El huevo de la serpiente
El maestro es quien cre¨® un sistema que, a diferencia de lo que pasa con el huevo de la serpiente, ya en su gestaci¨®n pod¨ªa anticiparse a trav¨¦s de la c¨¢scara
El juez Alberto Jorge Barreiro no puede ser m¨¢s elocuente: Manuel Chaves, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, Jos¨¦ Antonio Viera y Gaspar Zarr¨ªas han tenido una ¡°participaci¨®n activa¡± en un esquema fraudulento de subvenciones. Era, sostiene, ¡°el instrumento principal de materializaci¨®n de los planes pol¨ªticos del Gobierno¡±.
El escrito parte de una cifra de 854,8 millones de euros canalizados, pero aclara que, de una parte ha sido legal y de otra, ilegal, aun cuando no se puede cuantificar.
No les imputa a los dirigentes de la Junta de Andaluc¨ªa por llevarse dinero ni por fallar in vigilando ni por autor¨ªa mediata: les imputa por lanzar y mantener durante diez a?os un sistema de subvenciones disfrazado de transferencias de financiaci¨®n para eludir controles y beneficiar a terceros.
Aunque no define qui¨¦n es el autor intelectual, por as¨ª decir, del tinglado iniciado en el a?o 2000 y vigente hasta 2010, el que ha ideado el esquema, seg¨²n el magistrado, es el maestro. Mientras a Chaves, Gri?¨¢n, Viera y Zarr¨ªas les imputa prevaricaci¨®n, a Jos¨¦ Antonio Viera le atribuye, aparte de prevaricaci¨®n, tambi¨¦n un presunto delito de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos.
Alberto Jorge Barreiro se refiere a Viera, consejero de Empleo entre 2000 y 2004, cuando fue sustituido por Gri?¨¢n, en varias ocasiones y recuerda que durante su declaraci¨®n se ampar¨® en su ¡°desconocimiento de las distintas materias dada su condici¨®n de maestro¡±.
Pues, el maestro es quien, seg¨²n el relato, cre¨® un sistema que, a diferencia de lo que pasa con el huevo de la serpiente, ya en su gestaci¨®n pod¨ªa anticiparse a trav¨¦s de la c¨¢scara de las ¡°transferencias de financiaci¨®n¡± su car¨¢cter presuntamente ilegal.
La exposici¨®n es devastadora y refuerza la investigaci¨®n, confirmando los elementos indiciarios presentados en el verano de 2014 por la juez instructora Mercedes Alaya. No hay en el relato de los hechos ning¨²n resquicio. Todo tiene los rasgos de una conspiraci¨®n para prevaricar. Cada personaje encaja en el puzle.
Los imputados han hecho saber enseguida que dejar¨¢n sus esca?os. La exposici¨®n razonada que pide los suplicatorios no admite recurso pero los afectados pueden presentar alegaciones ante la sala de admisi¨®n. Es esta quien tendr¨¢ que asumir o no la propuesta del magistrado. Pero da la impresi¨®n de que los aforados no conf¨ªan en derrotar su propuesta.
El magistrado ha dedicado un auto a Gri?¨¢n, quien ya no es aforado. Por tanto, es una resoluci¨®n recurrible. Mientras las alegaciones deben dirigirse a la sala de admisi¨®n, que preside Manuel Marchena, el recurso contra el auto debe ir a la sala de recursos, presidida por Juli¨¢n S¨¢nchez Melgar.
En el auto de imputaci¨®n de Gri?¨¢n, el magistrado Jorge Barreiro deja constancia de la situaci¨®n kafkiana que tiene lugar.
Hombre contrario a los aforamientos, el magistrado se?ala que ¡°en el caso que decidieran renunciar al esca?o todos los aforados este instructor habr¨ªa estado investigando durante seis meses para la Audiencia de Sevilla, cuyo tribunal podr¨ªa dejar perfectamente sin efecto las resoluciones procesales este instructor y la sala de apelaciones del Tribunal Supremo, tribunal que adem¨¢s quedar¨ªa contaminado en un n¨²mero muy importante de componentes en el caso de que la causa regrese en su d¨ªa a su conocimiento a trav¨¦s de un recurso de casaci¨®n. Las disfunciones e incoherencias resultan, pues, evidentes¡±.
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