Europa quiere controlar la comida ecol¨®gica
Espa?a es el pa¨ªs europeo con m¨¢s superficie de cultivos org¨¢nicos Un reglamento que prepara la Uni¨®n Europea puede frenar el sector Si la normativa se aprueba como est¨¢, podr¨ªan desaparecer la mitad de las granjas
¡°?Queso ecol¨®gico? ?Eso qu¨¦ es?¡±. Hace 18 a?os, cuando los hermanos Alfredo y Rafael Gonz¨¢lez montaron su empresa, la comida ecol¨®gica era un exotismo en Espa?a. ¡°Nos miraban como a locos. No hab¨ªa veterinarios especializados, ten¨ªamos que cargar nosotros mismos en sacos el poco pienso ecol¨®gico que consegu¨ªamos¡±. Pero Alfredo y Rafael, que entonces eran veintea?eros con mucha ilusi¨®n en su proyecto, ten¨ªan claro lo que quer¨ªan. ¡°Un negocio sostenible para nosotros y la naturaleza. No quer¨ªamos encerrar a los animales en un establo¡±. Compraron 100 cabras ¡°viejas y tullidas¡± a unos pastores que se jubilaban y las pusieron a pastar en una finca de monte virgen heredada de su padre, en pleno parque natural de la cuenca alta del r¨ªo Manzanares, al noreste de Madrid.
Hoy la mayor¨ªa de los supermercados espa?oles reservan un espacio para los alimentos ecol¨®gicos. Alfredo y Rafael tienen 1.400 cabras que producen 350.000 litros de leche al a?o. Con ella elaboran 175.000 litros de yogur y 25.000 kilos de queso bajo la marca Suerte Ampanera. Todos con el sello de la UE que los certifica como alimentos ecol¨®gicos. ¡°Eso significa, por ejemplo, que una persona al¨¦rgica a los antibi¨®ticos tiene garantizado que no va a encontrar ni rastro de ellos en ese queso. Que las cabras se han criado al aire libre, pastando en el monte o, en la ¨¦poca de mayor fr¨ªo, comiendo pienso ecol¨®gico. Que la corteza no tiene colorantes artificiales ni perfumes ni conservantes¡¡±, enumera Rafael. Los inspectores de los consejos oficiales de certificaci¨®n, dependientes de las comunidades aut¨®nomas, garantizan que efectivamente esto es as¨ª.
?Ecol¨®gico significa tambi¨¦n m¨¢s rico? ¡°Eso no se puede garantizar. Solo se puede garantizar el proceso, no el resultado final. Que est¨¦ m¨¢s o menos rico depende ya de la habilidad de cada productor. Conseguir una corteza bonita sin usar qu¨ªmica, por ejemplo, nos ha dado a nosotros muchos quebraderos de cabeza y mucha investigaci¨®n personal, a base de prueba y error. A la gente la comida le entra por los ojos, y si ve moho, aunque le asegures que es bueno, ya no lo quiere¡±, explica Rafael. Con el tiempo, y pese a todos los inconvenientes, los hermanos Gonz¨¢lez han logrado que sus productos s¨ª sean m¨¢s ricos: en 2011 lograron el premio al mejor queso de Espa?a que concede el Ministerio de Agricultura.
La empresa de Alfredo y Rafael figura en la lista de los 33.704 operadores de alimentos ecol¨®gicos certificados que recoge la estad¨ªstica oficial espa?ola de 2013. En 1997, cuando ellos empezaron, hab¨ªa solo 3.811 (entre productores, elaboradores y comercializadores). Fueron pioneros en un sector en plena fase de expansi¨®n. En estas dos d¨¦cadas no solo se ha disparado el n¨²mero de operadores, sino que Espa?a adem¨¢s se ha convertido en el pa¨ªs con mayor superficie de la UE dedicada a la producci¨®n ecol¨®gica, con 1,6 millones de hect¨¢reas de cultivo. El consumo nacional tambi¨¦n ha aumentado, aunque el 75% de la producci¨®n se acaba exportando.
Pero este desarrollo espectacular puede verse frenado por el nuevo reglamento que se est¨¢ debatiendo en Europa. Esta nueva legislaci¨®n, mucho m¨¢s estricta que la anterior, parte de un informe de 2012 del Tribunal de Cuentas de la UE que detect¨® deficiencias en el sistema de control. Bruselas se puso a trabajar y en marzo del a?o pasado present¨® un borrador que puso al sector en pie de guerra: si se aprueba sin modificaciones, casi la mitad de las granjas espa?olas podr¨ªa desaparecer porque quedar¨ªan prohibidas las explotaciones mixtas (en las que conviven, en zonas delimitadas, zonas ecol¨®gicas y otras de cultivos convencionales). En Europa, el porcentaje de granjas mixtas se mueve en torno al 25%. En Espa?a alcanza de media el 40%, aunque en regiones como Andaluc¨ªa supera el 50%.
¡°Es una barbaridad. Estamos de acuerdo en que el objetivo es que desaparezcan las granjas mixtas, pues eso reducir¨¢ los riesgos de contaminaci¨®n de los pesticidas que se usan en las tierras colindantes, pero necesitamos m¨¢s tiempo", explica V¨ªctor Gonz¨¢lez, coordinador t¨¦cnico de la Sociedad Espa?ola de Agricultura Ecol¨®gica (SEAE), una de las organizaciones que participan en las negociaciones en Bruselas, que ya han logrado importantes mejoras en el borrador. A¨²n no hay nada cerrado, pero los ¨²ltimos acuerdos hacen prever que la norma ser¨¢ finalmente m¨¢s suave. "Hacen falta dos a?os para convertir una tierra en ecol¨®gica y unos cuantos m¨¢s para conseguir que sea rentable; por eso muchos agricultores lo hacen paulatinamente¡±.
Un sector en expansi¨®n
Espa?a, l¨ªder en cultivos. Con 1,6 millones de hect¨¢reas de superficie ecol¨®gica, es el mayor productor de la UE, por delante de Italia, Alemania, Francia y Reino Unido.
Mercado creciente. Casi un tercio de la poblaci¨®n espa?ola ha consumido alg¨²n producto ecol¨®gico, seg¨²n un estudio del Ministerio de Agricultura.
?D¨®nde se compra? El hipermercado es el canal de venta m¨¢s utilizado. Le siguen la compra directa al productor y las tiendas especializadas.
Hay adem¨¢s muchos otros peque?os agricultores ecol¨®gicos que no certifican ni siquiera una peque?a parte de su producci¨®n. Algunos porque no pueden afrontar los gastos y otros, simplemente, por principios. ¡°La certificaci¨®n sirve cuando quieres competir en el gran mercado de la alimentaci¨®n, pero ese mercado no nos interesa", afirma Rub¨¦n Iglesias, copropietario de la explotaci¨®n Huerta la Madre Vieja en la vega del Jarama, al sur de Madrid, que fund¨® en 2010 junto a su socio Pablo Mart¨ªnez tras terminar su carrera de ingenier¨ªa. "Nos hemos metido en esto precisamente porque queremos cambiar ese sistema, que la gente pueda saber de verdad lo que come¡±.
Huertas como esta no aparecen en las estad¨ªsticas oficiales, pero tambi¨¦n pueden considerarse parte del avance de la alimentaci¨®n ecol¨®gica en Espa?a. No pueden utilizar el sello oficial de la UE, pero no les hace falta porque sus clientes conf¨ªan en ellos. ¡°Pueden venir, tocar, oler. Y si en alg¨²n momento tenemos un problema, como cuando hace un par de a?os tuvimos que utilizar un pesticida para salvar una cosecha de patatas, les advertimos¡±, explica Pablo.
Este sistema, basado en la confianza y la venta directa a grupos de consumo, es creciente en toda Espa?a. No se sabe cu¨¢ntos productores de este tipo hay porque no hay registro oficial, pero s¨ª que cada vez son m¨¢s: solo en la Comunidad de Madrid se calcula que hay un centenar de grupos de consumo que se nutren de ellos.
Sobre los cambios legislativos que se debaten en Europa, se muestran indiferentes. ¡°Las pol¨ªticas locales de apoyo a los peque?os productores de cada regi¨®n pueden hacer mucho m¨¢s por la agricultura ecol¨®gica que las grandes pol¨ªticas que puedan surgir en Bruselas. Creemos que se debe trabajar mucho m¨¢s desde los Ayuntamientos para fomentar estos nuevos modelos m¨¢s respetuosos con la tierra y con el propio consumidor¡±, opina Rub¨¦n. ¡°Por otra parte, hay que ser realistas: ninguna tierra es puramente ecol¨®gica. Ni la nuestra ni la que est¨¢ certificada. Es imposible que no lleguen part¨ªculas de pesticidas de otras tierras. Por eso, lo que debemos hacer es luchar para que cada vez se utilicen menos qu¨ªmicos, tanto en los cultivos ecol¨®gicos como los industriales¡±, concluye.
Guerra de intereses en Europa
La prohibici¨®n de las explotaciones mixtas es la gran fuente de conflicto en la negociaci¨®n de la nueva normativa europea sobre alimentaci¨®n ecol¨®gica. Pero hay m¨¢s: por ejemplo, la extensi¨®n de los controles a las tiendas que venden envasados. Los operadores entienden que el producto ya llega certificado a esas tiendas, por lo que no es necesaria esta segunda inspecci¨®n que genera m¨¢s gastos a los peque?os comercios.
David Samper, presidente de INTERECO, la entidad que agrupa a los comit¨¦s de certificaci¨®n de todas las comunidades aut¨®nomas, asegura que el fraude en el sector primario (agricultores y ganaderos) es m¨ªnimo. ¡°La vigilancia es rigurosa y hacemos inspecciones por sorpresa. Es muy dif¨ªcil que haya fraude en ese nivel¡±, asegura. ¡°M¨¢s dif¨ªcil es el control de los productos industriales elaborados con m¨¢s de un ingrediente. Un bote de tomate frito, por ejemplo, puede contener ingredientes de varios pa¨ªses: tomate de Espa?a, az¨²car de Am¨¦rica y aceite griego. Y luego estar elaborado en Italia. Es complicado seguir la trazabilidad de todos estos elementos, como advert¨ªa el informe del Tribunal de Cuentas, pero si se hacen bien los controles en el sector primario, no tiene por qu¨¦ haber problemas¡±, opina.
Otro problema son las semillas. No hay suficientes semillas ecol¨®gicas en muchas variedades porque todav¨ªa no hay suficientes cultivos, por lo que ahora est¨¢ permitido usar convencionales en estos casos. El borrador del nuevo reglamento quiere prohibir esta opci¨®n, con lo que cortar¨¢ el paso a un mont¨®n de variedades de frutas y hortalizas que a¨²n no tienen semillas. ¡°Y eso afecta especialmente a Espa?a, que es la mayor productora de frutas y hortalizas¡±, advierte Marta Piqueras, del sindicato agrario COAG, que tambi¨¦n participa en las discusiones. ¡°Este ejemplo demuestra que los intereses de los pa¨ªses poderosos de la UE, como Alemania, han influido mucho m¨¢s que los mediterr¨¢neos en la elaboraci¨®n del reglamento¡±, a?ade.
Hay novedades, no obstante, que todo el sector considera muy positivas. Por ejemplo, la posibilidad de que los peque?os agricultores puedan certificar sus productos en grupo, sin necesidad de pagar a los comit¨¦s oficiales. El sistema, que simplifica el proceso y abarata costes, ha demostrado su eficacia en varios pa¨ªses de Am¨¦rica porque promueve el autocontrol: si un productor comete fraude, todo su grupo es sancionado.
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