?No prefiere que le abra yo?

Andaluc¨ªa mira para Madrid como si en el piso de arriba hubiese un after, con lo cual podr¨ªan llamar a la polic¨ªa, pero es la que est¨¢ pinchando. Es tal el desconcierto que el s¨¢bado, en un late-night, Moreno Bonilla prometi¨® 300.000 empleos, que sumados a los tres millones de Rajoy vuelve a obligar a los espa?oles a la emigraci¨®n. El candidato hizo la promesa con tanta credibilidad que luego pareci¨® v¨¦rsele corriendo por el plat¨® como el t¨¦cnico de Amor obsoleto, el culebr¨®n de Airbag. La derecha tiene un problema de autoestima desde los tiempos de Arenas, que son anteriores a la propia derecha; Arenas, por cierto, acaba de sentenciar que las elecciones est¨¢n abiertas, un diagn¨®stico con el que lleva sobreviviendo como animal pol¨ªtico 40 a?os.

Susana D¨ªaz dedic¨® la ma?ana a hablar de su ni?o. El embarazo de Susana empieza a ser el embarazo del pueblo, al fin y al cabo el peronismo consiste en hacer part¨ªcipes a los ciudadanos de las circunstancias de sus dirigentes. D¨ªaz defendi¨® la educaci¨®n p¨²blica y dijo que ten¨ªa sobrinos que estudiaban all¨ª (mis sobrinos estudian en un centro p¨²blico es como tener amigos gays). La candidata record¨® que una noche en A Coru?a, diluido en euforias, Rajoy prometi¨® "la felicidad", como Chimo Bayo. Lo que ha tra¨ªdo seg¨²n D¨ªaz es el sufrimiento, un sentimiento que Andaluc¨ªa ha conocido despu¨¦s de tres a?os del PP en Madrid, no treinta del PSOE en Sevilla. Este truco es el mayor reto de D¨ªaz en Andaluc¨ªa, su conejo de la chistera. Lo que pasa con los conejos es que si hasta Tamariz se acaba de olvidar uno en M¨¢laga, qu¨¦ no har¨¢ el PSOE.

Muri¨® ayer Francisco Cacharro Pardo, bar¨®n del PP gallego en Lugo, que marc¨® una ¨¦poca socialmente, como Tojeiro, porque durante a?os los gallegos, cuando no le echaban droga al colacao, ped¨ªan en la barra un "cacharro pardo". Un verano de 2000 fui enviado por mi peri¨®dico a entrevistarle a A Toxa, donde veraneaba. Ese d¨ªa aprend¨ª c¨®mo se desarticula un mitin. Lo localic¨¦ en un apartamento y no me dej¨® subir, pues estaba de vacaciones, pero me dej¨® entrevistarle por telefonillo. Estuve con la grabadora apoyada veinte minutos mientras me contaba lo bueno que era el PP para Galicia, hasta que un vecino meti¨® la llave en el portal, se qued¨® escuchando el relato y dijo: "?No prefiere que le abra yo?".