Un barranco de atractivo mortal
La regi¨®n marroqu¨ª en la que se accidentaron los espele¨®logos espa?oles, en el Alto Atlas, es uno de los paisajes m¨¢s deslumbrantes y humildes del pa¨ªs
Uno puede pensar que la carretera que va desde Marraquech a Uarzazat, el lugar donde atendieron al ¨²nico superviviente de los tres espele¨®logos espa?oles accidentados, contiene suficientes dosis de belleza y peligro. Pero ese trayecto es solo el inicio de lo mejor. Para la inmensa mayor¨ªa lo mejor es el desierto. Y Uarzazat (pron¨²nciese Uarsasat) es la puerta hacia el S¨¢hara.
Desde Marraquech a Uarzazat hay unos 200 kil¨®metros casi imposibles de salvar en menos de cuatro horas. La carretera tiene solo dos carriles y suele estar plagada de camiones, autobuses tur¨ªsticos y autocaravanas. Es preciso atravesar el Tichka, el puerto m¨¢s elevado del Atlas, con 2.260 metros en su punto m¨¢s alto; hay que amoldarse al paso y posibles aver¨ªas de los camiones. Y si se tiene la suerte de no topar con lluvia, nieve, niebla, hielo o ventiscas, ser¨¢ imposible evitar un tramo en obras en plena pendiente.
A pesar de todas esas dificultades, cada a?o pasan por Uarzazat m¨¢s 340.000 turistas extranjeros. En cada curva o mirador suele haber alg¨²n puesto de cer¨¢mica, minerales de la zona o ni?os que venden hierbas arom¨¢ticas.
Uarzazat es, adem¨¢s de la entrada al desierto, el Hollywood de Marruecos. Ah¨ª se rodaron, entre muchas otras pel¨ªculas, El hombre que sab¨ªa demasiado (1956), Jes¨²s de Nazareth (1977), La joya del Nilo (1985), 007: Alta tensi¨®n (1987), La momia (1999), Gladiator (2000), Babel (2006) o La reina del desierto (2015).
Esta ciudad de medio mill¨®n de habitantes, capital de la provincia del mismo nombre, se ha visto favorecida desde 2012 por el dinero que atrae la construcci¨®n de una inmensa planta de energ¨ªa termosolar, a cargo de tres empresas espa?olas. ?sa es una de las principales razones por la que Air Europa ha enlazado Uarzazat con Madrid en dos vuelos por semana. El desierto se lleva la parte del le¨®n de los ingresos tur¨ªsticos. Pero tambi¨¦n hay quienes prefieren las monta?as del alto Atlas, como los nueve espele¨®logos espa?oles que partieron en Semana Santa hacia all¨ª. Tassaut, el pueblo m¨¢s cercano al ca?¨®n del r¨ªo Uandras, donde se accidentaron, se encuentra a m¨¢s de tres horas en coche desde Uarzazat.
El equipo de la Unidad Especial de Monta?a de la Guardia Civil ¡ªun brigada y tres guardias¡ª que se desplaz¨® hasta la zona hace una semana tard¨® 26 horas en rescatar los cuerpos de los dos espa?oles fallecidos. Los especialistas trabajaron de forma ininterrumpida hasta lograr extraer del ca?¨®n las camillas con los dos cad¨¢veres. Tras sacar los cuerpos, el martes regresaron a Espa?a. El viernes, familiares y amigos despidieron en Chiclana a Gustavo Viru¨¦s, el primero de los espele¨®logos en morir. Y este s¨¢bado se ha enterrado al polic¨ªa Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez en el cementerio de San Jos¨¦ de Granada.
En la zona, los colores son marrones. Si la monta?a es marr¨®n clara, las casas son claras. Si m¨¢s adelante las lomas se vuelven rojizas, las viviendas ser¨¢n rojizas. Esa elegante discreci¨®n, ese hermanamiento del hombre con la naturaleza es lo que encandil¨® a Viru¨¦s, el abogado gaditano que contagi¨® a los otros ocho su inter¨¦s por el Atlas. Hay tendido el¨¦ctrico en la mayor¨ªa de las aldeas y peque?as parab¨®licas en algunos tejados. Por lo dem¨¢s, las casas podr¨ªan ser las mismas que hace 500 a?os. Techos que apenas superan el metro y medio de altura, un peque?o huerto y alg¨²n corral de terneros o gallinas al lado de la casa. As¨ª es como los bereberes que habitan estas aldeas subsisten desde hace siglos.
Tassaut es una aldea con apenas 70 casas. El lugare?o Aomar construye una segunda vivienda, tal vez para su hija. Su mujer prepara la mezcla y la hija adolescente traslada materiales con un carrillo. Las dos llevan todo el cuerpo y cabello cubierto. Todo menos los ojos. ?C¨®mo se sabe qui¨¦n es la esposa y qui¨¦n la hija? "La esposa suele tener el cuerpo m¨¢s envejecido. Se nota que hace los trabajos m¨¢s duros. Y las hijas llevan ropas m¨¢s modernas", explica el gu¨ªa Elibram Imi Salah-Eddine. Aomar y su familia vieron c¨®mo bajaban por el pueblo en camilla a Juan Bol¨ªvar Bueno, el ¨²nico monta?ero sobreviviente.
Tras caminar media hora aparece el inicio del ca?¨®n del Uandras. El jueves pasado solo hab¨ªa nieve en algunas cumbres. La semana en que viajaron los deportistas estaban completamente nevadas. Ya esa imagen del ca?¨®n es por s¨ª misma impresionante. Pero los espele¨®logos espa?oles explican que el panorama es mucho m¨¢s espectacular all¨¢ donde ocurri¨® el accidente. Para eso se requiere caminar cinco horas m¨¢s por el barranco con material de monta?a.
Juan Bol¨ªvar, padre del ¨²nico espele¨®logo que sobrevivi¨® y miembro ¨¦l mismo de la expedici¨®n, explica por tel¨¦fono desde Espa?a: "Si esa carretera te pareci¨® mala no te imaginas c¨®mo es la que cogimos nosotros desde el otro lado del valle. El todoterreno se nos qued¨® averiado y tuvimos que caminar seis horas a pie hasta Amezri, un pueblo cercano a Tassaut".
A?os atr¨¢s, Gustavo Viru¨¦s hizo un viaje al Atlas y se qued¨® prendado del paisaje y de su gente. "Gente sencilla, perfectamente asequible y orgullosos de sus tradiciones y de su identidad cultural", los describ¨ªa en una gu¨ªa que redact¨® para sus compa?eros de viaje.
Ahora, cuando m¨¢s necesitaron a esos vecinos, con la muerte de Viru¨¦s y de Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez, los otros siete espele¨®logos tambi¨¦n quedaron asombrados con la generosidad y entrega de los bereberes. Explican que ellos fueron el contrapeso a la angustia y la inoperancia que denunciaron por parte de las autoridades marroqu¨ªes y espa?olas. "Los bereberes nos ayudaron en todo momento, lo poco que tienen te lo dan", contaba Juan Bol¨ªvar padre.
Al caer la noche no se ve ni una luz en el valle. La vida discurre discretamente al lado del r¨ªo. Los estudios de cine y los hoteles de cuatro estrellas quedan solo a tres horas. Pero parece que hay una eternidad entre ambos.
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