¡°Quiero justicia. Mi hijo no tiene precio¡±
La madre del cabo muerto en L¨ªbano reclama explicaciones y responsabilidades
¡°Ella es Esther, la ¨²nica que me queda¡±. Margarita Toledo presenta a su primog¨¦nita en el sal¨®n de su casa de M¨¢laga antes de recordar que ha perdido a dos hijos en menos de cinco a?os. A Miriam, un error m¨¦dico en el parto le provoc¨® una par¨¢lisis cerebral que la tuvo inmovilizada hasta que muri¨® en 2010, con 19 a?os. Su madre la mim¨®, la protegi¨® y la hizo re¨ªr. Y esa tranquilidad de conciencia es la que busca ahora con su hijo Francisco Javier, a quien un ob¨²s israel¨ª seg¨® la vida el pasado 28 de enero, tres d¨ªas antes de que fuese padre por vez primera. ¡°Quiero justicia¡±, afirma, convencida de que es lo que su hijo tambi¨¦n querr¨ªa.
Margarita no entiende de armas ni de jerga militar, pero es un torbellino hablando de bombas racimo, obuses y bombardeos. Se ha documentado y ha hablado con algunos compa?eros de su hijo. ¡°Las explicaciones del ministro [de Defensa, Pedro Moren¨¦s] no nos sirven¡±, afirma. ¡°?Un error de c¨¢lculo? Me lo reservo. El Ej¨¦rcito israel¨ª no comete errores de c¨¢lculo. Yo quiero que se investigue¡±, insiste.
Para ella no basta con decir que Israel cometi¨® una ¡°imprudencia¡±. Cree que el Gobierno ¡°deber¨ªa intentar ver qu¨¦ ha pasado¡±, pedir explicaciones y responsabilidades. Porque se trata de la muerte de su hijo, de un soldado espa?ol. ¡°El que mata, tiene una condena. ?O es que la vida de un militar vale menos que la de otro espa?ol?¡±, contin¨²a Margarita, quien recuerda que su hijo ¡°no estaba en guerra, sino en una misi¨®n humanitaria. ?Para qu¨¦ sirve la bandera de la ONU? ?Para traer a mi hijo envuelto?¡±. Demasiadas preguntas sin respuesta.
Tampoco le sirve la indemnizaci¨®n econ¨®mica que ha prometido Israel. ¡°Que le van a pagar a la ni?a, faltar¨ªa m¨¢s¡ ?Pero qui¨¦n le va a explicar a mi nieta que no conoci¨® a su padre por culpa del Ej¨¦rcito israel¨ª y que le dieron un dinero, pero ya est¨¢?¡±, a?ade. ¡°Parece que [su vida] tiene un precio, y para m¨ª, que soy su madre, no lo tiene¡±, repite.
Margarita se confiesa agotada y admite no saber a d¨®nde llegar¨¢, pero est¨¢ decidida a luchar. Como David, frente a Goliat.
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