70.000 ayudantes en Facebook permiten a Yeny abrazar a Javier
La red social facilita el reencuentro de una madre de acogida y su ¡®hijo¡¯ tres d¨¦cadas despu¨¦s. "Me sac¨® del infierno", recuerda el ni?o, que hoy tiene 35 a?os
¡°Os voy a contar una historia. Fijaos bien esta cara por si alguien pudiera saber algo de ¨¦l. A fin de cuentas para eso est¨¢n las redes sociales. Cuando lo conoc¨ª corr¨ªa el a?o 1982. Lo encontr¨¦ en una guarder¨ªa del tribunal tutelar de menores a la que yo iba a llevar juguetes y ropa y sacar a los ni?os a pasear o de fin de semana. Fue amor a primera vista. Se agarr¨® a mi falda y ya no se solt¨®. Lo hab¨ªan encontrado en un piso despu¨¦s de llevar tres d¨ªas llorando atado a una silla. Su madre se march¨® con un se?or y no volvi¨®¡±. La zaragozana Yeny Zaera escribi¨® en Facebook este mensaje el pasado 20 de febrero sin muchas esperanzas de encontrar al ni?o de la foto: Francisco Javier, al que hab¨ªa cuidado durante cuatro a?os ¡ªdesde los dos a los seis¡ª y al que en su d¨ªa no le dejaron adoptar por estar soltera, no tener trabajo, ser ella demasiado joven y sus padres demasiado mayores. Pero m¨¢s de 70.000 personas compartieron en la red social su llamamiento, y a los tres d¨ªas, Francisco Javier Ju¨¢rez Mart¨ªn fue localizado en Logro?o. EL PA?S asisti¨® el pasado s¨¢bado al emotivo reencuentro, 30 a?os despu¨¦s.
Tres d¨¦cadas y 15 minutos desde la ¨²ltima vez que se vieron, Zaera, de 57 a?os, revive la dram¨¢tica escena de su despedida, sin soltar la mano de su primer hijo. ¡°Me llamaron y me dijeron: ¡®Ma?ana tienes que entregar al ni?o¡¯. Pens¨¦ en fugarme con ¨¦l al extranjero, pero Marcos ¡ªentonces su novio, hoy marido y padre de sus tres hijos¡ª me convenci¨® de que era una locura y que la polic¨ªa me encontrar¨ªa enseguida. Al final lo llev¨¦. El ni?o se daba cabezazos contra la pared. Tengo grabado ese ¨²ltimo d¨ªa. Le dije: ¡®M¨ªrame. No te olvides nunca de m¨ª. B¨²scame. Si ves que no estoy contigo no pienses que es porque no he querido, sino porque no me han dejado tenerte¡¯. Y durante toda mi vida he estado pensando: ?Se acordar¨¢ de m¨ª? ?Pensar¨¢ que fui una m¨¢s que lo dej¨®, como todo el mundo lo dejaba?...¡±.
?l le aclara, sin soltarle la mano, que nunca pens¨® que lo hubiese abandonado. ¡°Me sac¨® del infierno¡±, dice, mientras va aportando pruebas de que tampoco ¨¦l la olvid¨®: ¡°Y a tu padre yo lo llamaba Superm¨¢n; Y un d¨ªa me llevaste al chal¨¦ de una amiga que ten¨ªa piscina; Y por las noches me dabas cola-cao...Y cant¨¢bamos canciones italianas [de Ricchi e Poveri]¡±.
Han quedado en Arnedo, a medio camino entre Zaragoza y Logro?o, las ciudades donde ahora residen. Ju¨¢rez, de 35 a?os, ha acudido a la cita acompa?ado por sus padres adoptivos. ¡°Recuerdo el d¨ªa que me los presentaron y c¨®mo yo lloraba en el asiento de atr¨¢s de su coche pensando en Yeny¡±. Los padres adoptivos corroboran esas l¨¢grimas que entonces no entend¨ªan, pues desconoc¨ªan la existencia de esa madre de acogida que hab¨ªa cuidado del peque?o cuatro a?os. Ju¨¢rez, que ten¨ªa entonces seis, y sus otros tres hermanos, de 8, 10 y 12, fueron dados en adopci¨®n a cuatro familias diferentes que se comprometieron a estar en contacto para que los ni?os no dejaran de verse.
Yeny: ¡°Toda mi vida he estado pensando si no creer¨ªa que le hab¨ªa abandonado¡±
Zaera, que lleg¨® a contratar a un detective para localizar a la familia que hab¨ªa acogido al ni?o, fantase¨® durante alg¨²n tiempo con la idea de que ¨¦l volviera a buscarla. Ya lo hab¨ªa hecho antes en alguna ocasi¨®n, cuando su familia biol¨®gica ped¨ªa visita al juez y ella ten¨ªa que llev¨¢rselo. ¡°Una vez se escap¨® de su casa y vino hasta la m¨ªa, que estaba bastante lejos, descalzo, con su hermano. Luego supe que les dieron una paliza por escaparse¡±, recuerda. Zaera no comprend¨ªa que el juez autorizara aquellas visitas mientras ella cuidaba del ni?o. ¡°No pod¨ªa soportarlo porque sab¨ªa que estaba en p¨¦simas condiciones. En la guarder¨ªa del tribunal de menores me dec¨ªan que si quer¨ªa sacar algo de su abuela que le llevara pulseras de plata y jam¨®n, as¨ª que yo iba a la casa, con las pulseras y el jam¨®n, para que me dejaran pasar a verlo y descubr¨ªa que lo ten¨ªan encerrado en un ba?o¡±.
Ju¨¢rez era muy peque?o, pero recuerda aquellos castigos. ¡°Mi abuela les pegaba palizas a mis hermanos y a m¨ª me met¨ªa en un cuarto oscuro diciendo que me iban a comer los ratones...¡±.
Javier: ¡°Recuerdo llorar en el coche de mis padres adoptivos, pensando en ella¡±
La mesa donde se han sentado a comer queda cubierta de fotos. Los padres adoptivos de Ju¨¢rez han llevado un ¨¢lbum para mostrarle a Zaera esos 30 a?os que se perdi¨®: las vacaciones en la playa, los cumplea?os, el servicio militar... Preguntados por qu¨¦ relaci¨®n les gustar¨ªa tener a partir de ahora, Ju¨¢rez responde: ¡°De familia. Es lo que somos¡±. Ella a?ade: ¡°Para m¨ª, solo saber que a partir de ahora podr¨¦ llamarle cada dos de febrero para felicitarle por su cumplea?os ya es la bomba. En los ¨²ltimos 30 no he podido hacerlo, aunque nunca he dejado de pensarlo. Pensaba: ¡®Hoy cumple 15¡¯; ¡®hoy 20¡¯, ¡®Hoy 25¡¯, ?d¨®nde estar¨¢? ?Ser¨¢ feliz? ?Me recordar¨¢?¡±...
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