La izquierda entra como un miura en la fiesta de los toros
Los ayuntamientos carecen de competencias taurinas, pero pretenden actuar en las plazas de titularidad p¨²blica y suspender las ayudas
Algunos de los nuevos Ayuntamientos surgidos en las recientes elecciones locales han entrado como un miura en la fiesta de los toros. La iniciativa parte de los grupos de izquierda -desde Podemos, sus distintas marcas blancas, Comprom¨ªs, Bildu, IU y la ayuda inestimable de Ciudadanos y PSOE, seg¨²n los casos-, y pretende cortar la coleta a la tradici¨®n taurina de muchas localidades.
Los nuevos representantes saben que los Ayuntamientos carecen de competencias en esta materia, pero juegan con la ventaja de que la mayor¨ªa de las plazas de toros son de titularidad p¨²blica, propiedad de los consistorios, en gran parte, y diputaciones, lo que les permite decidir sobre su uso. Andaluc¨ªa, por ejemplo, cuenta con 102 plazas de toros permanentes, de las que solo 21 (el 20,5 por ciento) est¨¢n en manos privadas.
La autorizaci¨®n de un espect¨¢culo taurino depende exclusivamente de la Comunidad Aut¨®noma correspondiente, que tiene la obligaci¨®n de comunicarla al alcalde de la localidad donde se celebre.
En las plazas que sean de titularidad p¨²blica y que no est¨¦n comprometidas por un contrato con un empresario privado, depender¨¢ de la propiedad municipal la celebraci¨®n o no de festejos taurinos; si, por el contrario, mantiene en vigor un acuerdo contractual con una empresa privada, ser¨¢n los tribunales los que determinen la cuant¨ªa de las indemnizaciones a las que hubiera lugar si existe una ruptura unilateral de lo firmado.
Los Ayuntamientos no cuentan con competencia alguna en las plazas privadas; tanto el propietario como el arrendador solo deber¨¢n solicitar la autorizaci¨®n a la Comunidad Aut¨®noma correspondiente.
Por ¨²ltimo, en el caso de las plazas port¨¢tiles s¨ª podr¨¢n poner trabas, tanto en la concesi¨®n del suelo para su instalaci¨®n, si es p¨²blico, como en las licencias municipales correspondientes para la seguridad, electricidad, agua, etc.
Adem¨¢s, las corporaciones locales tambi¨¦n pueden suprimir las ayudas que permiten que se celebren espect¨¢culos taurinos con la participaci¨®n de primeras figuras, como ocurre con otro tipo de celebraciones culturales y festivas, pero con el consiguiente perjuicio para la econom¨ªa de la localidad.
No est¨¢ nada claro, no obstante, el motivo real de esta moda de la izquierda pol¨ªtica; dice rechazar la fiesta de los toros por razones animalistas, si bien abundan los casos de flagrante incoherencia ideol¨®gica o instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica cuando la afici¨®n de los votantes pone en peligro la permanencia en el gobierno de algunas siglas.
Lo cierto es que, sorprendentemente, la fiesta de los toros est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n de muchos mun¨ªcipes, como si su existencia se hubiera convertido de la noche a la ma?ana en uno de los problemas sobresalientes de las nuevas corporaciones.
Mientras tanto, la mayor¨ªa del sector, expectante y atemorizado, se ha refugiado en tablas, y guarda un irresponsable silencio a la espera de que pase un vendaval de imprevisibles consecuencias. Solo la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) ha denunciado p¨²blicamente ¡®la posici¨®n deplorable que mantiene el PSOE utilizando la tauromaquia como moneda de cambio¡¯.
Es cierto que la ambig¨¹edad e incoherencia manifiesta del Partido Socialista ha alimentado esta corriente antitaurina. Al tiempo que los socialistas decidieron en 2011 por decreto que la tauromaquia es ¡®una actividad art¨ªstica y cultural¡¯, y la defienden con ardor en Andaluc¨ªa, mantienen una postura abstencionista, cuando no contraria a los toros, en todas las discusiones y votaciones parlamentarias, y no han tenido empacho en unir sus votos a corrientes abolicionistas para mantener alcald¨ªas. El propio Pedro S¨¢nchez, secretario general del PSOE, afirm¨® que ¡®no me ver¨¢n en una corrida de toros¡¯, si bien expres¨® su respeto a la tauromaquia y a la libertad de decisi¨®n de cada ciudadano.
Ciertamente, esta actitud del primer partido de la oposici¨®n ha alimentado esta ola de modernidad antitaurina, que ha alcanzado su punto culminante con la entrada de nuevos partidos de izquierda en los ayuntamientos y est¨¢ cuajada de gestos y tambi¨¦n de contradicciones pol¨ªticas.
Existe una plataforma en Internet que recoge firmas para pedir al Rey que no vuelva a acudir a una corrida de toros. El Ayuntamiento de Madrid ha renunciado al palco que tiene asignado en la plaza de las Ventas, que es propiedad de la Comunidad madrile?a.
El propio secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, afirmaba recientemente en un encuentro digital que no le gustan los toros, pero que no es partidario de que se proh¨ªban, sino de que se abra un debate entre la ciudadan¨ªa.
Y una consulta es lo que han anunciado que llevar¨¢n a cabo ayuntamientos como Huesca, Alicante y el municipio valenciano de Aldaia, entre otros.
El alcalde de Zamora ha dejado claro que ¡®si la gente quiere toros, que se pague su entrada¡¯ y la decisi¨®n de no financiar los espect¨¢culos. En Alzira (Valencia) han suspendido los festejos populares, y el alcalde de la localidad madrile?a de Pinto ha aceptado que haya toros este a?o, pero ya ha anunciado una consulta a los vecinos para las fiestas venideras.
Por su parte, Marea Atl¨¢ntica, que gobierna en A Coru?a, ha decidido suspender la feria y pretende alcanzar un acuerdo indemnizatorio con la empresa que mantiene un contrato en vigor.
Mientras tanto, la feria taurina volver¨¢ a San Sebasti¨¢n porque Bildu ha perdido la alcald¨ªa en favor del PNV. El partido de la izquierda abertzale constituye otro un caso evidente de incoherencia pol¨ªtica. Prohibi¨® los toros en la capital donostierra, pero los mantiene en Azpeitia, -donde gobierna con mayor¨ªa absoluta-, conocida por su exigente afici¨®n taurina.
Catalu?a est¨¢ a la espera de que el Tribunal Constitucional decida sobre la legalidad o no de la prohibici¨®n de los festejos taurinos en esa Comunidad, donde est¨¢n permitidos los correbous, y, hasta el momento, no se han planteado problemas en las comunidades de Castilla Le¨®n, Castilla la Mancha y Andaluc¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.