Las banderas de la casta del 79
PP y PSOE han previsto reivindicar sus mejores escudos, los que mejor les representan
La casta, los dos grandes partidos cl¨¢sicos que han llevado el rumbo del pa¨ªs casi desde el principio de nuestra democracia, el bipartidismo de centro derecha y centro izquierda que ha gobernado 35 a?os, se resiste a sucumbir sin dar pelea. PP y PSOE han perdido votos a chorros por su pesada historia y sus propios errores pero a¨²n disfrutan de un suelo de simpatizantes y votantes tan nutrido como para determinar el futuro tras este 2015 trascendente. Y para seguir siendo relevantes ahora, en las d¨¦cimas elecciones locales tras las primeras en 1979, han previsto reivindicar sus mejores escudos, los que mejor les representan. El PP se proteger¨¢ tras la bandera de la econom¨ªa, la recuperaci¨®n, el crecimiento y la creaci¨®n de empleo. El PSOE hace suya la construcci¨®n del Estado del Bienestar.
El lema del PP es directo y apela a la cuenta corriente, la hipoteca y la nevera: ¡°Cuando las cosas se ponen complicadas y hay que arreglar el desastre, los electores han demostrado ya que solo conf¨ªan en el PP, como pas¨® con el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que nos sac¨® del abismo al que nos gui¨® Felipe Gonz¨¢lez y luego con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que nos rescat¨® del aventurerismo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero¡±.
Ante la irreparable veteran¨ªa de su l¨ªder, los incumplimientos program¨¢ticos y la falta de atractivo en general de su marca y de muchos de sus dirigentes, el PP ha decidido que es el partido de ¡°los seres humanos normales¡±. Y anhela que en esa nube se ver¨¢n reflejados muchos electores cuya primera, segunda y tercera prioridad es tener un empleo y que los pol¨ªticos no les hagan mucho ruido. No est¨¢ muy claro qu¨¦ significa ser normal, tampoco en pol¨ªtica. Pero el PP conf¨ªa en que los votantes lo entender¨¢n, un poco por su cuenta, en cuanto reflexionen con frialdad y se vayan acercando hacia las urnas, especialmente en las elecciones generales. Su triada es el rigor, la seriedad y la sensatez.
El legado del PSOE, como ayer retom¨® Pedro S¨¢nchez, es a¨²n m¨¢s inici¨¢tico porque proviene del origen de la democracia, de aquellos comicios locales del 3 de abril de 1979, cuando todo arranc¨®. La marca de agua del PSOE se identifica ah¨ª con la propia legitimaci¨®n de la democracia, por un lado, y por otro con la edificaci¨®n luego en sucesivos gobiernos de todo el Estado del Bienestar. El PSOE habr¨ªa parido as¨ª la educaci¨®n y la sanidad p¨²blica, el sistema de dependencia, las pensiones, la ley de igualdad, la del aborto, y, por supuesto, la norma contra la violencia de g¨¦nero. El tr¨ªpode de sus esencias es el reparto, la equidad y el pacto generacional.
La encarnaci¨®n de esos m¨¦ritos toma cuerpo, en ambos casos, en la figura de dos expresidentes tan diferentes como trascendentales en su ADN. Los socialistas admiran la veteran¨ªa de Gonz¨¢lez con respeto. Los populares temen los arranques y pataletas de Aznar. La estrategia ahora de los socialistas y los populares coincide en un punto: rescatar su historia, presumir de que no son partidos nuevos, de aluvi¨®n e incertidumbre, de que no parten de cero hacia lo ignoto. Refrescar la memoria y recordar que algunos de los mejores logros de nuestro reciente pasado tienen la paternidad de sus siglas. El orgullo de ser de la casta del 79.
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