La Jonquera, territorio independiente
Convertido en una peque?a Andorra gracias a sus precios y cercan¨ªa con Francia, el pueblo no teme una posible salida de la UE ni formar parte de un nuevo estado
El viernes a las 12.00 crece la cola en la puerta del buffet libre del Gran Jonquera. Antes de entrar, pasan por caja jubilados, algunas parejas de mediana edad y grupos que han llegado en autocar desde Perpi?¨¢n. Los 16 euros dan acceso a un sal¨®n para 800 personas que cada d¨ªa da de comer a unas 1.300. Es el m¨¢s grande de Europa: 200 platos distintos reci¨¦n cocinados para elegir, decenas de bebidas distintas y tantas cremas catalanas que no caben en una sola de las barras. Esta cola, formada ¨ªntegramente por franceses, explica el desarrollo experimentado por un pueblo de 3.115 habitantes que en el ¨²ltimo siglo ha ligado su suerte a la de la frontera con Francia y a ex¨®ticas palabras como "Schengen". Sin embargo, en pleno debate sobre un nuevo estado catal¨¢n y la posible salida de la UE, a nadie parece preocuparle un cambio. El lugar de privilegio que ocupan, dicen, no se lo quitar¨¢ ning¨²n proceso.
La Jonquera forma parte de la red de 753 municipios catalanes adheridos al proceso de independencia. Pero no es uno m¨¢s. Es la principal puerta de entrada de mercanc¨ªas por tierra a Espa?a y un important¨ªsimo motor econ¨®mico surgido hace algunos a?os. Unos 8.000 camiones paran a repostar a diario en alguna de las 15 gasolineras, que despachan unos 200 millones de combustible al a?o. Cada semana miles de franceses cruzan para comprar licor, tabaco, ropa, embutidos y perfumes atra¨ªdos por los precios, hasta un 20% m¨¢s bajos que en su pa¨ªs. La Jonquera, en suma, es un enorme generador de impuestos especiales. Y su alcaldesa, Sonia Mart¨ªnez, considera que no reciben un trato acorde con lo que aportan. ¡°No vemos reflejados los impuestos que se crean. Pese al volumen comercial de La Jonquera, la Nacional II tiene unas rotondas desastrosas, sin iluminaci¨®n, con unas salidas en la autopista que tampoco son buenas. La verdad, creemos que con una hacienda propia nos ver¨ªamos beneficiados¡±, se?ala Mart¨ªnez.
Unos 8.000 camiones paran a diario en La Jonquera. A final de a?o se despachan m¨¢s 200 millones de litros de combustible
La expansi¨®n en los ¨²ltimos 10 a?os ha sido desorbitada y el pueblo se ha convertido en algo as¨ª como una peque?a Andorra en un lugar todav¨ªa m¨¢s privilegiado que el pa¨ªs pirenaico. Con las evidentes ventajas econ¨®micas y laborales, pero con evidentes consecuencias colaterales derivadas de ese r¨¢pido crecimiento, como la destrucci¨®n del peque?o comercio o el aumento de la delincuencia y la prostituci¨®n (incluido uno de los mayores prost¨ªbulos de Europa y decenas de mujeres ofreci¨¦ndose en la calle). Un negocio, se?alan en el pueblo, igualmente orientado al p¨²blico franc¨¦s, que cruza al atardecer atra¨ªdo por alguna de las luces de ne¨®n rosa de la carretera. Pero, ?y si tuvieran que cruzar una frontera? ?Seguir¨ªan bajando? Jos¨¦ Moreno, propietario del Paradise, prefiere ni pensarlo. Ya tiene demasiados problemas, asegura. Dos clientes consultados sostienen que seguir¨¢n bajando: los precios son demasiado buenos.
El 1 de enero de 1993, con la entrada en vigor de la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas con el resto de pa¨ªses de la UE, unos 800 trabajadores de la aduana en La Jonquera pasaron de tener cuatro pagas dobles al a?o a cobrar el paro. Algunos terminaron trabajando en las vi?as, en la construcci¨®n o en restaurantes. Otros, como Joan Bud¨®, que hab¨ªa pasado 40 a?os en una de esas agencias, se prejubilaron. ¡°Lo sab¨ªamos desde hac¨ªa 3 a?os, pero hab¨ªa gente que no se lo cre¨ªa y tuvo que afrontarlo el ¨²ltimo d¨ªa. Nos dieron una condiciones mucho peores que a los franceses. As¨ª que pasamos unos d¨ªas a adoquinazos con la polic¨ªa¡±, recuerda Bud¨®, convertido ahora en una suerte de cronista de este pueblo, lugar de tr¨¢nsito desde la ¨¦poca de los romanos, recuerda.
En ese momento, algunos empresarios, como Antonio Escudero -que lleg¨® a La Jonquera de Albacete en los a?os 70 a buscarse la vida como camarero y tambi¨¦n trabaj¨® por la aduana-, se fijaron en los campos que hab¨ªa a la entrada del pueblo, justo en el lado opuesto de donde tradicionalmente se hab¨ªa establecido en el comercio de frontera. Compr¨® aquel espacio y construy¨® un gigantesco outlet de 12.000 metros cuadrados donde, entre otras cosas, instal¨® el famoso buffet libre en el que ya no cabe un alfiler. Se inaugur¨® en 2013 y ya recibe 7 millones de visitas al a?o. Hoy, el grupo que dirige tiene adem¨¢s 3 supermercados, un hotel, un pol¨ªgono de 23 hect¨¢reas... Como la mayor¨ªa de empresarios en Catalu?a, esquiva hasta donde puede el tema de la independencia, pero no se le ve preocupado. ¡°Pase lo que pase, mande qui¨¦n mande, esto seguir¨¢ siendo una isla y nosotros continuaremos viviendo de los franceses. Y eso no lo va a cambiar la independencia. A lo mejor pedimos nosotros tambi¨¦n la autonom¨ªa¡¡±, bromea en una sala VIP de su centro comercial.
El municipio, adherido a la red de pueblos independentistas, no se siente retributivamente bien tratado
Hasta el a?o 1964, la carretera nacional pasaba por la calle principal del pueblo y los camiones la atravesaban en caravana para hacer su papeleo. Hoy apenas quedan comercios, pero entonces los bajos de las casas eran tiendas de recuerdos que poco a poco fueron ampliando el negocio. El Port¨²s, la parte del pueblo que se met¨ªa en el interior de Francia, empez¨® tambi¨¦n a explotar la oportunidad.
Ah¨ª se fund¨® en 1948 Casa Raurich, un establecimiento de comestibles que siete d¨¦cadas despu¨¦s ha crecido hasta convertirse en el grupo Tramuntana, con varios supermercados, 8 perfumer¨ªas, tiendas de moda y otros tantos negocios de restauraci¨®n. Xim Raurich, consejero delegado de esta empresa, conoce perfectamente de qu¨¦ est¨¢n hechos los negocios en una frontera. ¡°Hay muchos territorios as¨ª en Europa y todos tienen din¨¢micas muy especiales. Formes o no parte de la UE, como puede pasar entre Suiza y Francia, las fronteras funcionan a pleno rendimiento. Es muy sencillo: aqu¨ª no vienen porque seamos muy guapos o seamos Espa?a o Catalu?a. Vienen por la oferta comercial y la competitividad¡±. Y por la crema catalana.
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