El Supremo niega la readmisi¨®n a un guardia civil condenado por atraco
La Sala de lo Militar justifica la medida por lo reprobable de los delitos y la intensa afectaci¨®n a la imagen del instituto armado
C¨¦sar Contreras, cabo primero de la Guardia Civil, no volver¨¢ a formar parte del cuerpo. El Tribunal Supremo ha confirmado su expulsi¨®n del instituto armado tras ser condenado a siete a?os y medio de prisi¨®n por participar, de uniforme, en dos atracos a domicilios en localidades pr¨®ximas a Zaragoza a mediados de 2012. La Sala de lo Militar considera adecuado apartarlo para siempre del servicio por ¡°la naturaleza especialmente reprobable de los delitos¡± y la ¡°intensa afectaci¨®n¡± al cr¨¦dito y la imagen de la Guardia Civil.
Tras un paso conflictivo por la unidad antidroga, de la que sali¨® en marzo de 2011 por ¡°motivos disciplinarios¡±, el cabo Contreras, residente en Zaragoza, fue destinado en mayo de 2012 a la Comandancia de Cuenca. Sin embargo, no lleg¨® a incorporarse a su destino por una baja m¨¦dica.
El agente atravesaba una fuerte adicci¨®n al alcohol y a las drogas y necesitaba dinero para su dosis. A primera hora del 9 de mayo de 2012, Contreras se present¨®, junto con un compinche, en un domicilio de Alag¨®n, a 23 kil¨®metros de la capital ma?a, y tras mostrar su placa reglamentaria anunci¨® al matrimonio que viv¨ªa all¨ª que iban a hacer un ¡°registro de drogas¡±.
Una vez en la vivienda, y tras esposar a los ocupantes, el guardia civil ¡ªvestido con un chaleco reflectante oficial¡ª y su c¨®mplice se pusieron un pasamonta?as. Los atracadores exigieron a la mujer que les entregara un cord¨®n, una medalla y unos pendientes, todos de oro, que llevaba puestos. Tras registrar toda la casa, se llevaron las alhajas, un m¨®vil y 50 euros en met¨¢lico, y se dieron a la fuga.
Las v¨ªctimas pidieron auxilio a los vecinos y, tras avisar a la Guardia Civil, les quitaron los grilletes. Los investigadores del instituto armado no tardaron en sospechar de su compa?ero Contreras, y obtuvieron del juez una autorizaci¨®n para pincharle el tel¨¦fono. Las escuchas permitieron detectar la preparaci¨®n del segundo atraco.
El 5 de junio de 2012, tambi¨¦n a primera hora, Contreras y otros dos secuaces, uno de ellos el que particip¨® con ¨¦l en el atraco de Alag¨®n, se reunieron en un ¨¢rea de servicio pr¨®xima a Zaragoza con una mujer, la cual les entreg¨® una mochila. Tras hablar unos instantes, los tres hombres en un coche y la mujer en otro se dirigieron a la localidad de Pedrola.
En este pueblo a la orilla de la autopista Logro?o-Zaragoza, los tres hombres, con chalecos verde oliva de la Guardia Civil, repitieron la operaci¨®n. Tras llamar, a cara descubierta, a una vivienda que ten¨ªan vigilada, anunciaron un registro antidroga a los ocupantes: un matrimonio y su hija de 13 a?os. Tras esposar a la pareja, los atracadores atendieron al ruego de los padres de que no ataran a la menor. Hecho esto, se colocaron los pasamonta?as y empezaron a rebuscar por toda la casa.
La hija del matrimonio consigui¨® escapar y pedir ayuda a su t¨ªo y a su primo, que viv¨ªan en la casa de al lado. Para entonces, la familia ya se hab¨ªa percatado de que quien estaba en su domicilio no eran verdaderos guardias. Tras intentar echar la puerta abajo, los familiares que ven¨ªan a rescatar a las v¨ªctimas fueron tirados al suelo y golpeados por los falsos agentes. El forcejeo aceler¨® la acci¨®n: los asaltantes se escaparon a toda prisa llevando consigo grandes cadenas de oro ¡ªuna con un caballo y otra con la efigie de Camar¨®n de la Isla¡ª, sortijas, anillos, relojes, y 3.300 euros en met¨¢lico. La banda del cabo Contreras, vigilada a distancia por la Guardia Civil, fue detenida minutos despu¨¦s.
Tras su condena penal, el Ministerio de Defensa abri¨® al cabo Contreras un expediente disciplinario por falta muy grave y lo expuls¨® de la Guardia Civil. Su abogado pretend¨ªa que se rebajara esta sanci¨®n administrativa y que se considerara como atenuante la adicci¨®n de su cliente al alcohol y a las drogas, en especial a la coca¨ªna. El Supremo entiende que la gravedad de los hechos y las penas de c¨¢rcel que le fueron impuestas a Contreras resultan ¡°incompatibles¡± con su pertenencia al instituto armado.
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