Mar¨ªa Dolores Gonz¨¢lez Ruiz, una v¨ªctima del fascismo
Mar¨ªa Dolores apost¨® desde joven por el proceso de transici¨®n de la dictadura a la democracia
A los que conocimos en los a?os postreros del franquismo, por causa de nuestro trabajo period¨ªstico, a Mar¨ªa Dolores Gonz¨¢lez Ruiz, su muerte no solo nos causa un dolor inmenso sino que coloca de golpe ante nuestros ojos la vida marcada por la tragedia de esta militante antifranquista y abogada superviviente del crimen del despacho laboralista de la calle de Atocha 55, en Madrid, con el que los sectores m¨¢s duros del franquismo intentaron paralizar el 24 de enero de 1977 el proceso de transici¨®n de la dictadura a la democracia iniciado en aquellas fechas y por el que Mar¨ªa Dolores apost¨® desde muy joven en su etapa universitaria.
¡°A m¨ª me han ido desbaratando los proyectos personales sistem¨¢ticamente¡± dijo en alguna ocasi¨®n. Es cierto. En 1969 tuvo que afrontar la muerte de su novio Enrique Ruano, detenido por polic¨ªa franquista mientras repart¨ªa propaganda contra el r¨¦gimen, retenido durante tres d¨ªas en comisaria y conducido a un registro del domicilio de unos amigos durante el que su ca¨ªda por una ventana fue presentada por el r¨¦gimen como un suicidio sin dar opci¨®n a su familia ni a la justicia a la m¨¢s m¨ªnima investigaci¨®n. Es uno de los episodios criminales del ¨²ltimo franquismo que han quedado impunes y que la democracia por la que luch¨® hasta su muerte el joven Ruano junto a su entonces novia Mar¨ªa Dolores fue incapaz de esclarecer.
Es imposible que una persona que sufre un golpe criminal as¨ª pueda volver a ser ella misma
El atentado fascista al despacho laboralista de la calle de Atocha, ocho a?os despu¨¦s, golpe¨® doblemente, y de una manera brutal, a Mar¨ªa Dolores. Los pistoleros franquistas que irrumpieron pasadas las diez y media de la noche del lunes 24 de enero de 1977 en el despacho laboralista de Atocha, 55, asesinaron a su joven esposo, Francisco Javier Sauquillo, uno de los cuatro abogados que junto a un auxiliar de despacho resultaron victimas del ¨²nico crimen del franquismo que, al menos, no ha quedado impune y cuyos autores materiales fueron llevados ante la justicia y castigados con penas de c¨¢rcel. Entre los cuatro heridos muy graves dejados desangr¨¢ndose por los pistoleros en la sala del crimen se encontraba Mar¨ªa Dolores, alcanzada por un disparo en la boca que le exigi¨® un largo y dif¨ªcil periodo de tratamiento y tres operaciones. Cuando uno de los letrados pregunt¨® a Mar¨ªa Dolores cuanto pesaba, en una de las sesiones del juicio a los autores del crimen en la Audiencia Nacional en febrero de 1980, aquella contest¨®: "Treinta y dos kilos¡±. Era una sombra de si mima y esa apariencia le ha acompa?ado despu¨¦s pues es imposible que una persona que sufre un golpe criminal de la envergadura del despacho laboralista de Atocha, en Madrid, pueda volver a ser ella misma.
¡°He sobrevivido gracias a los amigos¡± ha reconocido m¨¢s de una vez. Ten¨ªa muchos, en la cercan¨ªa y en la distancia. Su car¨¢cter dulce, su comportamiento reflexivo y abierto, han ayudado a mantenerlos y aumentarlos a lo largo de los a?os. Mar¨ªa Dolores Gonzalez Ruiz quedar¨¢ en la memoria como ejemplo del compromiso que muchos j¨®venes de su generaci¨®n, no pocos hijos de familias franquistas, tomaron a favor de la democracia y por la instauraci¨®n de un r¨¦gimen de libertades que pusiera fin a larga noche de la dictadura. Muchos, como Enrique Ruano y Francisco Javier Sauquillo, pagaron con su vida ese compromiso y otros, como Mar¨ªa Dolores Gonzalez Ruiz, con el inconmensurable sufrimiento de perder a dos seres queridos y con las secuelas de las grav¨ªsimas heridas que le causaron los pistoleros franquistas. Aquellos j¨®venes comprometidos con la libertad y la democracia en las postrimer¨ªas del franquismo pusieron lo mejor de ellos mismos -su entusiasmo, su tiempo y, en muchos casos, como el de Mar¨ªa Dolores Gonz¨¢lez Ruiz, su compromiso profesional como abogados- al servicio de trabajadores represaliados y de cuantos ciudadanos estuvieran necesitados de defensa jur¨ªdica por su oposici¨®n a la dictadura.
Quedar¨¢ en la memoria como ejemplo del compromiso que muchos j¨®venes de su generaci¨®n
Al compromiso pol¨ªtico de aquella generaci¨®n de la que form¨® parte Maria Dolores Gonzalez Ruiz a favor de la libertad y la democracia; a su entrega y dedicaci¨®n, a riesgo de su propia vida, en la defensa de los perseguidos y despose¨ªdos de sus m¨¢s elementales derechos por la dictadura franquista deben en gran medida las generaciones posteriores a 1978, incluida la actual, que Espa?a sea hoy una democracia, que los espa?oles vivan en libertad y que sus derechos puedan ser reparados si son injustamente conculcados. No es poco aunque a algunos, con escasa perspectiva hist¨®rica, se lo pueda parecer. Aquella generaci¨®n se merece el reconocimiento de los espa?oles de hoy y es de justicia manifestarlo en el instante en el que se ha ido alguien que form¨® parte dolorosamente de ella.
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