Buruaga como s¨ªntoma
Las nuevas generaciones piden el cambio con fuerza tras haberse sentido exiliadas durante a?os de un escenario pol¨ªtico y medi¨¢tico estable y previsible
Como ya sabr¨¢n, el programa del periodista Ernesto S¨¢enz de Buruaga ha sido eliminado de la parrilla de Televisi¨®n Espa?ola despu¨¦s de tan solo tres entregas. Descartadas en este caso las razones pol¨ªticas, el motivo es obvio, sus bajos ¨ªndices de audiencia. Seguramente porque ten¨ªa un aire viejo, rancio, pasado; por no encajar con la forma de describir la pol¨ªtica a la que ahora nos estamos acostumbrando. Lo mismo nos ocurri¨® cuando, por ejemplo, contempl¨¢bamos la campa?a de la candidata del Partido Popular Esperanza Aguirre, o cuando observamos otras tertulias o escuchamos el discurso de algunos pol¨ªticos. S¨ª, igual que hay viejos y nuevos partidos hay tambi¨¦n viejas y nuevas formas de practicar e informar sobre la pol¨ªtica. Y esto no depende solo del uso de las nuevas tecnolog¨ªas.
Lo nuevo ha estado siempre en el ADN de la democracia, pero ahora es reclamado con fuerza por las nuevas generaciones
En un pa¨ªs como Espa?a, un buen uso en pol¨ªtica del c¨®digo viejo/nuevo se ha convertido en la llave para el ¨¦xito o el fracaso. Entre otras razones, porque va asociado a otras polarizaciones como levedad/peso o velocidad/lentitud, que eran tan del gusto de Italo Calvino. Lo lento y pesado siempre es, por definici¨®n, ¡°viejo¡±; igual que todo lo que prescinde de lo visual y es incapaz de redefinir la realidad al recurrir siempre a las mismas y archiconocidas im¨¢genes.
El ¨¦xito de Podemos se sustent¨® en gran medida por su capacidad para innovar en este ¨¢mbito con expresiones como ¡°romper el candado del 78¡±, el recurrir a eso de Diego Simeone de ir avanzando ¡°partido a partido¡± y un largo etc¨¦tera. Frente a esto, su competidor en la izquierda, IU, transmite el aspecto de discurso anticuado y sin pegada aunque sus contenidos doctrinales sean muy similares. Es lo mismo que le est¨¢ pasando al PP frente a Ciudadanos; uno parece vetusto y el otro encaja mucho m¨¢s en el horizonte de lo que hoy se demanda. Y el PSOE no sabe bien hacia d¨®nde inclinarse.
Un buen uso en pol¨ªtica del c¨®digo viejo/nuevo se ha convertido en la llave para el ¨¦xito o el fracaso
La raz¨®n de todo ello es bien simple. Lo nuevo, el cambio, ha estado siempre en el ADN de la democracia, pero ahora es reclamado con fuerza por las nuevas generaciones que acuden a la pol¨ªtica despu¨¦s de haberse sentido exiliadas durante a?os de un escenario pol¨ªtico y medi¨¢tico perfectamente estable y previsible. La rebeli¨®n de los j¨®venes y los no tan j¨®venes no lo es s¨®lo frente a una pol¨ªtica percibida como corrupta e incapaz de ofrecerles un futuro. Aspira tambi¨¦n a una renovaci¨®n de la forma en la que se expresa, se define y se plasma en su realidad cotidiana. Quiere otras voces, otras caras, otros lenguajes. Lo hemos visto ahora en las nuevas plataformas y lo veremos en lo que sin duda vendr¨¢ despu¨¦s. Porque, ?ojo!, ya no hay f¨®rmulas capaces de resistir al tiempo. Una vez en marcha, la renovaci¨®n se devora a s¨ª misma, hay un acelerado envejecimiento de lo nuevo. Y, como siempre, al final sobrevivir¨¢n quienes mejor sepan adaptarse a esta din¨¢mica.
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