?Por qu¨¦ son importantes las banderas?
Las insignias nacionales se mantienen como emblemas poderosos desde que nacieron con los Estados-naci¨®n
El gran novelista franc¨¦s Gustave Flaubert escribi¨® la definici¨®n m¨¢s c¨¦lebre de las banderas: "Est¨¢n tan manchadas de barro y sangre que deber¨ªan desaparecer de una vez". El autor de Madame Bovary redact¨® estas palabras en 1869, en una carta a George Sand, en el momento en que acababan de asentarse como s¨ªmbolos nacionales. Muchos a?os y muchos conflictos despu¨¦s las banderas de nuestros padres siguen ocupando un papel gigantesco en la vida de las sociedades, a veces para incluir, otras para dividir.?Flaubert se equivocaba: no han desaparecido, m¨¢s bien todo lo contrario. Tras la matanza racista en una Iglesia de Charleston, Estados Unidos se ha visto inmerso en una pol¨¦mica sobre la exhibici¨®n de la bandera confederada mientras que, en Espa?a, el hecho de que el l¨ªder socialista Pedro S¨¢nchez presentase su candidatura a la presidencia de Gobierno con una gigantesca bandera espa?ola de fondo ha desatado de nuevo el nunca cerrado debate sobre la relaci¨®n de la izquierda con la ense?a nacional.
"Hay mucha semi¨®tica escondida en el uso de las banderas que trabaja sobre el inconsciente. Triunfan porque es cierto que provocan grandes emociones en muchos pa¨ªses. Cuando la identidad est¨¢ en peligro, uno se apoya en la bandera", explica Jos¨¦ Enrique Ruiz-Dom¨¨nec, catedr¨¢tico de historia en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y autor, entre otros, del ensayo de referencia Europa. Las claves de su historia (RBA). Jos¨¦ Manuel Erbez, bibliotecario en la Universidad de La Laguna y secretario de la Sociedad Espa?ola de Vexilolog¨ªa (la ciencia que estudia las banderas), explica por su parte que "a finales del siglo XVIII y principios del XIX nace la necesidad de identificar la naci¨®n con un s¨ªmbolo y as¨ª surge la enorme carga simb¨®lica de las banderas". "Antes ten¨ªan m¨¢s bien la funci¨®n de identificar objetos y colectivos con el rey, como se?alar el barco del monarca", contin¨²a. "Cuando la bandera pasa a identificar un colectivo es cuando empieza a tener una carga simb¨®lica m¨¢s fuerte y m¨¢s emocional. La gente sigue necesitando identificarse con un grupo y la bandera es un s¨ªmbolo enorme: es una forma sencilla de expresar una idea muy compleja.".
Aunque las banderas comienzan a generalizarse en la Edad Media como una continuaci¨®n de la her¨¢ldica ¨Clos emblemas de los nobles, por los que eran reconocidos, se convirtieron en representaciones de los territorios sobre los que gobernaban¨C, su origen es mucho m¨¢s antiguo. "Los griegos no ten¨ªan ense?as", explica ?scar Mart¨ªnez, traductor de la Iliada que acaba de publicar H¨¦roes que miran a los ojos de los dioses (Edaf), una historia de la Grecia antigua. "Cuando Homero presenta a los ej¨¦rcitos griego, no menciona ninguna bandera, tampoco por parte de los troyanos. Sin embargo, Jenofonte s¨ª que describe que los persas llevaban banderas, sobre todo para identificar al rey".
En el caso de las legiones romanas, las insignias primero ten¨ªan como funci¨®n facilitar los movimientos de tropas en el campo de batalla, pero al final acabaron siendo un elemento de identificaci¨®n fundamental. "Una legi¨®n que perd¨ªa el ¨¢guila se disolv¨ªa", explica Mart¨ªnez. En Bizancio, los partidarios en las carreras de cuadrigas se divid¨ªan entre los azules y los verdes y la defensa de los colores eran tan salvaje que a veces derivaba en revueltas como la de Nika que provoc¨® decenas de miles de muertos en el a?o 532.
Sin embargo, las banderas tal y como las conocemos y utilizamos ahora est¨¢n relacionadas con el nacimiento de los Estados modernos. "Hay dos banderas fundamentales, que nacen de revoluciones de las que surgen Estados nacionales: la estadounidense y la francesa", explica Ruiz-Dom¨¨nec."Son banderas que representan la voluntad popular", prosigue. "La bandera tricolor francesa simboliza la revoluci¨®n que se eleva contra la Flor de Lis de la monarqu¨ªa, mientras que la estadounidense encarna el nacimiento de un Estado durante la guerra de Independencia. Por eso son banderas incombustibles, con un peso muy profundo en el imaginario colectivo y que han tenido mucha influencia en banderas posteriores".
El cuadro de Eugene Delacroix La libertad guiando al pueblo se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos de la Rep¨²blica Francesa: la libertad est¨¢ encarnada en Marianne, que simboliza la patria, con la bandera tricolor en la mano. Las dos im¨¢genes m¨¢s famosas de la II Guerra Mundial tambi¨¦n tienen que ver con banderas: la foto que tom¨® Joe Rosenthal en febrero de 1945 que mostraba a los marines alzando la bandera estadounidense en Iwo Jima, una de las batallas fundamentales en la derrota de Jap¨®n, y la que Yevgueni Jald¨¦i realiz¨®, el 2 de mayo de 1945, a soldados del Ej¨¦rcito rojo alzando la bandera sovi¨¦tica sobre el Reichstag de Berl¨ªn en los estertores finales del nazismo. La pel¨ªcula que se acaba de estrenar, El ni?o 44, relata la historia imaginada del protagonista de aquella foto, convertido en h¨¦roe de la URSS.
Uno de los grandes momentos de la transici¨®n espa?ola tambi¨¦n tiene que ver con una bandera, cuando siete d¨ªas despu¨¦s de su legalizaci¨®n y en medio de encendidas discusiones internas, el Partido Comunista tom¨® la decisi¨®n de mostrar la bandera espa?ola bicolor junto a la del PC en todos sus actos. En una rueda de prensa, el 17 de abril de 1977, el l¨ªder comunista Santiago Carrillo explic¨® ante una bandera roja y gualda: "En lo sucesivo la bandera con los colores oficiales del Estado figurar¨¢ al lado de la bandera del Partido Comunista. Siendo una parte de ese Estado, la bandera de ¨¦ste no puede ser monopolio de ninguna fracci¨®n pol¨ªtica, y no pod¨ªamos abandonarla a los que quieren impedir el paso pac¨ªfico a la democracia".
La larga posguerra de 'Dixie'
Las banderas tienen un poder enorme para unir, pero tambi¨¦n para dividir. Quiz¨¢s el s¨ªmbolo m¨¢ximo de ello es la bandera confederada, Dixie, de los 13 estados sure?os que apoyaban la esclavitud. La matanza de Charleston, en la que un joven supremacista blanco asesin¨® a nueve afroamericanos en una Iglesia, ha desatado una pol¨¦mica en torno a la exhibici¨®n constante de este s¨ªmbolo del racismo. El historiador del American Civil War Museum John M. Coski, autor de The Confederate Battle Flag (Harvard University Press), una historia de este emblema, se?ala por correo electr¨®nico que "esta bandera es tan poderosa para la gente que la apoya porque la asocian con sus ancestros que lucharon en la guerra civil y es tan poderosa para aquellos que la rechazan por esta asociada con la Confederaci¨®n y, por lo tanto, con la esclavitud y tambi¨¦n porque fue esgrimida a mediados del siglo XX como un s¨ªmbolo de la oposici¨®n al movimiento de los derechos civiles".
Para explicar por el que la bandera confederada ha sobrevivido tantos a?os, Coski remite a un libro de reciente publicaci¨®n en EEUU, Uncommonly savage.?Civil War and Remembrance in Spain and the United States, del historiador estadounidense Paul D. Escott. "Enfatiza algo muy importante en el debate sobre el uso de la bandera confederada hoy: a diferencia de lo que ocurri¨® en Espa?a, durante el r¨¦gimen de Franco, los perdedores de la Guerra Civil pudieron honrar a sus muertos, celebrar a sus h¨¦roes y su causa, ense?ar su versi¨®n de la historia y de la guerra y exhibir p¨²blicamente sus s¨ªmbolos, sobre todo la bandera. Esta libertad para conmemorar su causa perdida cre¨® un paisaje simb¨®lico cubierto con banderas confederadas, monumentos, nombres de calles. Cuando los afroamericanos del sur ganaron sus derechos pol¨ªticos y civiles desde los cincuenta, se enfrentaron a la presencia de esas banderas, monumentos, nombres de calles... Ese es el contexto en el que se produce el conflicto que estamos viviendo ahora".
Sin embargo, las banderas han marcado y marcan la vida pol¨ªtica espa?ola, como avance social ¨Cla bandera del arco¨ªris el d¨ªa del orgullo gay en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid¨C o como reivindicaci¨®n nacionalista. Las guerras de banderas en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco por la presencia de la bandera nacional junto a las auton¨®micas han sido otra constante desde la transici¨®n. La UEFA acaba de expedientar al Bar?a por la exhibici¨®n de banderas esteladas ¨Cindependentistas catalanas¨C durante la final de la Champions.
Casi 40 a?os despu¨¦s, la aparici¨®n de Pedro S¨¢nchez en un acto pol¨ªtico con una bandera como tel¨®n de fondo sigue despertando un interminable debate. "Carrillo ten¨ªa muy claro que no quer¨ªa empezar una guerra de banderas", explica Ruiz-Dom¨¨nec, quien reconoce que, a diferencia de lo que ocurre en muchos otros pa¨ªses europeos, "Espa?a no ha logrado convertir la bandera en un s¨ªmbolo inclusivo". No s¨®lo en Francia, Estados Unidos o Reino Unido con su c¨¦lebre Union Jack: en Holanda ¨Cen el D¨ªa de la Rey, las calles se llenan de banderas nacionales o naranjas, el color simb¨®lico del pa¨ªs¨C, Dinamarca ¨Cla bandera m¨¢s antigua del mundo, que se remonta al siglo XVI¨C o en Italia ¨Crepresentaci¨®n del nacimiento del pa¨ªs unido durante el Risorgimento¨C son s¨ªmbolos que casi nadie discute.
Jos¨¦ Manuel Erbez se?ala por su parte que "aunque se lleg¨® a un compromiso sobre la bandera, hay una gran parte de la poblaci¨®n que no termina de aceptarlo. Actualmente en las manifestaciones de izquierda es muy raro ver una bandera rojigualda". Su origen es, sin embargo, muy anterior al franquismo: surge en 1785, tras un concurso, como insignia distintiva en los barcos. Sus colores llamativos ten¨ªan un objetivo mucho m¨¢s pr¨¢ctico que simb¨®lico. "Antes era una bandera blanca con un escudo", explica Jos¨¦ Manuel Erbez. "Era una decisi¨®n ante todo pr¨¢ctica, para que se distinguiese de lejos. Primero fue una bandera de la marina de guerra, pero luego empez¨® a ser usada por las unidades militares en tierra y acab¨® por convertirse en la insignia nacional".
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