Mis oportunidades, mis decisiones

Hoy se cumplen 10 a?os desde que comenz¨® a conmemorarse el D¨ªa Mundial del S¨ªndrome de Down, y se merece una celebraci¨®n por todo lo alto: ah¨ª est¨¢n todos los estudios sobre los progresos en la investigaci¨®n, los avances en el desarrollo de las cualidades y capacidades de las personas con el s¨ªndrome, su integraci¨®n en la vida social y laboral.

Diez a?os es tambi¨¦n la edad de Claudia, nuestra hija mayor, que tiene s¨ªndrome de Down. Por eso puedo hablar de la satisfacci¨®n que nos produce en su d¨ªa a d¨ªa: nos hace disfrutar con m¨¢s intensidad de la vida. No la podemos comparar con el resto de sus hermanos, porque los cuatro son diferentes. Pero todos tienen mucho m¨¢s en com¨²n de lo que un cromosoma pueda diferenciarles.

Los ni?os no distinguen entre cromosomas: se divierten juntos, se r¨ªen, se pelean, disfrutan, gritan, lloran¡­ Todo lo hacen juntos, sin entender qu¨¦ es un cromosoma, una trisom¨ªa 21 o el s¨ªndrome de Down. Tampoco lo hacemos los padres, como muy bien se demuestra en la campa?a de Down Espa?a La vida no va de cromosomas. Queremos a nuestros hijos como son, con los cromosomas que tengan, porque no somos capaces de contarlos, sino de abrazarlos y de disfrutar de la vida con ellos. Son ni?os con una capacidad inagotable para aprender, que no termina nunca cuando se les motiva adecuadamente y tienen informaci¨®n y formaci¨®n adaptada a sus capacidades. Por eso me gusta much¨ªsimo que para celebrar el aniversario se haya elegido el lema Mis oportunidades, mis decisiones.

Las personas con este s¨ªndrome se enfrentan a dificultades para demostrar que son capaces, que pueden y que son merecedoras de todos los derechos, empezando por el derecho fundamental a la vida y continuando por el derecho a una educaci¨®n que les capacite para un trabajo digno. Posibilidades y oportunidades es lo que reclaman, porque quieren ser algo en la vida: elegir, sentirse iguales con sus diferencias, ser ¨²tiles¡­ Personas que con su cromosoma de m¨¢s son capaces de otras cosas que, encerrados en nuestro mundo, se nos escapan, que no somos, con frecuencia, capaces de valorar. El cromosoma extra, el de la trisom¨ªa 21, les otorga un don especial: una capacidad de amar de la que no disponemos los que tenemos los pares de cromosomas perfectamente alineados.

Su diferencia, su extra, es el amor que ponen en todo: c¨®mo escuchan, c¨®mo hablan, c¨®mo sonr¨ªen, c¨®mo miran¡­ Son pura felicidad, amor en esencia. Y de ah¨ª esa alegr¨ªa desbordante y contagiosa que nos transmiten. Una riqueza humana que no debemos desaprovechar, sino potenciar; contagiarnos de su amor y seguir animando a enriquecer los pr¨®ximos 10 a?os con nuevas oportunidades e investigaciones, con m¨¢s medios para que ellos tomen cada vez mejores decisiones.

Nos lo van a devolver con creces, encarg¨¢ndose de seguir ilumin¨¢ndolo todo con su amor; desbord¨¢ndonos con su entrega y alegr¨ªa; en una palabra, ense?ando humanidad. Eso es lo que les viene impreso. Lo que caracteriza su cromosoma extra.