Espa?a: 30 a?os de compromiso europeo
El presidente del Parlamento Europeo subraya la trayectoria e Espa?a en la Uni¨®n
Hace 30 a?os, justo antes de la firma del tratado de adhesi¨®n de Espa?a y Portugal en el Sal¨®n de Columnas del Palacio Real, este peri¨®dico se mostr¨® apasionadamente a favor del salto adelante que Espa?a iba a dar. En un l¨²cido editorial, EL PA?S describi¨® los esfuerzos y las agotadoras negociaciones que hab¨ªan precedido a la firma y las oportunidades econ¨®micas que iba a traer consigo la participaci¨®n en la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), as¨ª como el car¨¢cter hist¨®rico del acontecimiento, cuyo valor superaba los beneficios materiales de la adhesi¨®n. Con todo, el editorial no evitaba dar un toque de advertencia: el embellecimiento ideol¨®gico de la CEE ¡ªcimentada, sin embargo, sobre duras realidades econ¨®micas y enconadas pugnas de intereses¡ª pudiera suscitar ma?ana la frustraci¨®n de quienes alimenten hoy expectativas desmesuradas.
30 a?os despu¨¦s, cabe destacar hasta qu¨¦ punto los espa?oles han hecho caso de aquel llamamiento: los defectos de la Uni¨®n Europea (UE) no se han utilizado como instrumento para atacar al proyecto europeo, sino como incentivo para avanzar y redoblar los esfuerzos de integraci¨®n. Transcurridos 30 a?os, el euroescepticismo en Espa?a es m¨¢s un fen¨®meno de an¨¢lisis de la pol¨ªtica exterior que una divisi¨®n pol¨ªtica, lo que es m¨¢s destacable, si cabe, pues en la mayor parte de los Estados miembros fundadores el euroescepticismo es una fuerza con la que es necesario contar. En algunos casos preocupantes, partidos establecidos flirtean incluso con esta fuerza y dejan que afecte a su programa pol¨ªtico, algo que les distrae de utilizar su recurso m¨¢s importante, el tiempo, para abordar los verdaderos problemas a los que se enfrenta Europa.
Las causas de un europe¨ªsmo tan arraigado son diversas. Espa?a ha aprovechado al m¨¢ximo las oportunidades que brind¨® la CEE. Ha utilizado de manera excelente el mercado ¨²nico de la UE, su pol¨ªtica regional, su pol¨ªtica comercial y sus fondos para la investigaci¨®n para superar las diferencias con el resto de la Uni¨®n y convertirse en l¨ªder mundial en varios sectores: del turismo a las energ¨ªas renovables, del sector del transporte a las infraestructuras. En 1985, el PIB per capita era de 4.700 d¨®lares, mientras que hoy es de unos 30.900 d¨®lares, seg¨²n el Banco Mundial. La crisis econ¨®mica y financiera no puede y no debe hacer sombra al extraordinario ¨¦xito econ¨®mico que tiene como prueba el incremento de su riqueza, que se ha multiplicado por seis.
Los espa?oles tambi¨¦n han entendido que su vocaci¨®n europea forma parte inextricable de su transici¨®n democr¨¢tica. Tan importante como la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas, servicios y capitales, los espa?oles abrazaron con entusiasmo las libertades y los valores que Europa aportaba o reforzaba: la libre circulaci¨®n de personas, la libertad de prensa, la lucha contra la discriminaci¨®n, la igualdad y la solidaridad.
El proceso de europeizaci¨®n no ha sido solo econ¨®mico; tambi¨¦n ha sido jur¨ªdico, institucional, pol¨ªtico y cultural. Las instituciones espa?olas, empezando por su Monarqu¨ªa, han defendido y promovido la integraci¨®n europea. Los sucesivos Gobiernos espa?oles desde Adolfo Su¨¢rez han utilizado correctamente la vocaci¨®n europea de Espa?a para forjar y fortalecer el nuevo pacto constitucional que emerger¨ªa de la Transici¨®n. Los tribunales espa?oles han ayudado a definir y aplicar la jurisprudencia europea. Espa?a ha mirado a Europa primero como un objetivo y despu¨¦s ha contribuido a su ¨¦xito, aportando con ello su tesoro de experiencia, historia, cultura y creatividad.
Y no es posible exagerar la contribuci¨®n del pa¨ªs a la integraci¨®n europea. Espa?a ha sobresalido a menudo como un modelo para el resto de la Uni¨®n. En su lucha contra el terrorismo, Espa?a ha demostrado, por ejemplo, c¨®mo mejorar la seguridad de los ciudadanos sin pisar las libertades civiles. En las negociaciones que condujeron al Tratado de Maastricht, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez defendi¨® y logr¨® incluir en el texto la dimensi¨®n de ciudadan¨ªa de la Uni¨®n Europea, un concepto que ha adquirido fuerza, significado y legitimidad con los a?os y que ha otorgado derechos concretos a los ciudadanos de la UE. Si consideramos la integraci¨®n de migrantes y minor¨ªas, como la poblaci¨®n roman¨ª, pocos pa¨ªses pueden presumir de un historial de acogida tan progresista y exitoso. La UE tambi¨¦n se ha beneficiado de la red de relaciones internacionales propia del pa¨ªs. En un oportuno acontecimiento en Bruselas, se ha celebrado la cumbre de l¨ªderes europeos, latinoamericanos y caribe?os. La experiencia, la sensibilidad y el impulso de Espa?a han ayudado a fomentar y profundizar esta relaci¨®n, que ser¨¢ clave para la futura estabilidad mundial en muchos ¨¢mbitos, del comercio al medio ambiente.
Esta valoraci¨®n optimista de los ¨²ltimos 30 a?os de las relaciones entre Espa?a y la UE no es un intento de enmascarar problemas. M¨¢s de uno de cada diez europeos sigue desempleado, uno de cada cinco en Espa?a. La situaci¨®n de la juventud despierta la mayor preocupaci¨®n. No se trata solo de la falta de empleos, de por s¨ª preocupante, sino tambi¨¦n de la calidad de los nuevos empleos que se crean. Se ha reformado nuestra gobernanza econ¨®mica y financiera, pero hay que hacer m¨¢s para garantizar que Europa est¨¢ realmente preparada para afrontar cualquier futura crisis imprevista, para luchar contra la evasi¨®n, el fraude y el dumping fiscales, que cuestan miles de millones a los ciudadanos y a los pa¨ªses.
La pertenencia de Espa?a a la UE es un ejemplo de ¨¦xito. Hoy y en los d¨ªas m¨¢s sombr¨ªos de la crisis econ¨®mica, los espa?oles pueden haber criticado duramente las pol¨ªticas y estructuras de la UE, pero nunca han cuestionado la esencia de su vocaci¨®n europea. El camino que tiene la UE ante s¨ª puede ser tortuoso y lleno de baches, pero es un alivio saber que Europa puede contar con el compromiso europeo de Espa?a.
Martin Schulz es presidente del Parlamento Europeo
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