El principio de Pinker
Si el independentismo pierde, habr¨¢ rienda suelta a la pasi¨®n recentralizadora
Cuando el presidente Rajoy afirma rotundamente que "no va a haber independencia de Catalu?a" y apela a la ley como ¨²nica respuesta, la lista falsamente unitaria Juntos por el s¨ª, que integra a Converg¨¨ncia y Esquerra, ya ha conseguido el principal objetivo: convertir las elecciones del 27-S en plebiscitarias. Independencia, s¨ª; independencia, no. ?Era inevitable?
Llevamos siglos hablando del contencioso Catalu?a-Espa?a. Tampoco es nueva la incapacidad por ambas partes de darle una salida. Sigue siendo mayoritaria la creencia de que no hay otra opci¨®n que contemporizar (la conllevancia orteguiana). En dos d¨¦cadas, el pujolismo se configur¨® como un sistema de acomodo basado en el principio de Steven Pinker: "El cash permite compromisos; los valores sagrados, no". Pujol esgrim¨ªa la bandera, pero presentaba regularmente la factura de dineros y competencias. Este sistema gustaba en Madrid porque garantizaba estabilidad pol¨ªtica y manten¨ªa bajo control a la sociedad catalana. Cuando Pujol se fue, se liberaron muchas energ¨ªas reprimidas. Y el independentismo tom¨® el relevo al nacionalismo. En los a?os de Pujol, Catalu?a se dot¨® de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica y la televisi¨®n p¨²blica catalana, decisivas para consolidar la lengua y un marco cultural propio. A su vez, era dif¨ªcil seguir con el mercadeo de dineros y competencias a cambio de apoyos pol¨ªticos sin modificar la legalidad (la crisis del Estatuto). Y, finalmente, el r¨¦gimen de la transici¨®n, esta forma de caciquismo posmoderno que llamamos Estado de las autonom¨ªas, del que el pujolismo era un elemento genuino, entr¨® en crisis.
En 2011, empezaron los movimientos sociales que ped¨ªan otro reparto del poder. El 15-M naci¨® en marzo de este a?o y la ANC un mes m¨¢s tarde. Ni se anticip¨® la necesidad de reformar el r¨¦gimen ¡ªel PP la sigue negando¡ª ni hubo respuesta pol¨ªtica al desaf¨ªo soberanista. Solo el imperio de la ley. Un problema pol¨ªtico de envergadura reducido a una cuesti¨®n legal. Y ah¨ª estamos: Mas tiene sus elecciones plebiscitarias. Ya es tarde para buscar una salida pol¨ªtica que unos y otros rehuyeron sistem¨¢ticamente. Si el independentismo pierde, habr¨¢ rienda suelta a la pasi¨®n recentralizadora. Si gana con holgura, entraremos en un largo contencioso. Lo m¨¢s probable es que, el 27-S, el independentismo salve el Gobierno, pero sin fuerza para mayor empresa. Las inercias llevar¨¢n otra vez a refugiarse en el mito de la conllevancia. ?Es impensable para la cultura pol¨ªtica espa?ola reconocer a Catalu?a como sujeto pol¨ªtico como punto de partida para negociar una relaci¨®n aceptable? Para volver al principio de Pinker, ya es tarde.
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