Sinrazones econ¨®micas
Un estudio atento de los datos invita a pensar que la raz¨®n profunda de las aspiraciones catalanas no es financiera, sino un sentimiento de parte de la sociedad
Es descabellado predecir los efectos econ¨®micos de una hipot¨¦tica independencia de Catalu?a, hay demasiadas incertidumbres. Pese a lo cual el nacionalismo asegura que tras la independencia Catalu?a mutar¨¢ en algo parecido al para¨ªso. Dan tres razones.
1.- Primero, dicen, porque los catalanes gozan de cierta superioridad moral en asuntos de gobernanza, corrupci¨®n y justicia con respecto al resto de Espa?a. Por eso, cuando se cree el #noupais, todo funcionar¨¢ perfectamente.
Y, sin embargo, sobran los casos de corrupci¨®n (Pujol, Prenafeta, Liechtenstein-Mas, de la Rosa, Millet, Montull, Torredembarra, Prenafeta, Alavedra, Santa Coloma¡) y fracasos (la l¨ªnea 9 del metro y los t¨²neles del Carmel en Barcelona, Spanair¡) que desaconsejan pensar as¨ª.
Los catalanes son indistinguibles en sus miserias del resto de espa?oles. Si acaso es peor, porque sus ¨¦lites extractivas han encontrado una excusa: la patria.?Fer pais y construir estructuras de Estado, adem¨¢s de ser caro, aleja la atenci¨®n de la actividad p¨²blica de donde deber¨ªa estar (proveer servicios de calidad). Tambi¨¦n es probable que sesgue la adjudicaci¨®n de servicios y empleos, alej¨¢ndola del m¨¦rito y favoreciendo a aquellos que comparten visi¨®n nacional.
Las dos ocasiones en que la Comisi¨®n Europea ha comparado la calidad de Gobierno de las distintas regiones de Europa[1], en 2009 Catalu?a es la peor comunidad aut¨®noma espa?ola y en 2013 est¨¢ por debajo de la media. Catalu?a queda como Portugal, no en la ¨®rbita de Dinamarca. Y peor que Madrid. Mal augurio para #noupais.
2.- La segunda raz¨®n es m¨¢s matem¨¢tica: el ¡°Espa?a nos roba", seg¨²n la cual el catal¨¢n medio hace una transferencia fiscal neta al resto de Espa?a y tras la independencia dejar¨¢ de pagarla.
Hay incluso una interpretaci¨®n literal (¡°?nos discriminan!¡±) que ha hecho un enorme da?o avivando bajas pasiones. Afortunadamente, el trabajo del economista ?ngel de la Fuente [director de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada] ha demostrado que Catalu?a paga, pero no est¨¢ discriminada. Paga por ser relativamente rica, no por ser catalana, y Madrid, que es m¨¢s rica, paga m¨¢s.
En todo caso, el argumento tiene poco que ver con la calidad ¨¦tica de la transferencia. Robo o redistribuci¨®n, es dinero que sale. Si no sale, se lo quedan. Pero f¨ªjese que para concluir con certeza que la independencia producir¨ªa un r¨¦dito deber¨ªamos asegurarnos de que no traer¨ªa problemas adicionales.
Una forma de pensar sobre esto es imaginar que Catalu?a es hoy un pa¨ªs independiente de la UE, y comparar sus variables econ¨®micas con las de pa¨ªses de similar tama?o. Si se toma en cuenta un ¨ªndice de concentraci¨®n del comercio contra el tama?o de la econom¨ªa, se observar¨¢ que Catalu?a concentra su comercio much¨ªsimo m¨¢s que los pa¨ªses europeos. ?Con qui¨¦n? Con el resto de Espa?a, obviamente.
La raz¨®n de la situaci¨®n no es econ¨®mica, sino que un grupo predominante? es proclive a un ethos opuesto a Espa?a
Es el conocido ¡°efecto frontera¡±: las fricciones comerciales dentro de las mismas fronteras pol¨ªticas son enormemente menores que a trav¨¦s de ellas. A un canadiense de Vancouver le es mucho m¨¢s f¨¢cil comerciar con otro de Montreal que con un americano de Seattle, aunque el segundo hable su idioma y viva varios miles de kil¨®metros m¨¢s cerca. Dicho de otro modo, a una empresa de Barcelona le es much¨ªsimo m¨¢s f¨¢cil vender en Zaragoza que en Toulouse.
Tras la independencia es razonable esperar que la Generalitat tuviera graves problemas de liquidez
Si tras la independencia no cambian dr¨¢sticamente los patrones de comercio, #noupais no ser¨ªa un pa¨ªs normal. Ser¨ªa una anomal¨ªa que concentra su comercio masivamente con un pa¨ªs bien peque?ito, Loquequededeespa?a.
Para entender mejor este punto, basta con un sencillo ejercicio[2] que hace de #noupais un pa¨ªs normal. Medimos las fricciones (y la productividad, etc.) de Catalu?a con el resto de Espa?a y el resto del mundo. Tambi¨¦n las de Espa?a con todos los pa¨ªses, y observamos que las fricciones m¨¢s peque?as son con Portugal. Sustituimos entonces las fricciones que Catalu?a tiene con el resto de Espa?a por las que Espa?a tiene con Portugal. Veremos las siguientes consecuencias: el comercio entre Catalu?a y el resto de Espa?a cae masivamente (m¨¢s de un 70%). Esos recursos no desaparecen, sino que se vende m¨¢s al resto del mundo y al mercado interior. Pero, al encarecer el comercio, la nueva frontera hace prohibitivas transacciones mutuamente beneficiosas, y esta p¨¦rdida de afinidades empobrece a todos. De hecho, la ca¨ªda del PIB imputada a Catalu?a es enorme (m¨¢s del 9%) y sustancial para Loquequededeespa?a (2%). La ca¨ªda del PIB de toda Espa?a (Catalu?a incluida) es de m¨¢s del 3%. Este es el coste econ¨®mico de la p¨¦rdida de afinidades que traer¨ªa la separaci¨®n. Si imputamos el ¡°dividendo fiscal¡± que #noupais no pagar¨ªa, la ca¨ªda para Catalu?a es menor, pero sustancial (casi el 4%) y la del resto de Espa?a, m¨¢s del 3%.
Y hay posibles problemas sin incluir. Por ejemplo, en el corto plazo tras una declaraci¨®n unilateral de independencia es razonable esperar que la Generalitat tuviera grav¨ªsimos problemas de liquidez mientras establece un mecanismo impositivo eficiente (algo que ser¨ªa dif¨ªcil de hacer sin la aquiescencia del Estado) y financiase gastos corrientes con alg¨²n tipo de pagar¨¦ de qui¨¦n sabe qu¨¦ valor de mercado. Adem¨¢s, una eventual salida de la UE no parece un asunto balad¨ª.
3.- Pero todo eso no puede pasar, dicen, debido a la ¨²ltima raz¨®n: no le convendr¨ªa a nadie. ?Por qu¨¦ iba Espa?a a poner trabas adicionales a la independencia si crear conflicto revertir¨ªa en problemas para ella misma? ?O la UE a rechazar a Catalu?a como miembro si ser¨ªa un contribuyente neto? Aducen que el ¨²nico equilibrio temporalmente consistente es que al final dejen prosperar al #noupais, porque va en detrimento de todos hacerle la vida imposible. ?No?
No. Porque en juegos din¨¢micos la reputaci¨®n cuenta, y habr¨ªa muchos pa¨ªses interesados en poner ejemplos. Adem¨¢s, la econom¨ªa pol¨ªtica del argumento es infantil: los Gobiernos no toman siempre las decisiones ¨®ptimas. Est¨¢n sesgados por intereses y grupos de presi¨®n, y la distribuci¨®n de poder pol¨ªtico de esos grupos cambiar¨ªa dr¨¢sticamente tras la independencia.
Un ejemplo futbol¨ªstico. La liga sin el Bar?a generar¨ªa mucho menos dinero, pero muchos equipos aspirar¨ªan a obtener el mercado (y t¨ªtulos) de la liga loquequedeespa?ola que hoy tiene el Bar?a. Es razonable imaginarles bloqueando un acuerdo transfronterizo. De hecho, no hay acuerdos transfronterizos en ninguna liga Europea. Nadie lo proh¨ªbe, habr¨ªa una ganancia neta, pero la econom¨ªa pol¨ªtica de la divisi¨®n del pastel lo imposibilita. Veo al Bar?a jugando en Mollerusa.
Da la impresi¨®n de que donde se claman certezas hay poco m¨¢s que propaganda. La raz¨®n profunda de la situaci¨®n no es econ¨®mica, sino que un grupo cultural social y econ¨®micamente predominante (alrededor de la mitad de la poblaci¨®n catalana) es proclive a un ethos nacional que se presenta como distinto y opuesto a Espa?a; con un profundo sentimiento de superioridad cultural frente a ella. Ese ethos nacional ha arraigado y se ha expandido durante d¨¦cadas porque el Estado le ha hecho concesiones continuas (para atraerle al redil de una naci¨®n compartida o explotar ventajas pol¨ªticas cortoplacistas). Y ese ethos nacional ha explotado en un momento en que la crisis acab¨® con la imagen, la capacidad y el prestigio de una idea de Espa?a.
Ojal¨¢ el origen del problema fuera econ¨®mico. ?Ser¨ªa todo mucho m¨¢s sencillo!
Sevi Rodr¨ªguez Mora es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Edimburgo.
[1] ¡°Regional Governance Matters: A Study on Regional Variation in Quality of Government within the EU¡± de Nicholas Charron, Victor Lapuente y Lewis Dijkstra. European Commission Working Papers, WP 01/2012.
[2]Aspectos comerciales y fiscales relevantes para evaluar las consecuencias econ¨®micas de una hipot¨¦tica independencia de Catalu?a¡±. David Comerford, Nicholas Myers y Jos¨¦ V. Rodr¨ªguez Mora. Revista de Econom¨ªa Aplicada, N¨²mero 64 (vol. XXII), 2014, p¨¢gs. 85 a 130
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