Modelo trif¨¢sico para armar
Pedro S¨¢nchez todav¨ªa da la sensaci¨®n de que es un modelo para montar, reci¨¦n desembalado, una figura recortable por la l¨ªnea de puntos cuyas instrucciones vienen en el prospecto de mano
Tiene este pol¨ªtico una percha con la que a su debido tiempo, sin duda, habr¨ªa ganado el t¨ªtulo de M¨ªster Pach¨¢ de haberse presentado al concurso en esa discoteca de Ibiza. Aun hoy, cuando Pedro S¨¢nchez cruza la tribuna para plantarse ante el atril siempre imaginas lo bien que dar¨ªa en un desfile de modelos masculinos de Hugo Boss. Vete a saber si un f¨ªsico tan evidente es lo mejor para un candidato socialista. Un pol¨ªtico debe preocuparse por su imagen, pero no hasta el punto que obligue al espectador a fijarse antes que en sus palabras, en lo bien que le sienta el verde del jersey con el azul de la chaqueta, el pantal¨®n vaquero con la camisa blanca arremangada. Est¨¢ claro que su perfil exterior tan atractivo y conjuntado, parad¨®jicamente podr¨ªa perjudicar el fondo de la cuesti¨®n, la carne en el asador, que en pol¨ªtica es de lo que se trata. Pedro S¨¢nchez todav¨ªa da la sensaci¨®n de que es un modelo para armar, reci¨¦n desembalado, una figura recortable por la l¨ªnea de puntos cuyas instrucciones vienen en el prospecto de mano.
Ya se sabe que en pol¨ªtica los enemigos no est¨¢n en la bancada de enfrente sino sentados a tu lado, por eso m¨¢s que poner los ojos en Felipe Gonz¨¢lez, que anda perdido por los cielos de la geopol¨ªtica y en la Macarena socialista que se venera en Sevilla, S¨¢nchez deber¨ªa mirarse primero por dentro para comprobar si su ambici¨®n se corresponde con su capacidad de aguante, si entre su brazo y el pu?al existe una perfecta ecuaci¨®n. Hay pol¨ªticos que tienen buen pu?al pero les falta brazo y otros al rev¨¦s, les sobra brazo y le falta pu?al. No parece ser este el caso.
S¨¢nchez deber¨ªa mirarse primero por dentro para comprobar si su ambici¨®n se corresponde con su capacidad de aguante, si entre su brazo y el pu?al existe una perfecta ecuaci¨®n
El arte de hablar en p¨²blico, seg¨²n la escuela anglosajona, que se aprende en Cambridge o en Oxford, consiste en un duro aprendizaje de trasmitir la sensaci¨®n de que no traes el discurso preparado de casa y dices lo que se te est¨¢ ocurriendo en ese momento, con una dicci¨®n acompa?ada de ligeros balbuceos de duda, que en realidad son un ardid para atraer al contrincante a tu terreno sin que se d¨¦ cuenta. Por el contrario, Pedro S¨¢nchez expresa excesiva seguridad al hablar, con respuestas demasiado r¨¢pidas a un cuestionario aprendido de memoria; su extraordinaria facilidad de palabra se pone a veces al servicio de un cabreo impostado, con el braceo y gesticulaci¨®n ensayados ante el espejo. Pero es evidente que este pol¨ªtico est¨¢ aprendiendo el oficio de l¨ªder mejor y m¨¢s r¨¢pido cada d¨ªa que pasa. Su ¨¦xito puede llegar cuando el peso de su discurso se derive de una improvisaci¨®n estudiada que haga olvidar la dentadura perfecta y la sonrisa Profid¨¦n, como se dec¨ªa en tiempos del mambo.
El golpe de efecto que dio en el acto de su presentaci¨®n como candidato a las elecciones generales con el despliegue apabullante de la bandera espa?ola, que no solo llenaba el escenario sino el horizonte completo de Espa?a, fue una prueba de imaginaci¨®n con la que quedaban desbancadas y puestas en rid¨ªculo tantas pulseritas, correas de reloj, cinturones, tirantes, polos, chapas, llaveros, gorras de visera, incluso collares de perro adornados con la ense?a nacional, secuestrada y sometida por la extrema derecha a la ideolog¨ªa de una de gambas cuando no al bate de b¨¦isbol. Ah¨ª la ten¨¦is, tragadla toda entera, as¨ª de grande es como a m¨ª me gusta, ese era el mensaje.
Su excesiva seguridad al hablar, con respuestas demasiado r¨¢pidas a un cuestionario aprendido de memoria, se pone a veces al servicio de un cabreo impostado
Puede que Pedro S¨¢nchez est¨¦ en inmejorable situaci¨®n de ganar las elecciones si consigue creerse de verdad el papel l¨ªder por m¨¦ritos propios y deje de mirar a los lados a la hora de trasmitir proyectos e ideas. De hecho ocupa un puesto privilegiado gracias al devenir incierto que la pol¨ªtica le ha deparado a su partido, arruinado otrora por la corrupci¨®n, hoy, al parecer, decidido a no morir. Pedro S¨¢nchez puede actuar como un enchufe trif¨¢sico: una conexi¨®n neutra con la socialdemocracia, otra que servir¨ªa para unir esta corriente a un posible pacto con una derecha moderna y aseada; y el tercer cable, una toma de tierra, para recargarse con la energ¨ªa de la izquierda que llega por abajo.
La ardua tarea de unir las dos almas del partido socialista, resistiendo tantos amigables navajazos, es m¨¢s complicada que meter un triple en la canasta como tal vez consegu¨ªa S¨¢nchez cuando era jugador de baloncesto del Estudiantes, en el Ramiro de Maeztu, donde estudi¨® el bachillerato. Con un enchufe trif¨¢sico o con un triple encestado en el ¨²ltimo segundo podr¨ªa este candidato alzarse con la victoria.
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