Los ¡®bolonios¡¯, revueltos

El Real Colegio de San Clemente de los Espa?oles en Bolonia fue fundado en 1364 por el cardenal don Gil de Albornoz, arzobispo de Toledo, quien hizo heredera de sus bienes a una Domus Hispanica donde se acog¨ªa y sustentaba a los compatriotas atra¨ªdos por la fama de aquella universidad, especialmente los estudios de Derecho. Es pieza ¨²nica, superviviente de las desamortizaciones del siglo XIX que acabaron con el patrimonio universitario, y se sostiene sin ayudas p¨²blicas.

En el transcurso de 650 a?os cerca de dos mil becarios ¡ªlos bolonios¡ª han residido en el colegio para cursar sus estudios. Entre los antiguos m¨¢s ilustres, figuran humanistas como Antonio de Nebrija, Juan Gin¨¦s de Sep¨²lveda o Lope de G¨®mara; en tiempos m¨¢s cercanos salieron del colegio notables pol¨ªticos como Juan de la Cierva o el conde de Romanones. Entre los contempor¨¢neos, son legi¨®n los catedr¨¢ticos universitarios, especialmente de Derecho, pero tambi¨¦n de otras facultades, los pol¨ªticos, incluidos dos exvicepresidentes del Gobierno, los diplom¨¢ticos y los magistrados.

A comienzos del siglo XX al colegio lo sac¨® del abandono don Joaqu¨ªn de Arteaga, duque del Infantado y cabeza de la familia Albornoz, a la que el cardenal hab¨ªa encomendado su fundaci¨®n. Cont¨® para ello con Romanones, quien dict¨® en 1919 el reglamento por el que se rige como ¡°fundaci¨®n privada¡±. Al rector del colegio, Jos¨¦ Guillermo Garc¨ªa-Valdecasas, ejerciente desde 1978, se le reconoce como impulsor de la restauraci¨®n del edificio y de la adaptaci¨®n de los estudios al nuevo Dottorato di ricerca, implantado en la universidad italiana.

Esta primavera, despu¨¦s de 36 a?os, renunci¨® ante la junta de patronato, compuesta por el duque del Infantado, como presidente y patrono de sangre; el arzobispo de Toledo, el duque de Soria, antiguo colegial, en representaci¨®n del Su Majestad; la directora general de Relaciones Culturales; el representante de los antiguos colegiales Fernando Su¨¢rez Gonz¨¢lez, elegido hace 12 a?os; y, por antigua costumbre, el decano de los colegiales, el embajador Raimundo Bassols.

La Junta solicit¨® al rector saliente una terna de candidatos para sucederle. Ninguno fue considerado id¨®neo y se propuso a otro colegial, catedr¨¢tico de Derecho. Indignado Valdecasas, promovi¨® una carta de colegiales al duque quien, arrog¨¢ndose atribuciones discutibles, anul¨® los acuerdos de la Junta, excluy¨® de la misma al decano y al representante de los colegiales y, alegando razones de salud, resign¨® sus atribuciones en el antiguo colegial Jorge Rodr¨ªguez-Zapata, magistrado del Tribunal Supremo, y encarg¨® al dimisionario Valdecasas que siguiera al frente del colegio.

Llegada la festividad de su patrono San Clemente el 21 de noviembre, Zapata presidi¨® la asamblea anual de colegiales donde, fuera del orden del d¨ªa, los de Valdecasas eligieron como representante en la Junta a Jos¨¦ M. S¨¢nchez, catedr¨¢tico de Derecho Can¨®nico. El electo result¨® ser uno de los firmantes del extravagante ¡°dictamen¡± de la manufactura Valdecasas, que califica al colegio de ¡°fundaci¨®n eclesi¨¢stica¡± y propugna su sometimiento a esa jurisdicci¨®n, en tanto que el regio patronazgo, otorgado por Carlos V al colegio, queda reducido a un gesto de ¡°regalismo¡± destinado a usurpar su gobierno y posesi¨®n, en concordancia con las acusaciones del dimisionario al embajador en Roma, Javier Elorza, de intentarlo. Mucha ¡°marca Espa?a¡± pero ?permaneceremos impasibles mientras se consuma el desastre de la excelencia?