Los gallos seguir¨¢n peleando en Canarias
El C¨®digo Penal no penaliza esta pr¨¢ctica, como pretend¨ªa ERC
Los organizadores de peleas de gallos en Canarias se sintieron aliviados el mi¨¦rcoles pasado: el texto de la reforma del C¨®digo Penal aprobado ese d¨ªa en el Congreso no inclu¨ªa ninguna referencia a ellas. El Partido Popular hab¨ªa rechazado finalmente las dos enmiendas de Esquerra Republicana de Catalunya que solicitaban castigos, incluyendo penas de prisi¨®n de seis meses a dos a?os, para quienes las promovieran.
Canarias y Andaluc¨ªa son las ¨²nicas comunidades aut¨®nomas en las que las ri?as de gallos son legales. En el caso de Canarias, la Ley de Protecci¨®n de los Animales de 1991 las admite ¡°en aquellas localidades en las que se hayan venido celebrando¡±. Una tradici¨®n que en las islas se remonta 500 a?os atr¨¢s, hasta la propia conquista del archipi¨¦lago, apuntan sus valedores.
Como ocurre con las corridas de toros, esta pr¨¢ctica genera un intenso debate sobre el trato que se da a los animales. Pedro Hern¨¢ndez, miembro de la ONG canaria El Gincho, integrada en Ben Magec-Ecologistas en Acci¨®n, es contundente en su postura: ¡°Ha de pasar a la historia. No se puede recurrir al argumento de que se trata de una tradici¨®n cuando hablamos de la vida de unos animales. Igual que en nuestra sociedad han cambiado los criterios en relaci¨®n con el medio ambiente, lo han hecho tambi¨¦n sobre la vida animal¡±. Manuel Ojeda, de 55 a?os y residente en Telde (Gran Canaria), es criador de los de toda la vida, como lo fue su padre y ahora tambi¨¦n sus hijos. Posee unos 70 gallos, y califica las ri?as como un ¡°deporte de caballeros¡±. Reprocha a aquellos que las critican que no se hayan interesado en conocerlas mejor. ¡°Los gallos llevan en su ADN el instinto de fajarse. Ya lo hacen con sus hermanos desde que son peque?os, cuando tenemos que estar continuamente separ¨¢ndolos para que no se hagan da?o¡±, explica.
Los gallos de combate est¨¢n preparados para pelear aproximadamente a los 18 meses de vida. Entre las t¨¦cnicas de entrenamiento se incluye encararlos con otros gallos para reafirmar su car¨¢cter luchador, hacerles correr para que mejoren su fondo f¨ªsico o darles masajes reparadores. En las peleas, donde adem¨¢s del pico utilizan las espuelas de sus patas (naturales o postizas) para atacar, las heridas son habituales. Algunos pierden un ojo o ambos, y aproximadamente uno de cada 10 muere en la pelea, a veces a causa de un solo golpe certero y letal de su contrincante. El resto se recupera para futuros combates, salvo que las secuelas f¨ªsicas se lo impidan y entonces se destina exclusivamente a reproducci¨®n. Jos¨¦ Luis Mart¨ªn es el presidente de la Federaci¨®n Gall¨ªstica Canaria, que cuenta con 700 socios (aunque los aficionados en las islas multiplican varias veces esa cifra). ¡°Si no existieran las ri?as, la raza del gallo de combate canario desaparecer¨ªa¡±, defiende. Mar¨ªa Luisa Fern¨¢ndez, vicepresidenta del Colegio de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife, rebate el argumento: ¡°No podemos hablar de una raza propia porque no posee un fenotipo definido; no estamos m¨¢s que ante el producto de sucesivos cruces¡±, se?ala.
El proyecto de C¨®digo Penal ha sido enviado al Senado, donde a¨²n podr¨ªan a?adirse las enmiendas que el diputado por ERC Joan Tard¨¢ present¨® en el Congreso para sancionar las peleas de gallos. Pero ¨¦l mismo asume que ¡°nada va a cambiar¡± dada la relaci¨®n de fuerzas existente en la C¨¢mara alta. En todo caso, el presidente de la Federaci¨®n Gall¨ªstica Canaria remitir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas un escrito al Senado en el que pedir¨¢ que no se relacionen las peleas de gallos ¡°con la zoofilia o con los combates de perros [a los que se equiparaba seg¨²n la redacci¨®n de una de las enmiendas rechazadas]. Lo nuestro es una actividad legal¡±, remata.
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