En tiempos maquiav¨¦licos
Papandreu opt¨® por decir la verdad y su popularidad se vino abajo
La situaci¨®n pol¨ªtica a la que ha llegado Grecia en los ¨²ltimos tiempos sugiere reflexionar sobre un interesante problema: ?hay que decir siempre la verdad en pol¨ªtica?, ?no es mejor, en ocasiones, decir mentiras??
Vayamos al origen de la coyuntura griega actual. En 2009 gana las elecciones el partido socialista, el Pasok, sucediendo en el Gobierno al partido conservador. Para alcanzar este triunfo, se hab¨ªa cambiado el liderazgo: de nuevo retornaba la estirpe Papandreu, m¨ªtica familia de la izquierda griega. Yorgos Papandreu, hijo de Andreas y nieto de otro Yorgos, anteriores presidentes de Gobierno, era profesor de econom¨ªa en Harvard, un distinguido acad¨¦mico y, por tanto, persona alejada, al menos en el d¨ªa a d¨ªa, de la pol¨ªtica griega. Papandreu III se dej¨® convencer por quienes le ped¨ªan que volviera a Grecia y encabezara la lista socialista.
Con una trasparente contabilidad p¨²blica, los griegos no se encontrar¨ªan en la situaci¨®n actual
Tras ganar las elecciones y formar Gobierno, en coherencia con su condici¨®n de economista, procedi¨® a auditar las cuentas p¨²blicas griegas y comprob¨® que la deuda no ascend¨ªa al 3,7% como sosten¨ªan las cifras oficiales sino a much¨ªsimo m¨¢s, al 12,7%, una cifra alarmante. La situaci¨®n era, pues, grav¨ªsima y hab¨ªa que tomar medidas dr¨¢sticas y dolorosas. ?Qu¨¦ hacer? ?Seguir ocultando la realidad de la situaci¨®n o decir la verdad al pueblo?
Papandreu opt¨® por lo segundo. Su popularidad se vino abajo. En las siguientes elecciones, el Pasok qued¨® hundido, los conservadores volvieron al poder y Syriza ocup¨® el espacio electoral socialista como principal partido de la izquierda. En las recientes elecciones, el viejo Pasok ha quedado reducido a un partido residual y Papandreu fuera de la pol¨ªtica griega. Si es buen pol¨ªtico aquel que logra conquistar, mantener y conservar el poder, como sosten¨ªa Maquiavelo, Papandreu fue un mal pol¨ªtico. Lo perdi¨® todo.
Sin embargo, no comparto esta opini¨®n. Papandreu fue eficaz, adem¨¢s de honrado, al explicar a los griegos la situaci¨®n real de las cuentas p¨²blicas; si no lo hubiera hecho, el pa¨ªs habr¨ªa aumentado su deuda, la situaci¨®n se hubiera deteriorado todav¨ªa m¨¢s y las posibles salidas hubieran resultado m¨¢s dif¨ªciles.
La pregunta pertinente, por tanto, debe ser otra: ?se equivocaron quienes no dieron su voto a Papandreu?, ?se equivoc¨® el pueblo? Este interrogante no tiene respuesta, la historia futura nunca est¨¢ escrita. S¨®lo cabe decir que los pol¨ªticos no deben esconder la verdad en cuestiones tan decisivas. Con una buena y trasparente contabilidad p¨²blica, los griegos no se encontrar¨ªan en la situaci¨®n actual. A tiempo, se habr¨ªan detectado los problemas y las soluciones hubieran sido menos traum¨¢ticas. Pero decir la verdad no recompens¨® a Papandreu sino todo lo contrario. Amarga lecci¨®n en tiempos maquiav¨¦licos: a veces los ciudadanos prefieren la mentira a la verdad. ?Espa?a atraviesa un per¨ªodo semejante?
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