Solo cuatro comunidades permiten usar desfibriladores a los no expertos
Los cardi¨®logos afirman que los aparatos deben estar a disposici¨®n de cualquiera en una urgencia
Usted est¨¢ en la cola del cine, y el se?or de delante se desvanece llev¨¢ndose la mano al pecho. ?Un infarto? En una hornacina, el establecimiento tiene un desfibrilador. Usted lo coge y lo aplica. El hombre supera el infarto. Y usted puede ser sancionado. Salvo que sea un sanitario o demuestre que ha seguido una formaci¨®n espec¨ªfica. El uso de estos aparatos est¨¢ restringido a expertos en todas las comunidades menos Pa¨ªs Vasco, Andaluc¨ªa, Catalu?a y, a partir de octubre, Canarias. En Madrid no se sabe: desde 2009 cuando se emiti¨® la legislaci¨®n estatal, la comunidad no ha regulado el uso de estos aparatos.
El vicesecretario de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa y presidente del Consejo Espa?ol de Resucitaci¨®n Cardiopulmonar, Ignacio Fern¨¢ndez Lozano, usa la palabra despenalizar para referirse a esta situaci¨®n. No lo entiende. "Son aparatos muy seguros donde una voz gu¨ªa los pasos. Hasta un ni?o de siete a?os sabr¨ªa usarlos", dice.
La utilidad de estos aparatos es clara. "La probabilidad de sobrevivir a una parada cardiaca en la calle en Espa?a es del 5%. Como cada a?o se producen unas 30.000, eso quiere decir que se salvan 1.500", dice Fern¨¢ndez Lozano. En otros lugares, donde los desfibriladores en lugares p¨²blicos son m¨¢s abundantes y m¨¢s accesibles, el porcentaje es muy superior. "El 30% en ?msterdam, y el 60% en los colegios mayores de EE UU, donde todos, alumnos y profesores, han sido entrenados", afirma el cardi¨®logo.
La formaci¨®n es el punto clave. En el real decreto 365/2009, el Gobierno establec¨ªa que las comunidades dispondr¨ªan que los desfibriladores podr¨ªan usarlos "todas aquellas personas que est¨¦n en posesi¨®n de los conocimientos m¨ªnimos y b¨¢sicos necesarios para ello". Y as¨ª lo hicieron todas las comunidades (menos Madrid, que no ha hecho nada al respecto). Pero, con posterioridad, unas cuantas lo han modificado.?
Andaluc¨ªa admite que lo use cualquiera si no hay un responsable, siempre que se avise a urgencias. La raz¨®n es de peso ¡ªy aplicable a todas las comunidades¡ª. "La aplicaci¨®n de la reanimaci¨®n cardiopulmonar (RCP) y desfibrilaci¨®n en los primeros 3-5 minutos tras una PCR puede producir tasas de supervivencia del 49-75%. Cada minuto de retraso en la desfibrilaci¨®n, se reduce la probabilidad de supervivencia hasta en un 10-12%,", afirma. No tiene sentido esperar a que llegue un experto.
Catalu?a va en la misma l¨ªnea. Si hay un especialista, que lo use ¨¦l, pero, si no, "cualquier persona puede aplicar la desfibrilaci¨®n con finalidades terap¨¦uticas". El Pa¨ªs Vasco afirma que "podr¨¢n ser utilizados por personal no sanitario" en contacto con urgencias. Canarias ha sido la ¨²ltima en decidir que hay que "facilitar el acceso p¨²blico a la desfibrilaci¨®n como medio para aumentar la supervivencia de la parada card¨ªaca".
En Espa?a hay 1,7 desfibriladores por cada 100.000 habitantes;
Para Fern¨¢ndez Lozano, este es el camino. Con la regulaci¨®n existente "se quisieron poner estupendos y han querido legislar para un mundo ideal que no funciona", afirma. "El real decreto de 2009 es un error".
El m¨¦dico diferencia entre lugares cerrados que obligatoriamente tengan desfibriladores (un centro comercial, un estadio), y que deber¨ªan contar con personal especializado en su uso, y otros que pueden estar en estaciones de metro, de autob¨²s o en un comercio por iniciativa de su due?o, que cualquiera los deber¨ªa poder usar. Claro que el acceso no es el ¨²nico requisito. Hace falta tambi¨¦n tener un registro de los dispositivos disponibles, y unificar los criterios para que sean obligatorios. Seg¨²n sus datos, en Jap¨®n hay 47 de estos aparatos por cada 100.000 habitantes; en Francia, 15,7; en Dinamarca, 9,26; en Alemania, 8,54, y, en Espa?a, 1,7.
Fern¨¢ndez Lozano insiste en que su utilizaci¨®n es muy sencilla (el aparato est¨¢ndar tiene una locuci¨®n que gu¨ªa los pasos de quien lo usa, empezando por detectar si lo que ha sufrido el posible afectado es un infarto o no). Y la tecnolog¨ªa hace que se vaya m¨¢s lejos a¨²n. B-safe, por ejemplo, ha patentado un aparato que, adem¨¢s de la grabaci¨®n, incorpora un sistema de revisi¨®n continua para detectar, por ejemplo, si el aparato est¨¢ sin bater¨ªa o con los electrodos caducados. Tambi¨¦n tiene un localizador para saber seguro d¨®nde est¨¢. Y se conecta autom¨¢ticamente con una centralita, operada por una compa?¨ªa de seguros, donde un especialista puede orientar al usuario, aparte de que se encarga de aspectos como comunicar en el acto que hay un incidente, indica el director de la empresa, Nu?o Azcona.
En cualquier caso, mientras la legislaci¨®n se adapta a lo que opinan los especialistas, si alguien se desvanece delante de usted en la cola del cine no lo dude: use el desfibrilador. "Nunca dejar¨ªamos que condenaran a alguien por eso. Nos echar¨ªamos encima", zanja Fern¨¢ndez Lozano.
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