que tantas veces se encomend¨® Cayetana de Alba en momentos complicados. En las ¨²ltimas horas, la Hermandad ofrec¨ªa misas por la salud de su devota fiel.
La Familia Real tambi¨¦n est¨¢ muy pendiente de la duquesa, a quien le une lazos de cari?o. Ayer, la infanta Pilar, t¨ªa del rey Felipe, habl¨® de ella: ¡°Siempre hemos sido muy amigas y nuestros hijos tambi¨¦n los son. Estamos todos muy preocupados por ella¡±.
Su gran amiga Carmen Tello, esposa del torero Curro Romero, reconoc¨ªa ayer emocionada que ella no ha perdido la esperanza: ¡°S¨¦ que est¨¢ todo muy dif¨ªcil, pero mientras ella no se rinda, yo tampoco lo voy a hacer¡±. Tello es una de las pocas personas que ha tenido acceso a la habitaci¨®n de la duquesa en su casa de Due?as.
Anoche, hac¨ªa muchas horas ya que Cayetana hab¨ªa perdido la consciencia. Los m¨¦dicos intentaron que pasase ese tiempo lo m¨¢s tranquila posible. En su casa de Due?as, de la que le gustaba todo. Mientras, los amigos, segu¨ªan dando pasos perdidos por el jard¨ªn.
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