Razones del no
Ya hay el autogobierno necesario para garantizar la pervivencia de la identidad catalana
Seg¨²n Artur Mas (La Vanguardia, 6-9-2015), con las elecciones del 27-S ¡°se trata de saber si Catalu?a puede ser un Estado, y el primer paso es saber si tenemos mayor¨ªa para hacerlo¡±. De manera que, ¡°si no hay mayor¨ªa soberanista, este proceso se habr¨¢ acabado¡±. Mas no habr¨¢ tenido mayor¨ªa suficiente si queda por debajo de la mayor¨ªa absoluta en esca?os, o la tiene en esca?os pero no en votos o sale un cuasi empate en votos. En las tres situaciones la respuesta habr¨ªa sido que no: no hay mayor¨ªa como para seguir el proc¨¦s; lo que empujar¨ªa a Mas a dimitir. Solo entonces tendr¨ªan viabilidad las alternativas posibles (Tercera V¨ªa, etc¨¦tera). Y evidenciar esa insuficiencia en las urnas es la prioridad de los partidos opuestos a la secesi¨®n.
?Hay base para pensar que es posible ese resultado? La hay: los cerca de 4 millones de abstencionistas del 9-N. Es probable que muchos de ellos est¨¦n indecisos, pero la insistencia del soberanismo en advertir que la independencia no tendr¨¢ vuelta atr¨¢s supone una invitaci¨®n a que quienes dudan eviten votar a la candidatura que lleva a ese desenlace irreversible.
Adem¨¢s de hacer ver eso a los votantes, los partidos contrarios a la separaci¨®n deber¨¢n exigir a los que la defienden razones claras que justifiquen una ruptura tan traum¨¢tica. Si se trata de un agravio econ¨®mico, habr¨¢ que verificar si su dimensi¨®n es tan enorme que haga inevitable la ruptura; si no existen soluciones menos dram¨¢ticas en relaci¨®n, por ejemplo, a las balanzas fiscales, ahora que sus pretendidas conclusiones est¨¢n siendo cuestionadas por los expertos; y tener en cuenta los agravios y problemas que la salida independentista provocar¨ªa en los dem¨¢s territorios espa?oles y de la UE. Ning¨²n Gobierno podr¨ªa dar el paso que le piden los soberanistas con un apoyo de menos del 10% de la poblaci¨®n espa?ola.
No basta alegar que ¡°Espa?a no nos dej¨® otra alternativa¡± por su negativa a negociar. No es posible negociar bajo amenaza de separaci¨®n. Pero tras el 27 habr¨¢ que hablar. Aunque no tengan la mayor¨ªa que esperan, habr¨¢ muchos votos por la independencia y deber¨¢n ser tenidos en cuenta. Un punto de partida para el di¨¢logo ser¨ªa negociar reformas de la Constituci¨®n en cuyo marco sea posible una autonom¨ªa que responda a nuevas demandas de la poblaci¨®n catalana. En materia de financiaci¨®n y tambi¨¦n en relaci¨®n al reconocimiento de la singularidad catalana; pero sin que de ello se deriven, como advierte el art¨ªculo 139 de la Constituci¨®n, ¡°privilegios econ¨®micos o sociales¡±.
Si el objetivo de todo nacionalismo es alcanzar ¡°el nivel de autogobierno que garantice la pervivencia de una identidad en peligro¡± (E. Gellner), hay que decir que en Catalu?a ese objetivo ya ha sido alcanzado. Y ello hace innecesarias medidas coercitivas que en su d¨ªa se consideraron imprescindibles, como las sanciones por motivos ling¨¹¨ªsticos o el peso excesivo de ese factor en el acceso a empleos p¨²blicos.
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