Desolaci¨®n en la Conferencia Episcopal
Los obispos viven en estado de 'shock' el caso de los sacerdotes pederastas de Granada
Desolaci¨®n e incredulidad. Los obispos que asisten a la plenaria de oto?o de la Conferencia Episcopal viven en estado de shock el caso de los sacerdotes pederastas de Granada. El silencio es total, y la apariencia, de normalidad. Si alguno habla con periodistas, es a condici¨®n de que se extreme la confidencialidad. Nada de nombres. Ayer se incorpor¨® a la asamblea el arzobispo de Granada cuando ya se hab¨ªa iniciado la sesi¨®n de la ma?ana, y el orden del d¨ªa sigui¨® como si hubiera entrado en el sal¨®n de plenos un conserje.
La plenaria episcopal ¡ª2 cardenales, 14 arzobispos, 53 obispos diocesanos y 11 auxiliares, adem¨¢s de los em¨¦ritos, que pueden asistir con voz pero sin voto: otros 5 cardenales, 4 arzobispos, 19 diocesanos y 2 auxiliares¡ª mantiene inalterable el orden del d¨ªa, sin que est¨¦ previsto hablar del ¡°cr¨¢ter de Granada¡±, en palabras de un arzobispo. Si analizan lo sucedido y piden que su colega de Granada les informe (?c¨®mo imaginar que no lo van a hacer?), ser¨¢ sin que se sepa fuera. Hasta ahora, el ¨²nico comunicado oficial es para anunciar que el cardenal Antonio Ca?izares, flamante arzobispo de Valencia, ha sido elegido miembro de su selecto Comit¨¦ Ejecutivo (siete miembros), en sustituci¨®n del tambi¨¦n cardenal Rouco, em¨¦rito desde agosto. Habr¨¢ que esperar a ma?ana, a la habitual conferencia de prensa en la que el portavoz episcopal, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, del Opus Dei, da cuenta de los trabajos de la semana. Poco se sabe del joven denunciante, pero s¨ª que es profesor en un colegio de esa poderosa organizaci¨®n.
Los delitos que se investigan en Granada hacen a?icos el nombre de la Iglesia romana en Espa?a cuando sus prelados est¨¢n ultimando, precisamente esta semana, un severo documento sobre la inmoralidad reinante en la sociedad espa?ola. No son pocos los que sostienen todav¨ªa la esperanza de que todo sea un cuento de la prensa para desprestigiar a su confesi¨®n, tan perseguida seg¨²n algunos prelados. El arzobispo de Granada sostuvo esa idea incluso despu¨¦s de haber hablado casi tres horas con el joven denunciante. Solo una llamada del Papa al arzobispado le ha hecho apearse de tales prejuicios. Pese a todo, ayer declar¨®: ¡°Si es que esto es verdad, lo vivo con dolor tremendo. Es la herida m¨¢s grande que puede suceder, que alguien que ha decidido la misi¨®n de cuidar de las personas, pueda abusar de la confianza, repito, si es que eso ha sucedido¡±.
Si es que esto es verdad, lo vivo con dolor tremendo. Es la herida m¨¢s grande que hay Arzobispo de Granada
Es una argumentaci¨®n cl¨¢sica. Se conoce en la literatura eclesi¨¢stica como ¡°la raz¨®n de la Iglesia¡±. En el pasado, era regla estricta: ¡°El bien de la Iglesia est¨¢ por encima de todo¡±. La sociedad perfecta la forman seres perfectos, escogidos por la gracia de Dios. El hombre es un ser empecatado (san Agust¨ªn dixit), menos los consagrados a Cristo. Eso explica que el arzobispo Mart¨ªnez no tenga ning¨²n sentido de culpa (se siente, incluso, una v¨ªctima), pese a haber cometido, al menos, un pecado in vigilando (por no hablar de delito, todav¨ªa): la responsabilidad civil de quien, siendo responsable del comportamiento de otras personas, no cumple con su deber de vigilancia, expl¨ªcito en el Derecho vigente.
En esa idea, cabr¨ªa dar por cerrada la brillante carrera del prelado de Granada, que ya era obispo a los 37 a?os. Mart¨ªnez parec¨ªa asumirlo ayer. Ya ha sido llamado a Roma. Su vida y su renuncia no son suyas sino ¡°del Se?or, a trav¨¦s de la Iglesia y del Santo Padre¡±, dijo. Francisco, que ha hablado dos veces, por tel¨¦fono, con el joven denunciante, ni siquiera ha llamado a su arzobispo una sola vez.
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