El poder de un papa con un tel¨¦fono
Francisco afronta los esc¨¢ndalos de abusos sexuales en la Iglesia cara a cara
Un papa con un tel¨¦fono es un peligro inesperado. Si a los ultraortodoxos de la Iglesia cat¨®lica ¡ªque los hay a manojos y est¨¢n esperando agazapados a que Francisco se d¨¦ un tropez¨®n con sus gastados zapatones negros¡ª ya les pone de los nervios que el Pont¨ªfice vaya por ah¨ª en un utilitario pidiendo justicia social y un poco de mano ancha con las ovejas descarriadas, lo que les faltaba es que Jorge Mario Bergoglio dedique las tardes a llamar por tel¨¦fono a quienes, en vez de a Dios, encontraron al diablo disfrazado de cura.
La decisi¨®n de Francisco, que ¨¦l mismo confirm¨® el pasado martes durante el vuelo de regreso de Estrasburgo, de llamar al joven de Granada, pedirle perd¨®n y animarlo a que fuese donde el obispo a denunciar los abusos, no es m¨¢s que la continuaci¨®n de una pol¨ªtica de tolerancia cero contra la pederastia iniciada por Benedicto XVI. Porque, como explica Davide Cito, sacerdote y profesor de Derecho Can¨®nico en Roma, fue Joseph Ratzinger quien, en 2010, endureci¨® la ley penal vaticana a tenor del aluvi¨®n de casos destapados en los ¨²ltimos a?os.
¡°Lo que s¨ª ha cambiado¡±, dice el padre Cito, ¡°es la actitud del Papa¡±. ¡°Si Benedicto XVI fij¨® las l¨ªneas para que la Iglesia no siguiera escondiendo los abusos, Francisco se siente adem¨¢s llamado a actuar personalmente¡±, explica.
Es, como le llamaban en Argentina, ¡°un hombre de gobierno¡±. Alguien que, como ¨¦l mismo admiti¨® el pasado martes, est¨¢ ¡°sufriendo mucho¡± al descubrir los casos de abusos y corrupci¨®n, pero que tiene claro que la ¡°verdad no se debe esconder¡±.
Si a esa m¨¢xima se le a?aden dos declaraciones m¨¢s efectuadas en anteriores viajes, se podr¨¢ entender qu¨¦ est¨¢ sucediendo en la Iglesia. Durante el vuelo de regreso de R¨ªo de Janeiro dej¨® claro ¡ªpara quien todav¨ªa en el Vaticano no parece haberlo entendido¡ª que una cosa son los pecados y otras los delitos: ¡°Y los abusos de menores son delitos¡±. Y durante el vuelo de regreso a Tierra Santa advirti¨® de que nadie quedar¨¢ libre de escrutinio, por p¨²rpura que sea su vestimenta. ¡°En este problema no habr¨¢ hijos de pap¨¢. Hay tres obispos que est¨¢n bajo investigaci¨®n. No existen privilegios¡±.
Ya lo dej¨® claro tambi¨¦n cuando, el pasado mes de julio, despu¨¦s de poner en marcha una comisi¨®n para estudiar a fondo el drama, lanz¨® un mensaje muy contundente de perd¨®n invitando a su casa, la residencia de Santa Marta, a seis v¨ªctimas de abusos de religiosos y sacerdotes, tres hombres y tres mujeres, llegados de Alemania, Inglaterra e Irlanda. ¡°Pido perd¨®n humildemente por los pecados y cr¨ªmenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero. Tambi¨¦n por los pecados de omisi¨®n por parte de los l¨ªderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias presentadas¡±.
Como anoche se encargaba de recordar el profesor Davide Cito, ¡°lo que ya nadie debe dudar es que estamos ante un delito civil, no can¨®nico. No se trata de una herej¨ªa, sino de pederastia. Y hay que denunciarlo ante la polic¨ªa¡±.
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