11-M: errores creados
Lejos de nosotros la voluntad de comprender los fundamentos propios del Estado Isl¨¢mico
As¨ª como en el mundo natural no existe generaci¨®n espont¨¢nea, tampoco en la din¨¢mica pol¨ªtica de ideas y opiniones tiene validez ese supuesto. Pensemos en la reacci¨®n de Podemos e IU contra la condena europea de la oleada de represi¨®n en Venezuela. Los partidos pueden ser enga?adores colectivos, en vez de los intelectuales colectivos gramscianos. As¨ª fue ¨²til ver la exhibici¨®n de paleocomunismo de Cayo Lara ¡ª?Maduro contra el golpe!¡ª y de cinismo por Iglesias, pues muestra que ambos aprueban la represi¨®n a ultranza cuando el adversario puede ganar unas elecciones y ellos detentan el poder. Aviso para el futuro. Pero ya aqu¨ª y ahora, ?c¨®mo sus seguidores van a entender que no se trata de disputar la democracia, sino de respetarla?
Los partidos pueden ser enga?adores colectivos, en vez de los intelectuales colectivos gramscianos
Algo parecido sucede con el 11-M. Hace poco Reinares documentaba muy bien el error de quienes a derecha e izquierda estimaron unas u otras causas del atentado. Pero los sujetos del error en su texto son colectivos y sin clara motivaci¨®n. No fue as¨ª: si muchos insistieron en la culpabilidad a ETA, ello surgi¨® de una prolongada intoxicaci¨®n nacida del Gobierno Aznar. ?Es incorrecto recordarlo? En cuanto a la foto de las Azores, no era irracional verla como aliciente. Otra cosa fue el empecinamiento en sostenerlo, incluso por v¨ªctimas l¨ªderes de opini¨®n, cuando todo estuvo claro. Esto respond¨ªa, y responde, a una visi¨®n sembrada a partir del 11-S, desde medios acad¨¦micos, que desv¨ªa la atenci¨®n desde las causas end¨®genas del terrorismo isl¨¢mico a justificaciones econ¨®micas, como la pobreza o el imperialismo en un ¡°no es eso, no es eso¡± gratificante, que otorga al seguidor el certificado de progre y le evita pensar m¨¢s. La masiva acogida por lectores en este diario del art¨ªculo ¡°Yo no soy Charlie Hebdo¡± prob¨® la vigencia de tal actitud.
Aqu¨ª y ahora, ?c¨®mo sus seguidores van a entender que no se trata de disputar la democracia, sino de respetarla?
Reinares es investigador principal del Instituto Elcano en terrorismo, pero a su lado hay otro IP, especialista en Islam, Haimzah Amir¨¢h, cuya reciente intervenci¨®n en el foro de la UE en Bellas Artes se mueve por otros caminos. Lo crucial ser¨ªa no llamar al Estado Isl¨¢mico (EI) as¨ª, sino DAESH, reconocer que lo ocurrido fue fruto de una sucesi¨®n de ¡°nuestros errores¡±, que los del EI siguen a Huntington, que los que m¨¢s combaten al yihadismo son los musulmanes y que el atentado de Charlie Hebdo no lo fue ¡°contra nuestra civilizaci¨®n¡± sino contra ¡°la civilizaci¨®n¡±. As¨ª que tranquilo, porque si te ejecutan no van contra ti sino contra esa se?ora. Balance: lejos de nosotros la voluntad de comprender los fundamentos propios del Estado Isl¨¢mico.
?D¨®nde est¨¢ la ra¨ªz de una opini¨®n dividida? Desde luego, no en que los espa?oles carezcamos, como sugiere Reinares, ¡°de la necesaria resiliencia ante atentados terroristas¡±, sino en la desinformaci¨®n desde arriba.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.