Rajoy: soy quien soy
Sin duda se aplica a s¨ª mismo la m¨¢xima del "soy quien soy", en cuanto l¨ªder indiscutible de su partido, el cual a su vez, es lo que es
El historiador Jos¨¦ Antonio Maravall estudi¨® hace tiempo el significado de una expresi¨®n, ¡°soy quien soy¡±, que no atiende al despliegue de las capacidades de un sujeto, sino a reforzar una posici¨®n de privilegio de acuerdo con una concepci¨®n estamental. Asumida esta autodefinici¨®n del sujeto, sobra cualquier exigencia de analizar y establecer un balance de lo realizado; de acuerdo con la declaraci¨®n precedente, lo que es, es, y su positividad, incuestionable.
Su intervenci¨®n ante el comit¨¦ ejecutivo est¨¢ blindada frente a cualquier autocr¨ªtica respecto de la pol¨ªtica que les ha llevado a la gran ca¨ªda del 24-M
Sin duda Mariano Rajoy se aplica a s¨ª mismo la m¨¢xima del ¡°soy quien soy¡±, en cuanto l¨ªder indiscutible de su partido, el cual a su vez, es lo que es, el garante no menos seguro del progreso de Espa?a y del bienestar de los espa?oles, una vez superada la crisis. Su intervenci¨®n ante el comit¨¦ ejecutivo de los populares est¨¢ blindada frente a cualquier autocr¨ªtica respecto de la pol¨ªtica que les ha llevado a la gran ca¨ªda del 24-M. La pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno ha sido la mejor posible, sus efectos se dejan sentir en el crecimiento (lo cual, en t¨¦rminos de PIB, es cierto), sin ninguna de las m¨¢culas que descubre un estudio en profundidad del proceso. Incluso despu¨¦s de haber luchado eficazmente contra la desigualdad, lo cual requiere una intolerable dosis de autocomplacencia. Para Rajoy, han trabajado bien en su gesti¨®n pol¨ªtica, que les ha servido para quedar los primeros, y solo falt¨® una dosis de comunicaci¨®n eficaz hacia la sociedad; de ah¨ª los min¨²sculos cambios anunciados. Incluso habr¨ªan sido paladines en la lucha contra la corrupci¨®n. Demasiado.
De contar con 20 puntos de ventaja, semejante idealizaci¨®n tendr¨ªa alg¨²n sentido. Despu¨¦s de los resultados electorales y de las expectativas creadas, solo servir¨¢ para llevar a cero la credibilidad del PP, salvo para los intereses ultraconservadores, cuyo radio de influencia se vio dr¨¢sticamente reducido el 24-M. Echar al PP no solo fue una consigna de man¨ªacos izquierdistas y de un PSOE vendido a Podemos, sino el fruto de una pol¨ªtica marcada por la desatenci¨®n hacia la mayor¨ªa de la sociedad, y en el plano de las actuaciones sectoriales ¡ªsanidad, educaci¨®n, justicia, desahucios¡ª justificaci¨®n plena del rechazo. Podemos y las mareas no nacieron por generaci¨®n espont¨¢nea.
La v¨ªa del suicidio por congelaci¨®n se acent¨²a al satanizar al PSOE como instrumento de los radicales y enemigo principal. Cierto, hubo dislates, como el de Carmona en Madrid, ciego en su aval ante quienes en el anti-PP eran subproductos del lamentable estilo ¡°contrapoder¡±. Pero el PP debe darse cuenta de que la competencia con el PSOE ha de excluir cuestiones de Estado, y que el peligro para la racionalizaci¨®n de la econom¨ªa es Podemos, no Pedro S¨¢nchez. Galgos y podencos.
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