Groucho & Alice
El misterio del l¨ªder laborista es que no tiene misterio; gusta porque es como es, porque es aut¨¦ntico
Desde la ca¨ªda del muro, la socialdemocracia europea ha estado sujeta a dos paradigmas. El primero es el pragm¨¢tico, lo que aqu¨ª vamos a denominar el tipo ideal de Groucho: "He aqu¨ª mis principios; si no le gustan, tengo otros". O sea, la renuncia de sus convicciones m¨¢s profundas con vistas a alcanzar la victoria electoral. Es la socialdemocracia l¨ªquida, "realista", siempre dispuesta a intercambiar convicciones por tocar poder; o, para ser m¨¢s generosos, por estar en condiciones de llevar a cabo pol¨ªticas de centro-izquierda en la ¨¦poca del neoliberalismo.
El segundo paradigma es el de la socialdemocracia ut¨®pica o s¨®lida, el de la pol¨ªtica de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. Esta ¨²ltima expresi¨®n es de Blair, el mejor representante del giro grouchiano. Que yo sepa, la utiliz¨® por primera vez en un dur¨ªsimo art¨ªculo en The Guardian para descalificar a Corbyn, junto con la imputaci¨®n de que el actual l¨ªder del laborismo brit¨¢nico era puro old labour; o sea, "inelegible". Curiosa afirmaci¨®n, porque el pobre Jeremy se comi¨® a todos los dem¨¢s contrincantes y, literalmente, encandil¨® a sus bases, y en pocas semanas se ha convertido en una de las m¨¢s rutilantes estrellas del firmamento pol¨ªtico europeo.
La pregunta de investigaci¨®n a la que hay que ofrecer respuesta es, por tanto, ?c¨®mo es posible que un "inelegible" sea elegido? O, si se quiere, ?por qu¨¦ deslumbra Corbyn? Porque, bien mirado, es un viejete gru?¨®n de una izquierda ochentera m¨¢s pasada que La Chelito. No tiene carisma, apenas sonr¨ªe, y ni siquiera canta el himno brit¨¢nico en p¨²blico. Adem¨¢s, no fustiga al neoliberalismo desde un pa¨ªs perif¨¦rico, algo que, bien mirado, no tiene demasiado m¨¦rito; lo critica desde dentro del pa¨ªs que aloja a la City, el n¨²cleo del poder financiero global.
En otras palabras, aqu¨ª hay gato encerrado. Desencriptar el misterio Corbyn es ya una tarea que nos incumbe a todos y a la que yo no me puedo sustraer. Aplicando la navaja de Ockham, que sostiene que la teor¨ªa m¨¢s simple es la que tiene m¨¢s probabilidades de ser la correcta, est¨¢ claro que el misterio de Corbyn es que no tiene misterio; gusta porque es como es, porque es aut¨¦ntico.
Despu¨¦s de tanta pol¨ªtica en la que prevalece la arrogancia tecnocr¨¢tica y la gran coalici¨®n de facto entre los "elegibles", reconforta ver a alguien que se ancla en sus principios y que desprecia la construcci¨®n artificiosa de la imagen. El apoyo a Corbyn viene de quienes piensan que la democracia carece de sentido sin aut¨¦nticas alternativas. Y a estos efectos su programa es secundario. Lo importante es poder creer que alguna vez ser¨¢ posible liberarnos de la hipocres¨ªa y de esa obsesiva afirmaci¨®n de lo existente como lo ¨²nico posible. El enigma que hemos de desentra?ar no es Corbyn, que es transparente, son los otros, es la pol¨ªtica en la que ya no confiamos. Tanto Groucho ha acabado por hacer mucho m¨¢s atractiva a Alicia.
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