Salto al vac¨ªo legal
La actividad del 'puenting' no tiene una regulaci¨®n espec¨ªfica en Espa?a
Liberar tensiones, sentir la adrenalina o el contacto con la naturaleza. Estas emociones son las que llevan a algunos intr¨¦pidos a saltar al vac¨ªo, colgados de un viaducto. El puenting conjuga a la perfecci¨®n el miedo con las ganas de volar. Una pr¨¢ctica que despierta problemas respecto a su regulaci¨®n, pues no tiene una legislaci¨®n determinada. Ni material espec¨ªfico, ni titulaci¨®n concreta. Un limbo normativo que dificulta la atribuci¨®n de responsabilidades cuando se producen accidentes como el de Cabez¨®n de la Sal (Cantabria), en el que una menor holandesa, Vera Mol, muri¨® el pasado lunes porque la cuerda no estaba atada correctamente.
La falta de regulaci¨®n hace que tampoco haya cifras oficiales del n¨²mero de empresas que ofrecen puenting. Guillermo Piris es el gerente de Highjump, una de las l¨ªderes en el sector. Calcula que adem¨¢s de su negocio, en Espa?a habr¨¢ otros 20 o 30 que ofertan la pr¨¢ctica. Esta firma tiene registrados unos 8.000 saltos en sus cinco a?os de vida. ¡°Nunca hemos tenido ninguna incidencia¡±, comenta. La Asociaci¨®n Espa?ola de Turismo Activo estima que existen 4.400 empresas que se dedican a este tipo de turismo ¡ªque engloba las actividades de multiaventura desarrolladas en la naturaleza¡ª, y que el puenting supone el 1,4% de las mismas.
No tiene un material espec¨ªfico, sino que se utilizan mosquetones y cuerdas de escalada. Tampoco existe una titulaci¨®n concreta. Los monitores que ejercen la actividad suelen ser t¨¦cnicos de deportes verticales ¡ªcomo la escalada o el rappel¡ª, con experiencia como saltadores de puenting. Algunas empresas, como Highjump, piden que el sector se regule a nivel nacional para evitar el intrusismo y la mala praxis, que pueden tener consecuencias fatales como las de Cantabria, que no ha sido el ¨²nico accidente de este verano. El pasado 21 de julio muri¨® otra mujer, de 23 a?os, en Lanjar¨®n (Granada) y tambi¨¦n por no estar bien sujeta al puente.
La competencia de los viaductos depende de su localizaci¨®n. Puede corresponder al Ministerio de Fomento, a Adif o al Ayuntamiento cercano. Desde Fomento manifiestan que a veces reciben solicitudes de empresas para saltar, pero nunca autorizan a ninguna.
Unas v¨ªas abandonadas atraviesan un puente a las afueras de Buitrago de Lozoya (1.952 habitantes, Madrid). Por el viaducto ¡ªque llega a los 30 metros en su punto m¨¢s alto¡ª ya no suena el ruido del tren, sino los gritos de los saltadores. Desde que se toma la salida de la A-1, a la altura del kil¨®metro 74 en direcci¨®n a Burgos, los nervios invaden a los intr¨¦pidos.
¡°Estaba m¨¢s nerviosa cuando ven¨ªa en el coche. Ahora ya me he tranquilizado¡±, cuenta Raquel Alonso, de 23 a?os, minutos antes de lanzarse al vac¨ªo. Le brillan los ojos, no para de hablar y de mirar por la barandilla. ¡°Quiero sentir la adrenalina¡± relata entusiasmada la novata. La monitora Marta Jim¨¦nez prepara a Alonso para la actividad. Primero le coloca un arn¨¦s en el tronco, que servir¨¢ como medida extra de seguridad. Despu¨¦s le pone dos fijaciones en las piernas, parecidas a unas espinilleras de f¨²tbol, donde ir¨¢ sujeta la soga de la que colgar¨¢. Por ¨²ltimo, el casco. ¡°La t¨ªpica pregunta, ?para qu¨¦ sirve el casco? Para la c¨¢mara de v¨ªdeo¡±, bromea Piris.
Los clientes no pueden pesar m¨¢s de 120 kilos, debido a la envergadura de los arneses. No hay m¨¢s requisitos espec¨ªficos. ¡°Aceptamos gente de todas las edades, si es un menor, lo ¨²nico que necesita es la autorizaci¨®n del tutor¡±, explica Piris. El perfil del saltador es variado. Acuden personas de todas las edades, aunque predominan los j¨®venes. No se requiere una preparaci¨®n f¨ªsica espec¨ªfica. ¡°Si puedes saltar de una silla al suelo, puedes hacer puenting¡±, a?ade el gerente. Seg¨²n Jim¨¦nez, rara vez un cliente se echa atr¨¢s: ¡°Uno de cada 500 saltos, si acaso¡±. La diferencia entre hombres y mujeres es m¨ªnima.
Las cuerdas soportan entre 2.000 y 3.000 kilos de peso
El puenting funciona como un ¡°columpio gigante¡±. El sistema es similar al de un p¨¦ndulo. La cuerda se fija al viaducto y se tensa con la ca¨ªda, provocando el balanceo. No hay rebote. La soga, que soporta entre 2.000 y 3.000 kilos, no es el¨¢stica. Solo puede estirarse un 8%, a diferencia del bungee jumping, que se alarga hasta un 400%.
Una vez equipada, la monitora fija la cuerda a un extremo del puente ¡ªel opuesto a aquel por donde se salta¡ª y acompa?a a la usuaria hasta el otro lado, donde la vuelve a atar. Encima del viaducto hay dos t¨¦cnicos y debajo, otros tantos. Uno de ellos la ayuda a cruzar la barandilla y otro permanece junto al anclaje de la soga. Los sistemas est¨¢n duplicados por si alguno falla. La comunicaci¨®n es clave. ¡°Te voy a decir 3, 2, 1, ?Raquel!. Si no escuchas tu nombre, no saltes¡±, espeta Piris.
Alonso cruza la barandilla y la adrenalina se torna en desasosiego: ¡°Ahora s¨ª que tengo miedo. Siento un vac¨ªo enorme en mi espalda¡±. Mira al vac¨ªo, delante, la naturaleza y la nada. Titubea un par de veces. Finalmente, salta y chilla con fuerza. Al llegar al suelo, comenta temblorosa: ¡°Es una pasada, pero muy r¨¢pido¡±.
Una actividad sin regulaci¨®n
El puenting no est¨¢ prohibido en Espa?a, pero navega en un marco alegal. Algunas regiones han vetado realizar esta actividad en lugares concretos por problemas de seguridad vial. En determinadas autonom¨ªas, como Catalu?a y Arag¨®n, s¨ª existe regulaci¨®n de turismo activo, en el que se contempla la pr¨¢ctica del puenting. La normativa recoge aspectos como los seguros de responsabilidad civil y de accidentes, la homologaci¨®n del material, titulaciones, protocolo de emergencia e informaci¨®n de precios. En comunidades como Madrid, Pa¨ªs Vasco, Extremadura, Baleares, Ceuta y Melilla no existe nada parecido. En Canarias, el decreto est¨¢ en proceso de informaci¨®n p¨²blica.
La situaci¨®n favorece el intrusismo laboral y la mala praxis, porque no hay unos requisitos concretos. La alarma ha saltado ahora por la muerte de dos mujeres que saltaron en Cabez¨®n de la Sal (Cantabria) y en Lanjar¨®n (Granada). Ambas ten¨ªan el arn¨¦s puesto, pero la cuerda no estaba bloqueada al otro lado del puente.
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