¡°?A votar, a votar, a votar!¡±

Esta proclama forma parte de la liturgia electoral desde siempre, aunque se increment¨® en los ¨²ltimos 10 a?os cuando el ¨ªmpetu ante la ¡°fiesta de la democracia¡± empez¨® a dar s¨ªntomas de cansancio. La movilizaci¨®n de la sociedad era un objetivo crucial que todas la fuerzas pol¨ªticas se propon¨ªan. Todos los estudios demosc¨®picos revelaban que la participaci¨®n era clave para no quedar alejados de la mayor¨ªa que llevaba al triunfo. Esta tesis la sosten¨ªa con ¨¦nfasis la izquierda, siempre doli¨¦ndose de que la derecha ten¨ªa movilizados a todos sus votantes.

La participaci¨®n en las elecciones andaluzas podr¨ªa superar en unos ocho puntos la de 2012

El nuevo ciclo que se adivina indica que esos par¨¢metros probablemente no sirvan dentro de este panorama pol¨ªtico m¨®vil y carente de certidumbres. Es m¨¢s, el temor que se ha instalado en los partidos convencionales apunta a que una fuerte movilizaci¨®n podr¨ªa perjudicarlos. Todos esos votantes que alguna vez les dieron su apoyo y hoy se declaran abstencionistas, pero podr¨ªan ir el domingo a los colegios electorales andaluces, ?qu¨¦ papeleta coger¨¢n?

Los estudios preelectorales indican que la participaci¨®n en las elecciones del 22 de marzo podr¨ªa superar en unos ocho puntos la de 2012. Nada indica que aquellos de arraigada actitud abstencionista pero que ahora la van a romper, vayan a dirigirse a los partidos que tienen representaci¨®n en el Parlamento andaluz o estaban a punto de conseguirla, como UPyD. Podr¨ªa ser que sean Podemos y Ciudadanos quienes les impulsen a salir de casa.

El 22 de marzo se constatar¨¢ si la m¨¢xima de la movilizaci¨®n es perjudicial para los partidos tradicionales. Quiz¨¢s por eso en los m¨ªtines no se hace especial ¨¦nfasis al voto masivo. Tampoco resuenan a tres d¨ªas del final de la campa?a esa llamada tradicional al voto ¨²til. Puede que sean proclamas y conceptos de la vieja pol¨ªtica que ya no sirven.